jueves, 18 de agosto de 2011


Lectio Divina jueves18 de agosto 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas:
Jueces 11, 29-39; Salmo 39; Mateo 22, 1-14

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

NADIE DEBE QUEDARSE SIN INVITACIÓN


1. Hagamos las LECTURAS 
De nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: -«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Vengan a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Vayan ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encuentren, convídenlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?' El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – En estos tiempos que corren recibir una invitación a una boda es motivo de alegría, pero también de engorro. De salida tienes que pensar en un montón de dinero a gastar en vestido, regalo, peinado, etc. Y ya todo está como enmarcado de tal forma que no hay oportunidad para la improvisación. Cuando esto es así, hay más estrés que alegría. La invitación del texto evangélico es tan distinta… Y aunque se hable de un vestido especial, este no nos cuesta dinero… Por que este vestido no es exterior sino interior. Y aunque no cueste dinero, sí requiere de mucho esfuerzo porque revestir nuestro interior conlleva toda nuestro esfuerzo y nuestra vida. PERO VALE LA PENA.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Entre el rey y los vasallos se ha hecho un pacto que compromete al más fuerte a salir en defensa de sus aliados y a los aliados a favorecer, servir y respetar a quien les ofrece protección. Así se pone en claro que los aliados mantendrán sus compromisos con el heredero una vez que el predecesor desaparezca. La negativa a participar del matrimonio es una abierta declaración de guerra, ya que se desconoce el pacto y se descalifica al príncipe heredero. En esta parábola Jesús nos muestra cómo la lealtad de las autoridades del país no está con Dios, sino con sus propios afanes y preocupaciones. Con esto se hace una clara alusión de las autoridades frente a los profetas y sabios que los interpelan y exigen el cumplimiento de la ‘alianza’. Esta parábola de Jesús pone en evidencia los sutiles, pero eficaces, mecanismos que mueven a la mayor parte de los que detentan el poder; que están dispuestos a mantener una apariencia de coherencia con los compromisos adquiridos, pero se muestran incapaces de responder a las exigencias de fondo.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Hay una invitación cierta a una fiesta; más precisamente, a una boda, es decir, a la unión de dos existencias que crean una vida nueva y por ello, hay un motivo de celebración. Y es una boda tan especial, que se han cursado invitaciones a todas las gentes: se desposa el mismo Dios con la humanidad, para que haya una vida nueva. Nadie debe faltar. La invitación es universal, y es producto del amor del Esposo, de su bondad infinita, y no tanto de los méritos o prebendas de los convidados.
Sin embargo, estas pobres líneas quieren detenerse por un momento en esos mensajeros especiales enviados por el Esposo a entregar las invitaciones.
Llevan un convite estupendo, una invitación increíble, la mejor de las noticias. Y la llevan a invitados insospechados; los que todos creían que tendrían el privilegio de ser llamados en primer lugar, fueron los primeros en despreciar la invitación. Unos, demasiado ocupados en el banquete de la riqueza y el egoísmo. Otros, atareados en los afanes de alambrar el campo de su soberbia. Y otros se encargaron concienzudamente en maltratar, lastimar y asesinar a los mensajeros.
Mensajeros empeñados en correr raudos hacia su destino, presurosos por cumplir lo que su Señor les había encomendado: nadie debe quedarse sin invitación...
Quiera el Espíritu proteger a estos mensajeros tan especiales: los hay, siempre están dispuestos y presurosos, aún a riesgo del rechazo, de la violencia y del morir en el cumplimiento del mandato.
Y también...que sepamos aceptar el convite, y vestir el alma de fiesta: el banquete ha comenzado y no tendrá fin. Dios guarde a nuestros mensajeros.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Envió a sus criados a "llamar" a la boda a los invitados... Vengan a la boda.
Dios invita, Dios llama, Dios propone. Es una de las mejores imágenes del destino del hombre. Hoy, muchas personas no saben ya cual es el objetivo de su vida: ¿a dónde vamos? ¿por qué hemos nacido? ¿qué sentido tiene nuestra vida? Jesús nos responde: están hechos para la "unión con Dios" por mí. El objetivo del hombre, su desarrollo total, es la "relación con Dios": ¡amar, y ser amado! Dios los ama. Y cada uno está invitado a responder a ese amor. Y todos los amores verdaderos de la tierra son el anuncio, la imagen, la preparación y el signo de ese amor misterioso y, a la vez, portador de una mayor plenitud.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Padre misericordioso de todos: Tú abres las puertas de tu reino para invitarnos a todos, tanto buenos como malos,  a participar de la vida de Jesús, tu Hijo. Danos la sabiduría y la fuerza para responder a tu generoso llamado con todo nuestro ser. Ayúdanos a marchar  por el camino de lealtad de Jesucristo hacia ti y hacia los hermanos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: 
 Todos los cristianos están invitados al banquete del Señor, pero no todos vienen. ¿Están algunos ausentes quizás porque no les hacemos sentirse bienvenidos y acogidos? Hagamos todo lo posible para que la gente se sienta con nosotros como en su casa. LA FIESTA DE LA VIDA
Vengan, vengan todos, vengan a la fiesta. No se queden fuera mirando con tristeza.  Celebremos la .fiesta del Señor, la que nos mandó.  Hagamos todos juntos un pan tierno y grande,  y preparemos abundante y generoso vino.


Que las mujeres no se olviden de la sal,  que los hombres consigan levadura, que los adultos vacíen sus sacos de harina,  que los jóvenes traigan agua cristalina,  que todos pongan una pizca de su aroma.

Salgan a las calles, inviten sin miedo a ciegos, sordos, cojos, presos, pobres; del Sur y del Norte, ciudadanos y extranjeros, de toda raza y color, oficio y clase...   Vengan todos al encuentro del Señor. ¡Pronto! Dejen sus negocios. Sigamos la receta del Señor.
Amasemos todos, en la artesa, con las manos,  y veamos con alegría cómo crece el pan.
Cozámoslo en el horno del amor.

Porque celebramos el encuentro con Jesús y renovamos nuestro compromiso con el Reino.  Nadie quedará con hambre ni estará solo y triste.  Hay para todos, en abundancia, cuando se comparte.  Vengan todos a participar en la fiesta de la vida.  Es el Señor quien nos invita.

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