miércoles, 1 de diciembre de 2010

Lectio Divina miércoles 01 de diciembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Isaías 25,6-10; Sal 22; Mateo 15, 29-37


¿CUÁNTOS PANES TIENEN…?



Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: - «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.» Los discípulos le preguntaron: -« ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?» Jesús les preguntó: - « ¿Cuántos panes tienen?» Ellos contestaron: - «Siete y unos pocos peces.» Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD.  A estas alturas de la vida con tanto avance tecnológico y tanto conocimiento al toque de un botón, sabemos por las estadísticas que todavía hay hambre en el mundo, entre tantísimos males. Que millones de seres humanos, muchos cientos de millones, no tienen alimentos suficientes para vivir una vida digna y sana. Mientras tanto, otros tenemos o tienen de sobra. Hasta llegar a destruir alimentos que no se consumen, además de que se gastan millones de millones en cosas superfluas, en sobrealimentación dañina. Sin mencionar los gastos de la muerte: en armas sobre todo; gastos que alcanzarían, dicen los especialistas, para erradicar definitivamente el hambre en el mundo.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Mateo nos muestra en el evangelio de hoy dos signos del proyecto del reino dados por Jesús: el primero es la curación de los enfermos, signo de liberación para con los excluidos por la sociedad y las estructuras presentes, con el fin de restablecer las condiciones de vida y dignidad que les han sido negadas. El segundo es la multiplicación de los panes para satisfacer las necesidades más urgentes de quienes le siguen, dicho milagro se obra a partir del compartir solidario entre las personas con sentido de responsabilidad, siendo capaces de romper con el egoísmo y dar de lo que se tiene en la construcción de una comunidad más justa, donde haya pan y dignidad para todos.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
El texto plantea una alternativa frente a la mentalidad que reduce todo a la mecánica de vender/comprar, pues Jesús enseña a sus discípulos que lo más importante es compartir de lo que se tiene. Despachar a la multitud hambrienta para que ésta se defienda por sus propios medios no es la mejor alternativa. El pan bendito y compartido crea una nueva mentalidad para la que lo importante no es acaparar sino repartir los bienes. Si queda algún excedente (los 7 canastos) se debe destinar a otras personas que lo necesiten y no acumularlos ni despilfarrarlos.

El texto cuestiona la acumulación desmedida, a los acaparadores. Los alimentos están destinados a solventar las necesidades de la comunidad que los produce y no a enriquecerse con el hambre ajena. A la vez el texto nos lanza a una problemática contemporánea: formas alternativas de economía, de distribución de los bienes y ganancias. Algunas comunidades cristianas han hecho el esfuerzo de constituir diversas organizaciones que permitan a sus miembros crear estrategias de sobrevivencia frente al neoliberalismo. No son alternativas que requieran macroproyectos, sino pequeñas y significativas formas de resistencia.

A esta propuesta la podemos llamar economía solidaria. Esta no es una economía de migajas sino de abundancia. De la misma manera que los panes compartidos alcanzaron para que la multitud comiera hasta saciarse, el texto nos sugiere que la propuesta de la solidaridad busque mecanismos para incrementar la participación del pueblo y los beneficios para todos.

Pero, es necesario tener en cuenta que la economía solidaria sólo se produce en un proceso organizado. Jesús contaba con una comunidad de discípulos que se iba formando en las actitudes del Reino y que era capaz de abrirse a la multitud. La economía solidaria exige una nueva espiritualidad. No se puede buscar el bien común con el espíritu del capitalismo sino con el Espíritu de Dios.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Jesús ofrece fiesta, no tristeza. Y fiesta es algo más que cumplir con unos preceptos o resignarse con unos ritos realizados rutinariamente.  Nosotros, los cristianos, con nuestra conducta y nuestras palabras, ¿contribuimos a que otros se sientan invitados a la esperanza? ¿Enjugamos lágrimas, damos de comer, convocamos a fiesta, curamos heridas del cuerpo y del alma de los que nos rodean? ¿Multiplicamos, gracias a nuestra acogida y buena voluntad, panes y peces, los pocos o muchos dones que tenemos nosotros o que tienen las personas con las que nos encontramos? Si es así, si mejoramos este mundo con nuestro granito de arena, seremos signos vivientes de la venida de Dios a nuestro mundo, y motivaremos que al menos algunas personas glorifiquen a Dios, como hicieron los que veían los signos de Jesús.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios y Padre de todos: Tú sabes cómo la gente siente hambre y sed de verdad, de amor y de aceptación. Si nosotros te aceptamos y creemos en ti vemos cómo nuestra más profunda confianza y nuestras aspiraciones son colmadas por ti, cuando trabajamos por la venida de tu reino. Haz que la copa que tú  escancias para nosotros rebose y se desborde sobre todo tu pueblo, para que todos te alaben ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Qué bonito sería que muchos nos pudiéramos poner de acuerdo para aliviar en algo la pobreza y la tristeza en que se encuentran muchos de nuestros hermanos. Y mientras esto sea cada vez más posible… ellos sostienen la esperanza y dice: “Aún podemos soñar”
Nos dijeron un día: "Se acabaron los sueños". Pero aún podemos soñar mientras quede un niño en el mundo y un rayo de luz en el firmamento.

Nos manifestaron: "Están equivocados".  Pero aún podemos buscar la verdad  mientras sigamos compartiendo y no cerremos las puertas al diálogo.

Nos certificaron: "No valen para nada".  Pero aún podemos esperar mientras sigamos caminando y atisbando el futuro entre la niebla.

Nos aseguraron: "Terminarán fracasando".  Pero aún nos quedan fuerzas mientras haya pobres en la cuneta y corazones solidarios. Nos gritaron: "Morirán entre humos y palos".  Pero aún podemos vivir mientras luchemos por la paz y la justicia  y crezca una flor a nuestro lado.

Nos llamaron: “Parias ilusos”. Pero aún tenemos dignidad mientras alguien nos vea como hermanos a pesar de nuestra debilidad. Nos declararon: “No son nada”. Pero seguiremos creyendo y guardando tu recuerdo mientras Tú sigas susurrando nuestro nombre.

Padre nuestro, que conoces nuestros sueños, no nos dejes caer en la tentación de no creer ya en tu Espíritu ni en nosotros; y líbranos del canto de las sirenas y del “malo”.

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