viernes, 17 de diciembre de 2010

Lectio Divina viernes 17 de diciembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Génesis 49,2.8-10; Salmo 71; Mateo 1,1-17


JESÚS EN LA HISTORIA


Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz al Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amás, Amos a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaguín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquirn, Aquim a Eflud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matan, Matan a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.


2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En tiempos de Jesús el lugar de origen era importante para conocer a una persona. Mateo compone la genealogía de Jesús en tres grupos de catorce generaciones, y la de Jesús será la definitiva, el cumplimiento del tiempo esperado. Con ello quiere demostrar que Jesús es hijo de David y el Mesías esperado. Pretende inscribir su vida en la historia de sus oyentes, provenientes del judaísmo. Jesús es el depositario de toda la acción histórica de Dios para con Israel, es el Mesías esperado, al cual Juan le había preparado el camino. Mateo coloca a Jesús al lado de hitos que definieron en su momento cambios profundos en la vida de Israel. Y ahora él está definiendo un cambio. La esposa de José, María, no pertenece a la dinastía presentada por el evangelista, pero Dios obra para hacer nacer de ella la esperanza de un pueblo en busca del amor y la justicia. En ella Dios está ligando su acción pasada con una nueva acción, la creación de una nueva estirpe y un nuevo reinado. La lógica de la acción de Dios está sucediendo en un pueblo y un personaje sencillo. ¿Cómo es la acción de Dios en mi vida desde Jesús?

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Comienza hoy la segunda parte del Adviento, llamado Ferias Privigeliadas que van hasta el 24 terminando así con este tiempo. De manera inmediata preparamos la inminente Navidad. Y, no por casualidad, nos topamos con el pasaje tal vez más aburrido de todo el evangelio: La genealogía de Jesús. Esa interminable lista de nombres extraños, además de fatigosa, parece inútil. Cuesta encontrar en ese cansino catálogo rigor histórico y contenido teológico. ¿Por qué la propone la liturgia en esta semana que corona el Adviento? ¿Por qué la recogió Mateo en su evangelio? ¿Tiene algún sentido ese dechado superfluo de erudición inútil?

Pues, ¡lo tiene!... Basta detenerse un poco y mirar entre líneas para comprender que Mateo persigue un objetivo sencillo y sublime: Mantener viva en la fe de los cristianos la condición humana de Jesús y fijar así su origen, misión y destino. Y eso afecta decisivamente a la misma fe.
Jesús no fue un ángel de caramelo, ni un sutil espíritu etéreo, ni una figurita para los nacimientos, sino hombre de carne y hueso, con sus raíces genéticas hundidas en la historia de carne y sangre. Su nombre se hilvana en el largo lienzo de personajes que abarcan a toda la humanidad. No fue un meteorito, ni un bello sueño, ni una invención... Nació en una familia como hombre y le vieron crecer y madurar. Tuvo nombre y apellidos. Lo vieron y trataron sus contemporáneos. Y esto, que hoy ya nadie duda, debía quedar muy clarito desde el principio y para siempre. Moraleja: Ser persona humana es cosa grande porque es una manera de ser de Dios.

Jesús se hizo vecino de todos. Repasando esa larga lista genealógica, los estudiosos reconocen entre sus predecesores no solo honorables personajes de noble cuna, sino además otros nombres, -¡también mujeres y... paganas!- de más que dudosa reputación. ¿Empaña eso la limpieza de su linaje? En absoluto. La dignifica y engrandece, al asumirla. Dios quiso a Jesús inserto en el claroscuro de la historia del pueblo que no siempre fue ejemplar. Jamás despreció nada humano por deformado que estuviera.

Moraleja: Despreciar a una persona, a cualquiera de ellas, es despreciar a Dios que se ha hecho familia de los hombres.

También entronca Jesús con lo más santo de Israel. Fue hijo de Abraham e hijo de David. Su nombre queda vinculado a personajes que ocupan la cúspide del Pueblo elegido. El listado teologiza así la historia, sin importarle mucho jugar con nombres y fechas. La compone y organiza de tal manera que entiende que, con Jesús, la humanidad ha alcanzado su cota más alta. El la preside. Ante el nombre de Jesús sólo vale descubrirse, doblar la rodilla y adorar. Moraleja: Ser persona es una manera deficiente de ser Jesús.
Este árido relato, leído en la fe de la Iglesia, nos dispone a vivir bien la Navidad: Cuando miramos a Dios vemos al hombre y cuando miramos a los hombres vemos a Dios. Se ha superado la separación Dios-hombre.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Hay una esperanza que no se ha apagado desde el primer creyente. Hay una búsqueda de Dios que está encendida en lo más profundo de la realidad humana. Algunos la disimulan, pero un día se les escapa un:«¡Ay, Dios mío!». Todo converge hacia una persona, un centro de todo: Jesús. A Jesús le esperaron los creyentes de ayer. A Jesús le esperamos los creyentes de hoy. Muchos tenemos puesta nuestra esperanza en Él hasta que vuelva para hacer el mundo nuevo y la tierra nueva.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Tu Hijo vino al mundo y se hizo hombre como uno de nosotros; ser humano en medio de otros seres humanos; sencillo, accesible, aunque fue también tu rostro humano y la medida de lo que debe ser una persona humana. Señor, danos la gracia de reconocernos en su espejo: nosotros, que hemos nacido para ser libres, para ser generosos y altruistas, disponibles, comprometidos. Líbranos de nuestro egoísmo, de nuestra cobardía y de nuestras actitudes de conformismo, para que lleguemos a ser un poco tal como tú quieres que seamos, semejantes a tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Revisemos nuestra historia personal, nuestra genealogía y demos gracias a Dios por nuestros antepasados… Revisemos también nuestra historia espiritual y demos gracias por formar parte de la familia de Dios…“así”

Señor, ya está…Ya estoy dispuesto; ya están mis puertas y mis ventanas abiertas. Abre las tuyas y entremos en el mundo…

Ya estamos dentro los dos. Ya estamos soñando, viviendo, navegando…

Ahora, ¡a abrirnos cara al viento! Gritando, pero en silencio; sembrándonos, para ser fecundos; gozando de todo encuentro; respirando, si es posible, al unísono. Así…

No hay comentarios:

Publicar un comentario