viernes, 8 de octubre de 2010

Lectio Divina. Viernes 8 de Octubre.

Lectio Divina viernes 08 de octubre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Gálatas 3, 7-14; Salmo 110;  Lucas 11, 15-26



Pero algunos de ellos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios.» Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?... porque dicen que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan los hijos de ustedes? Por eso, ellos serán sus jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos.» «El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: "Me volveré a mi casa, de donde salí." Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio.»

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
• El evangelio de hoy nos presenta una larga discusión entorno a la expulsión de un demonio mudo que Jesús acababa de realizar ante la gente.
• Lucas 11,14-16: Jesús estaba expulsando demonios. Ante este hecho bien visible, realizado ante todos, hubo tres reacciones, diferentes. La gente quedó admirada, aplaudió. Otros dijeron: "Por Beelzebul, príncipe de los demonios, expulsa los demonios.” • Lucas 11,17-19: Jesús usa dos argumentos para rebatir la acusación de estar expulsando demonios en nombre de Beelzebul. En primer lugar, si el demonio expulsa su propio demonio, se divide a sí mismo y no sobrevive. En segundo lugar, Jesús les devuelve el argumento: “Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos?” Dicho con otras palabras, ellos también estarán haciendo las expulsiones en nombre de Beelzebul.
• Lucas 11,20-23: Aquí Jesús llega al punto central de su argumentación: “Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos.” En la opinión de la gente de aquel tiempo, Satanás dominaba el mundo mediante demonios (daimônia). El era el hombre fuerte y bien armado que guardaba su casa. La gran novedad era que Jesús conseguía expulsar los demonios. Señal de que él era el hombre más fuerte que llegó.
• Lucas 11,24-26: En la época de Jesús, en los años 80, ante las persecuciones, muchos cristianos se volvieron atrás y abandonaron las comunidades. Volvieron a la forma de vivir de antes. Lucas, para avisar a ellos y a nosotros, guardó estas palabras de Jesús sobre el final que es peor que el principio.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
De Jesús dice el evangelio que "pasó haciendo el bien". Esto se ha dicho en la historia humana de muy pocos seres humanos. Sin embargo Jesús enfrentó en su momento férreas oposiciones. Muchos se consideraban propietarios de las buenas obras, del poder divino, y demonizaban a aquellas personas que no actuaban según sus parámetros. Jesús tuvo que enfrentar a todos aquellos que se creían propietarios del bien y la verdad. Ellos acaparaban para sí todo el buen nombre, el prestigio y la admiración. Ése era su objetivo al dar limosnas o al ofrecer consejos. Cuando se presenta Jesús que da generosamente y no espera nada a cambio, ellos lo tildan de "demonio", de hombre descreído. Actuaban así, porque era una manera fácil de desprestigiar y eliminar al oponente. Sin embargo Jesús los enfrenta con la verdad: sólo se puede hacer el bien en nombre del Dios de la Vida.

En la actualidad sigue siendo corriente la práctica de demonizar al oponente, de desprestigiarlo para aumentar el brillo propio. Pues, actuar a favor de los demás sin buscar el buen nombre y el prestigio es una cosa que no llama la atención de nadie. El evangelio nos invita hoy a hacernos del lado de Jesús, del lado del bien y la verdad. No para adquirir ganancias personales, sino para ser las manos de Dios que actúan eficazmente en el mundo. Por esto, el mundo de hoy exige que luchemos contra el mal con las armas de la verdad y la justicia. No podemos combatir el mal con sus propias armas: la violencia sólo genera violencia y la manipulación ideológica sólo genera opresión y desequilibrio mental.

