domingo, 14 de agosto de 2011


Lectio Divina viernes 12 de agosto 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas:
Josué 24, 1-13 - Tomé a su padre del otro lado del río; los saqué de Egipto; les di una tierra
Salmo 135 - Porque es eterna su misericordia
San Mateo19, 3-12

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

HOMBRE Y MUJER LOS CREÓ


1. Hagamos las LECTURAS 
Se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: -«¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?» El les respondió: -«¿No han leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» Ellos insistieron: -«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?» Él les contestó: -«Por lo tercos que son les permitió Moisés divorciarse de sus mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora les digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio.» Los discípulos le replicaron: -«Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.» Pero él les dijo: -«No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD  Es irónico pero como están las cosas hoy, da la impresión de que si se repite la escena de los fariseos preguntándole a Jesús con malicia sobre el tema del matrimonio, nuestro planteamiento sería al revés: ¿Es lícito Señor, tener a una sola pareja por toda la vida? Y a pesar de que sabemos que cada matrimonio deshecho es como un negocio en quiebra, y que conllevan sufrimientos infinitos, seguimos con la tasa de divorcio en aumento.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
El evangelista Mateo nos ayuda a descubrir en la lógica y en los valores del Reino que no todo lo legal es justo. El caso que el texto plantea se refiere a una práctica habitual en el primer siglo de nuestra era, que permitía que los varones, mediante una decisión exclusiva y unilateral, pudiesen repudiar a su esposa y contraer un nuevo matrimonio. Tal práctica, si bien estaba avalada por la Ley, era fuente de tremenda injusticia, por cuanto la mujer debía retornar al hogar paterno en condiciones de rechazo e inferioridad. Ya no tenía parte en la herencia paterna, porque al contraer matrimonio se le había entregado su porción en forma de dote matrimonial; así que no tenía otro remedio que esperar una ayuda benigna, si todavía contaba con el apoyo paterno. En tal caso, el repudio era una tremenda injusticia contra la mujer, avalada por una interpretación caprichosa de la Ley. La enseñanza de Jesús a ese respecto es que, aunque la ley permita una injusticia, el sentido ético no lo debe permitir.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
El tema de fondo -la indisolubilidad del matrimonio- es demasiado sensible. Sin embargo, quizás debamos hacer pié desde otra perspectiva para llegar a una instancia orante, de comprensión profunda. En esto -y en todos los órdenes de la vida- es primordial hacer el intento de mirar desde la mirada de Dios.

La palabra cónyuges tiene su raíz latina en congiungere, es decir, en el verbo conjugar. Desde allí y con esa mirada, una mujer y un hombre en su dignidad insustituíble de hijos de Dios, son invitados a conjugar sus vidas por amor en una vida nueva: el amor es, ante todo, morir a los propios intereses, al propio ego, y darse al otro. El amor responde a la misma esencia del Creador: en esa renuncia mutua, se conjugan una nueva vida plena para ambos por la donación generosa y desinteresada. Y como si no bastara, el Dios de la Vida concede a esa mujer y a ese hombre su mismo poder Creador, el poder de dar vida. Amor y Creación son dones del Altísimo, y sólo desde allí se fundamente la indisolubilidad del matrimonio. Notros fallamos en nuestras mezquindades y ponemos en juego habitualmente nuestro yo antes que el nosotros, y entonces lo sagrado se nos vuelve cuasi imposible. Mas para ese Dios que nos ama incondicionalmente, los imposibles no tienen cabida.

Conjugarse implica crear vida nueva desde el nosotros. Ese nosotros surge desde las particularidades y personalidades diversas de cada uno, que se superan y plenifican por la entrega mutua.

Igualmente, con o sin frutos, todos somos esclavos felices de su Misericordia...

Sería importante hacer un momento de silencio, y preguntarse -más allá de la precisión de los términos- si no deberíamos dejar un poco de lado esa idea de pareja... Una idea que tiende a igualar, a pasar el rasero...

La plenitud, quizás, pase por aceptar al otro en su identidad y singularidad, y desde allí aceptar el convite divino a crear una nueva vida, desde un nosotros que se vuelve sagrado y que se hace eterno cuando acontece el milagro de los hijos.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Dios revela algunas cualidades de su mismo amor en el amor entre esposo y esposa. Es un amor que revela intimidades,  en el que una persona se abre a la otra lo más íntimamente posible. Es un amor que acepta a la otra persona tal como ella es y está dispuesto a compartir todo de manera conjunta. Es un amor que sacrifica todos sus intereses personales por su cónyuge. Es un amor fiel. Es también un amor creativo, que despierta lo mejor  que hay en la otra persona.  -- ¿No es esto acaso una imagen del amor de Dios  y, a la inversa, no es el amor Trinitario de Dios y su amor hacia nosotros  el modelo de todo amor humano? 

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, tu nombre es amor: Todos los que te aman te conocen, todos lo que no logran amar  nunca pueden haberte conocido. Tú nos libres de separar lo que tú has unido:
esposos y esposas, padres y sus hijos tu Hijo Jesús y su Iglesia,  los amigos en sus penas y alegrías. Que todos vivan en un amor creativo y eterno, por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Lo que Dios ha unido, que nadie lo separe. Esposo y esposa son uno, y han prometido ser uno en la enfermedad y en la salud, en buenos y en malos días. Que el Señor los guarde siempre unidos.CASARSE CON LA ESPOSA REAL”

Un joven sufría una profunda crisis conyugal. Vino a mí y le solté de golpe y porrazo  que la única solu­ción era "el divorcio". Entonces le expliqué: "Tie­nes que divorciarte del ideal de mujer con que te ca­saste, de la imagen romántica de esposa perfecta que te llevaste al altar, y luego casarte con tu esposa real, que tiene virtudes y defectos, pero puede ha­certe feliz si la aceptas tal cual es".

En este sentido puede decirse que el mejor ma­trimonio es el segundo, con tal que uno se case con la misma mujer, la real, no la ideal que llevaste el altar. Un amor universal, abstracto, cuesta poco. Hay que amar al que tienes junto a ti, tal cual es. Quien ama su ideal de pareja más que a la pareja concreta con quien vive, la destruye.

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