miércoles, 22 de diciembre de 2010

Lectio Divina martes 21   de diciembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Cantar 2, 8-14; Salmo 32; Lucas 1, 39-45


PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

¡FELIZ LA QUE HA CREÍDO!



Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: - «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD. Hoy más que nunca necesitamos de hombres y mujeres convencidos de la fuerza del amor. Creemos que el amor es la única fuerza que puede transformar el mundo para la justicia y la paz. El testimonio que la Biblia nos presenta es que sí es posible pensar y construir un mundo más justo y más humano siempre y cuando cada uno asuma ese proyecto de amor que nos propone Dios en su hijo Jesús. Que el misterio de la Navidad que vamos a celebrar, misterio del amor de Dios a la humanidad, logre formar nuestras conciencias a fin de configurarnos con el proyecto del Reino anunciado y vivido por Jesús. Comencemos de una vez, no esperemos otra Navidad!

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Lucas relata el encuentro de Isabel y María. Una mujer mayor, esposa de un sacerdote, que encarna las tradiciones de Judea, junto a una joven campesina que refleja las tradiciones de Galilea. Isabel saluda a María con alegría y reconoce en ella la acción de Dios. Las menciones del Antiguo Testamento puestas en boca de Isabel (Jueces 5, 24 “Bendita entre las mujeres…”; Judith 13,18 “Hija que te bendiga el Dios altísimo entre todas las mujeres de la tierra”) relacionan a María con la Tienda del Encuentro, portadora de la presencia de Dios, y con las mujeres que han sido importantes en la historia del pueblo (Judith, Ester, Rut). María es la mujer en la que se lleva a cabo la plenitud de la revelación del AT; ella es la nueva tienda donde ahora se revela y manifiesta Dios a los hombres. En Isabel y María convoca Dios a Israel a inaugurar un nuevo tiempo donde toda diferencia o exclusión queden superadas por la fraternidad.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Por la alegría del encuentro: Pocas cosas  -si es que hay alguna-  son más lindas, tanto a nivel humano como divino, que el encuentro entre personas. Un encuentro supone una gran alegría y una gracia incomparable. En el evangelio, Isabel encuentra a María; incluso el no nacido Juan el Bautista encuentra al Salvador, con su madre. Más profundos que los encuentros entre gente ocupada en asuntos de negocios, ciencia, política, o gente en sus ocupaciones y trabajos, son la comprensión, el amor y el compartir en unos encuentros realmente humanos. Éste es el tipo de encuentros que nos espera con el Señor en Navidad. Los encuentros son aún más profundos cuando Dios es compañero y parte  en el mismo encuentro.

Después de que María es visitada por Dios, ella misma se dedica a visitar: La visita de Dios, que le trajo bendición, confianza y gérmenes de vida, es devuelta por María a Isabel, llevándole eso mismo que ella ha recibido.
E Isabel lo nota. Porque lo que llevamos en el corazón, lo muestran el rostro y las palabras. “Tan pronto como tu saludo llegó a mis oídos, saltó de alegría la criatura en mi vientre”. Las cosas importantes se transmiten así: por contagio. Como la fe, la confianza, el amor, la esperanza… “Y ella quedó llena del Espíritu Santo”.
En la visita a Isabel, María también recibe. Recibe la confirmación del camino que ha comenzado: “Dichosa tú que has creído…”. Y seguro que, tras un tiempo, volvió a Nazaret también llena de alegría.

Las visitas de Dios son don y tarea. Desde la gratuidad, somos queridos y elegidos para una misión. Esa misión nos pone en camino hacia los demás. Y en ese camino, recibimos nuevos dones. Como María.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Alegría de las dos mujeres, María e Isabel, que experimentan la venida del Dios salvador. ¿Sabremos experimentar nosotros esta alegría que Dios nos quiere comunicar? Para ello debemos tener ojos de fe, y saber reconocer la presencia de Dios en las personas y los acontecimientos de la vida, como Isabel y María supieron reconocer la presencia del misterio en sus respectivas experiencias. Saber ver a Dios actuando en nuestra vida de cada día, en las personas que nos rodean. ¿Viviremos la Navidad con gozo interior, o sólo de palabras, cantos y regalos externos, «porque toca»?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, cercano y amigo: Nosotros tendemos a perdernos en el ajetreo y en la barahúnda del día, en nuestro trabajo y en nuestros nimios afanes. Danos frescura de corazón para buscar las cosas que son realmente importantes, ésas que hacen nuestra vida profundamente humana; y al mismo tiempo ábrenos a tu mundo, a tu visión y a tus valores. Haz que anhelemos encontrarte con alegría, para que descubramos de nuevo el valor incomparable de la entrega gratuita, del respeto al otro, del amor espontáneo y olvidadizo de sí mismo

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Dice que María se puso en camino y se fue aprisa a la montaña para ayudar a su prima.  No era ningún crucero ni nada por el estilo pero en ese gesto hubo alegría y quedó marcado en la historia. Ese mismo gesto quedará también marcado en nuestras vidas cada vez que “SALIMOS” de nuestra rutina para ayudar a otros y llevarles compañía y ayuda. Que estos gestos se multipliquen para que siempre sea navidad… ¡Mira que eres loco!
Nos han dicho que quieres volver a nacer otra vez. Mira que eres loco, ¿ah? ¿Pero no ves lo que somos y lo que estamos haciendo? Y sin embargo, Tú quieres venir. Ya no sé si con tu gesto testarudo de volver cada Navidad  estás pretendiendo decirnos algo: Que el cielo está siempre abierto, que hay estrellas para guiar nuestros pasos,  que hay ángeles humanos a nuestro lado,  que podemos hacemos tiernos como niños,  que el mundo puede ser nuevo, que Dios es Padre y Madre en nuestro desconcierto...

Que nadamos en abundancia mientras hay hermanos, tuyos y nuestros,  que sufren hambre de pan, de cultura, de libertad, de cariño, de dignidad...

Que tenemos un mensaje que se llama Evangelio  que todavía no es buena noticia para todos,  porque nosotros lo desvirtuamos y malvivimos.

Que tenemos miedo de vivir y cerramos nuestro corazón a los hermanos. Que nos preocupamos mucho por nosotros y nos justificamos ante Ti dando limosnas. Que no sabemos compartir, y que Tú sigues encontrando nuestras puertas cerradas...

Si es así, Jesús, ven a nuestras casas esta Navidad,  ven a nuestra ciudad, ven a nuestra parroquia, ven  a nuestras familias, ven a nuestro grupo, ven a nuestro mundo... Y ven, antes que nada, a nuestro pobre corazón.

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