Lectio Divina viernes 29 de octubre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Filp 1,1-11; Salmo 110; Lucas14, 1-6
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
• Lucas 14,1: “Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando.”. Esta información inicial sobre el convite en casa de un fariseos le sirve a Lucas para contar diversos episodios que hablan de convites: curación del hombre enfermo (Lc 14,2-6), escogida de los lugares para comer (Lc 14,7-11), escogida de los convidados (Lc 14,12-14), convidados que no aceptan la invitación (Lc 14,15-24). Muchas veces Jesús es convidado por los fariseos para participar en comidas. En la invitación tiene que haber habido una cierta curiosidad y un poco de malicia. Quieren observar a Jesús de cerca para ver si él observa en todo las prescripciones de la ley.
• Lucas 14,2:. “Había allí, delante de él, un hombre hidrópico”. No se dice cómo un hidrópico puede entrar en casa del jefe de los fariseos. Pero si él está delante de Jesús es porque quiere ser curado. Los fariseos observan a Jesús. es un día de sábado, y en un día de sábado, está prohibido curar. ¿Qué hacer? ¿Se puede o no?
• Lucas 14,3: “Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?" Con su pregunta Jesús explicita el problema que estaba en el aire: ¿se puede o no curar en un día de sábado? La ley permite esto ¿sí o no? En el evangelio de Marcos, la pregunta es más provocadora: “¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?” (Mc 3,4).
• Lucas 14,4-6: Los fariseos no respondieron y quedaron en silencio. Ante el silencio de aquel que ni aprueba ni desaprueba, Jesús le toma, le cura y le despide. En seguida, para responder a una posible crítica, explicita el motivo que le lleva a curar: " Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?” Con esta pregunta, Jesús muestra la incoherencia de los doctores y de los fariseos. Si uno de ellos, en día de sábado, encuentra que no hay ningún problema en socorrer a un hijo o hasta un animal, Jesús también tiene el derecho de ayudar y curar a un hidrópico. La pregunta de Jesús evoca el salmo, en el que se dice que Dios mismo socorre a hombres y animales (Sal 36,8). Los fariseos “no pudieron replicar a esto”. Pues ante la evidencia no hay argumento que pueda negarla.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Jesús pone a la persona humana por encima de las leyes absurdas de aquel entonces. Pareciera ser que durante toda la semana no hace cosa alguna y reserva sus actuaciones de liberación especialmente, para los días sábados en los que todo estaba prohibido. Cura, perdona y libera a quienes se encuentra en su camino y como conoce la dureza del corazón de sus perseguidores, les cuestiona sobre sus propios intereses si les afecta en un día sábado, para que comprendan que el proyecto de Dios está por encima de ellos y de sus mezquindades.
Cuánto no tendría Jesús que preguntarnos hoy, si echando un vistazo por la tierra y encontrándose con tantos cuadros de miseria humana, sabiendo que su Padre, quien todo lo hizo perfecto, dio a la humanidad lo suficiente para que todos viviéramos con dignidad, supliendo nuestras necesidades ahora y para el futuro; ve con tristeza que unos acaparan todo y la gran e inmensa mayoría se mueren de hambre o apenas tienen con qué sobre vivir.
Que la desmedida ambición y endiosamiento del ser humano le ha llevado a concebir la posibilidad de crear vida humana según su voluntad, desechando la vida de todos los que no sean perfectos a sus ojos. Tanta tecnología, ¿hacia adónde nos conducirá? El ser humano como máquina es reemplazado, descartado porque la eficiencia que exige cada vez, mayor técnica y eficacia, mayores ventas a menores salarios, limitando la posibilidad de la vivencia humana.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
La interrogación provocadora de Jesús (“¿Es lícito curar en sábado?”) es la pregunta que se vienen haciendo de continuo los fariseos de todos los tiempos para no dar pie con bolas. Es la pregunta que tantos hombres se formulan, en diversas versiones, para continuar cruzados de brazos. Mientras, los pobres, los enfermos, los pecadores..., miran con ojos angustiados en espera de la solución a sus problemas.
No lancemos preguntas al aire. No planteemos cuestiones bizantinas. No hagamos elucubraciones mentales, sea sábado, sea domingo o sea lunes. ¡Pongámonos manos a la obra!
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, ayúdanos a ser fieles, incluso en las cosas pequeñas, pero sin ningún formalismo, sin meticulosidad. Señor, ayúdanos a permanecer abiertos, a no estar demasiado seguros de nuestras opiniones, a no quedarnos inmovilizados en nuestras opciones precedentes. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: A veces nos gusta mucho sacar a relucir leyes y preceptos para esquivar lo que nos corresponde hacer en un momento preciso. Más nos vale que nos pongamos en sintonía con Jesús no sea que nos pase como a los fariseos que se quedaron callados y sin repuesta. “Abre nuestros ojos”
Señor, has venido a traer una buena noticia a pobres, marginados y vencidos. Has puesto sus gritos en tu boca, asumes sus reivindicaciones hasta sufrirlas en tu carne, y vienes a hacerlas fructificar, y llenarlas de amor, más allá de sus utopías y de toda esperanza.
Abre nuestros ojos a los que sufren cada día la estafa, los golpes y las injusticias del reino del dinero y de la guerra, y de los poderes que les sirven en lugar de servir a las personas. Empapa nuestros corazones de justa cólera. Haznos lúcidos y responsables. Quítanos tanta prudencia y miedo. Danos fuerza y osadía.
Purifica y sostén nuestros compromisos en las acciones sociales y políticas, para que la dignidad y la fraternidad no sean palabras engañosas y vacías para pobres, marginados y vencidos.
Pon en todas nuestras opciones y luchas generosidad, amor y esperanza. Que nuestro testimonio siga siendo buena noticia, la tuya, para quienes Tú más quieres, tus hijos pobres, marginados y vencidos.
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