Lectio Divina lunes 22 de agosto 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: 1Tesalonicenses 1,1-5.8b-10 ; Salmo 149; Mateo 23, 13-22 (María Reina)
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
¿QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE?
1. Hagamos las LECTURAS
Entonces habló Jesús diciendo: -«¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el reino de los cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que viajan por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo consiguen, lo hacen digno del fuego el doble que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"? ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – El mayor pecado aquí es la ceguera. Ciegos guiando a ciegos. Jesús deslegitima esa religión. Para Él, en la religión, en el culto todo debe estar al servicio de la vida El Dios de Jesús ensancha las fronteras del pueblo de Dios, acercando a este Dios a los leprosos, posesos, pecadores, y cobradores de impuestos. Jesús trata de ayudar al pueblo a recuperar su espiritualidad en el Dios de la vida, rompiendo la inmovilización espiritual a que le tiene sujeto la sinagoga. Contra la religión fanática, destructora de identidad del pueblo y a favor de un Dios ecuménico. Mensaje muy actual en esta época de fanatismos religiosos y de lecturas fundamentalistas de la Biblia y de otros textos sagrados.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Podríamos hacernos la misma pregunta que nos dirige Mateo: ¿Qué es más importante? Algunos dirían, la respuesta más obvia en nuestro tiempo: El dinero; otros dirían que lo más importante es la salud; y algunos pocos, tal vez los más atrevidos, dirían que el ‘amor’, entendiendo por tal sólo el amor romántico. Los que piensan en el dinero tal vez lo ven como un sinónimo de la felicidad y como un medio necesario para ayudar a los demás. Pero lo cierto es que las personas, grupos e instituciones que más dinero tienen ni son felices ni hacen felices a los demás, y casi nunca ayudan a nadie. Los que piensan en la salud seguramente viven obsesionados por las dietas y los tratamientos médicos y difícilmente son felices o ayudan a alguien de algún modo. Por último, los que entienden el amor únicamente como un apego erótico o emocional con gran dificultad lograrán ver algo diferente del objeto que los obsesiona. El evangelista nos reta desde el mayor valor de su tiempo, la religión, y nos dice que, cuando este valor se convierte en un instrumento de opresión, enajenación o manipulación, pierde toda su capacidad de transformar la vida. Por eso nos pregunta: ¿Qué es lo más importante?
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
La advertencia del Maestro es dura, y está cargada de tristeza: los destinatarios de esos ayes -escribas, fariseos, tal vez nosotros mismos- oprimen a sus hermanos pero también se producen heridas irreparables a sí mismos. Esos ayes son gritos que expresan el dolor causado.
Sin embargo, los tiempos de la Gracia son los tiempos del más allá aquí y ahora, entre nosotros, quebrando las cadenas que atan, superando todo límite impuesto deliberadamente pues la última frontera ha sido disipada: Jesús ha vencido a la muerte, el Señor ha resucitado.
Tiempo recreado de Dios y el hombre, tiempo de transformar mensajes de muerte en Palabras de Vida, anuncios ominosos en Buenas Noticias.
Frente al dolor de los que cierran la puerta del Reino, y presentan desde la altura falsa de una cátedra perversa a un dios severo y juez castigador, que someten a sus hermanos mediante normas y dictámenes opuestos a la plenitud del decálogo, es misión de los discípulos anunciar la Buena Noticia de un Dios que es Padre y Madre, Dios Todopoderoso porque su esencia es Amor, Dios defensor de los pobres y providente con todas sus hijas e hijos, que se desvive por su bien.
Frente a la prisión encubierta de proselitismo, es decir, de los que se esfuerzan en atraer a las gentes a un grupo, tendencia o confesión determinada, es misión de los discípulos llevar la Palabra de Vida que es Palabra Viva: al igual que el Maestro, llevar la vida donde vayan, para que los pueblos la tengan en abundancia, expresión primordial del amor paternal de Abbá, Padre de Jesús y Padre Nuestro.
Frente a la idolatría de los que veneran cosas y personas como sacras por sí mismas, es misión de los discípulos llevar la maravillosa novedad de que la vida es sagrada por quien la otorga con generosidad, y que todo puede volverse santo por el Espíritu que da vida.
Esa misión es don, porque es impulsada por el Espíritu de Aquel que ama eternamente. Esa misión que renueva la faz de la tierra, y puede hacer de este mundo un recinto amplio agradable al Dios de la Vida, es mandato maravilloso que puede transformar tanto dolor, esa multitud de ayes en aleluyas...
Es la misión sagrada de llevar a todas partes, comenzando en la cotidianeidad, ese ¡Alégrense! expresado en la propia existencia.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-¡Ay de ustedes!...
La palabra griega "Quai!" es una onomatopeya que el español traduce bien por la exclamación "Ay" -en castellano resulta intraducible y se la sustituye por ¡"Desgracia" a vos!-. No es pues una maldición, expresa más bien un profundo dolor, una indignación, una amenaza profética. Jesús está triste e indignado. Explota. Es seguro que no la pronunció en tono dulzón. Cuando se trata de defender un cierto número de valores esenciales, Jesús se hace violento. El, el "manso y humilde de corazón". Hay que escuchar...
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, danos la virtud de la humildad. Sana nuestros formalismos. Ayúdanos a estar atentos a lo que es esencial en lugar de perdernos en bagatelas y en controversias estériles. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Actuemos esta semana con el propósito de transformar nuestro ambiente presente tan cargado de quejas y lamentaciones en palabras y gestos positivos. CALMA MIS PASOS, SEÑOR
DESACELERA los latidos de mi corazón, calmando mi mente.
DISMINUYE mi ritmo apresurado con una visión de la eternidad del tiempo. En medio de las confusiones del día a día, DAME la tranquilidad de las montañas.
RETIRA la tensión de mis músculos y nervios con la música. tranquilizante de los ríos de aguas constantes que viven en mis recuerdos.
AYÚDAME a conocer el poder mágico y reparador del sueño.
ENSÉÑAME el arte de tomar pequeños descansos: reducir mi ritmo para contemplar una flor, charlar con un amigo, acariciar a un niño, leer un poema, oír una música preferida.
CALMA MI PASO, SEÑOR, para que yo pueda percibir en medio de la incesante labor cotidiana, de los ruidos, luchas, alegrías, cansancios o desalientos TU PRESENCIA constante en mi corazón.
CALMA MI PASO, SEÑOR, para que yo pueda entonar el cántico de la esperanza, sonreír para mi prójimo y callarme para escuchar TU VOZ.
CALMA MI PASO, SEÑOR, e inspírame a enterrar mis raíces en el suelo de los valores duraderos de la vida, para que yo pueda crecer hasta las estrellas de mi destino mayor.
¡¡¡GRACIAS SEÑOR!!!
Por el día de hoy, por la familia que me diste, por mis hermanos de la vida, mi trabajo, y sobretodo por LA VIDA.
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