Necesitamos combatir el mal pero como lo hizo Jesús: con la bondad y generosidad de un Dios que defiende incondicionalmente la vida de las personas.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Algunos de los asistentes dijeron: "Echa los demonios con poder de Belzebú, el jefe de los demonios…"
Una de las mayores indigencias es ser incomprendido, despreciado; es ver deformados sus propósitos, sus propias intenciones. Jesús conoció esa clase de indigencia. ¡Se le acusó de ser un destructor del Reino de Dios! Se le acusó de estar del lado de Satán. La acusación era dura y despreciativa: Belzebú significa ¡"Baal del estercolero... Señor de las moscas"! Esto es lo que se decía de Jesús en su lengua, el arameo. Ayúdanos, Señor, a evitar todas las interpretaciones malévolas. Ayúdanos, Señor, a soportar, si somos víctimas de ellas, como Tú lo fuiste, esas críticas o esas calumnias.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, tú conoces hasta el fondo mis debilidades, porque a ti no puedo esconderte ni mis miedos ni mis hundimientos. Sabes lo débiles que son mis fuerzas y lo que sufro por los continuos asaltos del mal y del Maligno. Te ruego, Señor, que no me dejes solo en la hora de la tentación, que me despiertes de mi pasividad, de mi poca voluntad de resistencia a la acción del malvado. Ilumina, pues, con tu Espíritu mi corazón, para que sea capaz de recurrir a la luz de la fe precisamente cuando, en las horas más oscuras y difíciles, me asalte el enemigo. Inspira y guía mis decisiones: abre en mí esa mirada interior que capta la verdad de las cosas y sabe discernir el bien en medio de las ambigüedades y las incertidumbres de la vida. Haz que en el combate contra el poder del mal, que pretende destruir mi fe en ti, no cese yo de invocarte, porque sólo junto a ti y contigo sé que nadie me podrá sorprender. Envíame, pues, tu Espíritu y seré fuerte en mí.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Un poco jocosa la anécdota pero muy buena para reflexionar de qué lado estamos: “lados extremos
En Rusia,  una congregación estaba cantando coros cuando los soldados entraron con rifles. El culto se detuvo mientras los soldados rusos miraban fijamente a los creyentes con ojos desorbitados.
-¿Que hacen aquí?-, gritaron. ¿Adorando a su Dios imaginario? Los miembros de la iglesia se encogieron de miedo en los bancos, preguntándose si había más soldados y más rifles afuera.

-Todos los que son fieles a Dios, muévanse a la derecha de la iglesia- dijo uno de los soldados, su rostro como una máscara de odio. -A ustedes los vamos a fusilar por su fe. Los que quieran irse a su casa y mantener su vida, párense al lado izquierdo. Usted debe decidir si vive o muere. Los que son fieles a este “Dios” morirán. Los que niegan pueden vivir con libertad-.

Diez minutos antes, todos cantaban alabanzas por igual. Ahora en una situación de vida o muerte algunos se pusieron de pie a la izquierda mirando con tristeza, o diciendo adiós con la mano, disculpándose de los que estaban a la derecha. Algunos se pusieron de pie a la derecha, con sus ojos cerrados en una oración de último momento.

-Ustedes a la izquierda están libres para retirarse-, dijo uno de los soldados unos momentos más tarde. Esas personas salieron, echando una mirada final a los que pronto iban a morir.

Cuando solo quedaron los de la derecha, los soldados bajaron sus armas. -Nosotros también somos cristianos-, dijeron, -pero deseábamos adorar sin hipócritas-.

Los momentos que nos definen vienen a nosotros cuando menos los esperamos y no podemos prepararnos para ellos. Debemos experimentarlos “como son” y aprender de las consecuencias. Un momento que nos define es cualquier situación que involucra una pregunta de carácter. Pudiera ser tan complejo como un culto de la iglesia interrumpido por perpetradores que exigen nuestra alianza a una fe u otra. O es probable que  sea tan sencillo como decidir si vemos o no una película ofensiva. Nuestra respuesta a un momento que nos define nos pondrá del lado de lo que  es como Cristo o de lo que es cuestionable. Estemos preparados o no, nos encontramos frente a frente con nuestro verdadero carácter en el momento que decidimos elegir un lado.



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