jueves, 28 de octubre de 2010

GOTAS DEL EVANGELIO:

Sin embargo, tú eres un Dios invisible, Dios salvador de Israel”. Isaías 45,15, “Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer” Juan 1,18



La creación proclama la existencia de Dios. Ella manifiesta el poder eterno y la divinidad de él, pero no nos dice quién es Dios.
Los patriarcas sabían quién era el Dios fuerte, Todopoderoso, el Creador de los cielos y de la tierra, ante quien debían caminar con integridad; pero no le conocían más que por atributos.
La ley de Moisés da sólo una revelación parcial de Dios. Permanece oculto aún para su pueblo. La ley revela solamente su santidad y su justicia.
El israelita conoce a Dios como fiel y misericordioso, quien cumple con sus promesas y quien le liberó varias veces.
El mundo no conoció a Dios mediante su sabiduría, sus especulaciones, sus investigaciones y su filosofía. Entre sus sabios, unos dijeron: “No hay Dios”, en tanto que, para otros “Todo es Dios”; y eso sin hablar de los que permanecen en la duda. Todos juntos están en la más completa ignorancia de Dios.
Para aprender a conocerle, era necesario más que la creación, que la ley, que la sabiduría humana. Era necesario que él saliera del santuario, y lo hizo cuando Jesús vino a nosotros. Dios quería que el hombre le conociera a él, “el Dios Bendito”, el bienaventurado y solo Soberano” (1 Timoteo 1,116 y 15) y que fuese hecho perfectamente feliz por medio de este conocimiento.

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