jueves, 28 de octubre de 2010

Lectio Divina. Jueves 28 de octubre.

Lectio Divina jueves 28 de octubre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Efesios 2,19-22; Salmo 18; Lucas 6, 12-19



Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.


2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
• Lucas 6,12-13. Antes de proceder a la elección de los doce apóstoles, Jesús pasó una noche entera en oración. Rezó para saber a quién escoger y escogió a los Doce, cuyos nombres están en los evangelios y que recibirán el nombre de apóstol. Apóstol significa enviado, misionero.

• Lucas 6,14-16: Gran parte de estos nombres vienen del AT. Por ejemplo, Simeón es el nombre de uno de los hijos del patriarca Jacob (Gén 29,33). Santiago es el mismo nombre que Jacob (Gén 25,26). Judas es el nombre de otro hijo de Jacob (Gén 35,23). Mateo también tenía el nombre de Levi (Mc 2,14), que fue otro hijo de Jacob (Gén 35,23). De los doce apóstoles, siete tienen el nombre que vienen del tiempo de los patriarcas: dos veces Simón, dos veces Santiago, dos veces Judas, y una vez ¡Levi! Esto revela la sabiduría y la pedagogía del pueblo.

• Estas doce personas, llamadas por Jesús para formar la primera comunidad, no eran santas. Eran personas comunes, como todos nosotros. Tenías sus virtudes y sus defectos.
- Pedro era una persona generosa e entusiasta, pero a la hora del peligro y de la decisión, su corazón sigue encogido y se vuelve atrás.
- Santiago y Juan estaban dispuestos a sufrir con Jesús y por Jesús, pero eran muy violentos. Jesús los llama “hijos del trueno”.
- Juan parecía tener ciertos celos. Quería Jesús sólo para su grupo.
- Felipe tenía una forma de ser acogedora. Sabía poner a los demás en contacto con Jesús, pero no era muy práctico en resolver los problemas. A veces era medio ingenuo.
- Andrés, hermano de Pedro y amigo de Felipe, era más práctico.
- Bartolomé parece haber sido el mismo que Natanael. Este era del barrio, y no podía admitir que nada bueno pudiera venir de Nazaret.
- Tomás fue capaz de sustentar su opinión, una semana entera, contra el testimonio de todos los demás. Pero cuando vio que estaba equivocado, no tuvo miedo en reconocer su error. Era generoso, dispuesto a morir con Jesús.
- Mateo o Levi era publicano, cobrador de impuestos.
- Simón, parece haber sido del movimiento que se oponía radicalmente al sistema que el imperio romano imponía al pueblo judío. Por eso tenía el apellido de Zelota
. El grupo de los Zelotas llegó a provocar una rebelión armada contra los romanos.
- Judas era lo que se ocupaba del dinero del grupo. Llegó a traicionar a Jesús.
- Santiago de Alfeo y Judas Tadeo, de estos dos los evangelios sólo informan del nombre.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
La liturgia nos trae hoy la memoria de los apóstoles Simón y Judas (ver sus vidas). En la lista de los apóstoles elegidos por Cristo, no había grandes teólogos, ni expertos en lenguas, ni sabios según el criterio humano. Era una lista de gente más bien limitada, que debe ir aprendiendo poco a poco lo que supone ser seguidor de Jesús de Nazaret. Y, sobre todo, es una lista orada, meditada en el silencio. Cada vez que Jesús debía tomar una decisión importante, se retiraba a orar.

Primera lección de hoy. ¿Qué peso tiene en nuestras decisiones –personales, familiares, comunitarias- la oración? ¿Le dejas a Él aconsejarte? ¿O nos fiamos más del horóscopo, de los programas de televisión, o de lo que hacen todos?

Segunda lección de hoy. Sean muchos o pocos los que se salven –de Dios depende- tenemos todos la obligación de aportar nuestro grano de arena en la tarea de la evangelización. Desde nuestro lugar, de hijo, de padre, de esposo, de esposa, de empresario, de estudiante, de monja, de cura... Todos tenemos un entorno en el que nos movemos. Todos podemos ser evangelizadores.

Es algo que recibimos con el Bautismo, la tarea de seguir propagando la fe. Jesús ya te ha elegido. Ha añadido tu nombre a esa lista de apóstoles. ¿Qué le vas a decir? 

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Que los elegidos fueran unos u otros es secundario. Lo importante era que los ‘llamados’ asumieran la realidad de ser piedras sillares del edificio nuevo, como lo fueron Simón y Judas, personajes  de relieve ante Dios, pero escondidos para la bulliciosa historia de la humanidad, como lo son hoy, en su mayoría, los ‘misioneros’ en África, Brasil o la India, que sirven desde el silencio y la entrega testimonial. Nosotros, amigos en Cristo, que también somos llamados hoy a la vida entregada por el Reino, ¿valoramos nuestra propia condición de elegidos para ser confidentes y pregoneros de la vida en Cristo?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, Dios nuestro, tú nos llevaste al conocimiento de la Verdad salvífica por medio de los apóstoles y misioneros; concédenos que también en el siglo XXI de nuestra historia surjan pregoneros de la Buena Noticia y que el espíritu de Cristo arraigue más profundamente en los corazones de científicos, maestros, formadores, políticos, religiosos, para que todos sean colaboradores tuyos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:
Muchos pensamos que no hemos sido elegidos para nada, que no somos tan importantes en este mundo y que el mismo puede seguir su curso sin nuestra influencia; otros pensamos que somos lo máximo y que el mundo sin nosotros se estancaría; otros, lástima, no sabemos siquiera que tenemos una misión única, que somos irrepetibles y que el universo quedaría incompleto sin nuestra intervención… Hagamos pues un: “Reconocimiento”

Siento, Señor, que estoy donde Tú quieres que esté; que nací para estar donde ahora estoy,  que vine al mundo para hacer lo que hago…

De no ser así, Tú me hubieras hecho diferente: más sabio o más pobre, más hábil o más torpe, más tierno o más firme, más fuerte o más débil…

Tú, que has abierto el cielo para siempre, que me has dado vida y nombre, que te has mojado para mojarme, que me has perfumado con tu Espíritu, que me susurras tus quereres, que me llamas “hijo, hija” sin avergonzarte, que me bautizaste para comprometerte y que te alegras de que esté donde Tú me soñaste, apacigua mi espíritu cuando a veces se me ocurre, al pesar mi vida –lo que hago, mis vanidades-,  que podría haber hecho algo más grande.


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