Lectio Divina viernes 15 de octubre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Efesios 1,11-14; Salmo 32; Lucas 12, 1-7
Miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: -«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digan de noche se repetirá a pleno día, y lo que digan al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A ustedes les digo, amigos míos: no tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Les voy a decir a quién tienen que temer: teman al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tienen que temer, se los digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo: no hay comparación entre ustedes y los gorriones.»
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
• Lucas 12,1ª: “En esto, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse unos a otros…”. Esta frase deja entrever la enorme popularidad de Jesús y el deseo de la gente de encontrarse con él.
• Lucas 12,1b: “Se puso a decir primeramente a sus discípulos: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”. Aquí, en este texto, Lucas identifica la levadura de los fariseos con la hipocresía. La hipocresía es una actitud que invierte los valores. Esconde la verdad.
• Lucas 12,2-3: “Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse. Porque cuanto dijisteis en la oscuridad será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas será proclamado desde los terrados”. En vez de la hipocresía de los fariseos que esconde la verdad, los discípulos deben tener sinceridad. No deben tener miedo a la verdad. Jesús los invita a compartir con los otros las enseñanzas que aprendieron de él.
• Lucas 12,4-5: “No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése”. Aquí Jesús se dirige a sus amigos, a los discípulos y a las discípulas. Ellos no deben tener miedo de aquellos que matan el cuerpo, que torturan, que machacan y hacen sufrir. Los torturadores pueden matar el cuerpo, pero no consiguen matar en ellos la libertad y el espíritu. Deben tener miedo, esto es, de que el miedo al sufrimiento los lleve a esconder o a negar la verdad y, así, les haga ofender a Dios. Pues quien se aleja de Dios se pierde por siempre.
• Lucas 12,6-7: “¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos” Los discípulos no deben tener miedo a nada, pues ellos están en las manos de Dios.
• Lucas 12,6-7: “¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos” Los discípulos no deben tener miedo a nada, pues ellos están en las manos de Dios.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Ante Jesús, y ya a estas alturas de su camino de formación, cada discípulo debe abrir de par en par las puertas de su corazón.
La frase inicial, “guárdense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”, lleva a cada discípulo a dirigir su atención hacia su propia vida, porque una de las mayores tentaciones es pensar que los “hipócritas” son siempre los demás. La hipocresía (término griego que significa “comediante”, en sentido peyorativo) consiste en poner cara de santo sin serlo realmente, hacer las veces de quien está convertido pero está lejos de ello. Pues bien, hay que ejercer una seria vigilancia sobre la propia vida para que esto no se convierta en un principio de acción.
La imagen de la “levadura” evoca la manera de “trabajar” la vida espiritual, es el conjunto de los esfuerzos con los que se le da consistencia a una vida según Dios. De ahí que el ideal es el de la mujer panadera que prepara un excelente pan fermentándolo íntegramente con la levadura del Reino.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Nada hay encubierto que no deba descubrirse, ni nada escondido que no deba saberse, porque lo que dijisteis de noche se escuchará en pleno día, y lo que dijisteis al oído en un rincón de la casa, se pregonará desde las azoteas.
• Lo escondido será revelado. ¿Hay en mí algo que temo sea revelado un día?
• La contemplación de los pajarillos y de las cosas de la naturaleza lleva Jesús a actitudes nuevas y sorprendentes que revelan la bondad gratuita de Dios. ¿Tengo costumbre de contemplar la naturaleza?
• La contemplación de los pajarillos y de las cosas de la naturaleza lleva Jesús a actitudes nuevas y sorprendentes que revelan la bondad gratuita de Dios. ¿Tengo costumbre de contemplar la naturaleza?
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Gracias Padre porque te ocupas de las más pequeñas de tus criaturas. Tú contemplas los pajaritos. Te interesas por todo lo que no tiene la menor apariencia de grandeza. Todo lo llevas en tu corazón. ¡Mayormente a los seres humanos! Señor, yo creo que estoy "ante tu mirada". Con este convencimiento, ¿cómo puedo tener miedo? Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Difícil este estilo de vida… pero seguro… Por eso le pedimos hoy, quiero ser: “Como tú, Jesús”
Señor:
Quiero salir de la vulgaridad romper las cadenas del miedo, el anonimato de la masa y el hastío de los indecisos; dar un paso adelante, mantener la dignidad y abrir caminos de esperanza, como Tú.
Ir contigo dondequiera que vayas: repechos y cumbres, tormentas y bonanzas, desiertos y bosques, centros y periferias, fiestas y vigilias: los pies desnudos y el corazón en llamas, como Tú.
Quiero mantenerme firme frente a la soberbia que nos engríe, frente a la avaricia que nos deshumaniza, frente a la lujuria que mancha el corazón, frente a la ira que nos envenena, frente a la “buena vida” que nos acomoda, frente a le envidia que nos empequeñece, frente a la desgana que nos debilita.
No caer en la tentación; los ojos abiertos y la voluntad en el Padre, como Tú. Sentir, como Tú. Sufrir, como Tú. Vivir, como Tú.
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