Lectio Divina martes 28 de diciembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: 1Juan 1,5-2,2; Salmo 123; Mateo 2,13-18
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
SANTOS NIÑOS INOCENTES
MARTES 28 DE DICIEMBRE DE 2010 De la primera carta del apóstol san Juan 1, 5—2, 2
Les anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Del Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto." Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: "Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven".
VEAMOS NUESTRA REALIDAD. Lastimosamente hoy está la siguiente tendencia: a los niños inocentes les quitamos la vida (desde el vientre de la madre) y a los niños nacidos les quitamos la inocencia.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
A los tres días de la navidad, se celebra la fiesta de los “santos inocentes”, partiendo del relato de Mateo de la matanza de los niños por Herodes. La celebración de hoy nos sorprende y conmociona al verificar que el nacimiento de Cristo no supuso que todo era paz y alegría. La venida de Jesús fue el principio de una lucha-a-muerte entre los poderes del mal y el reino de la luz, una lucha que tendría su climax en la pasión y muerte del mismo Jesús. Herodes representa aquí las fuerzas del mal. Con frecuencia, incluso niños inocentes son víctimas de esta enemistad. La historia de los Santos Inocentes puede muy bien ser una ilustración teológica de Mateo sobre este formidable choque entre el bien y el mal, que comenzó con el nacimiento de Jesús. Con frecuencia los inocentes tienen que sufrir a causa de tanto mal en el mundo, causado desgraciadamente por seres humanos.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Toda una escena en la que aparecen los “personajes principales” de este tiempo de Navidad: la luz y las tinieblas, la debilidad y la esperanza.
La luz molesta a las tinieblas. Porque son incompatibles. Por eso Herodes quiere hacerla desaparecer, y trama su plan. Y en esa lucha, recreada en tantas escenas de la Biblia y del cine contemporáneo, resplandece la fuerza de la debilidad: una pareja que se pone en camino con su hijo recién nacido, huyendo a la tierra donde sus antepasados habían sido esclavos para salvar su vida. Y en esa debilidad, surge la esperanza…
Jesús, desde su nacimiento, asume la historia de su pueblo, pasando por los mismos lugares por donde pasó y por sus mismos aprietos. Y al asumir esa historia, asume también nuestra historia de luces y tinieblas, de luchas y de esperanzas. Porque la historia del Pueblo de Dios narrada en la Palabra es también nuestra historia.
En la fiesta de hoy recordamos a todos los que en el mundo han vivido esta misma historia de persecución, de huída y de muerte inocente. En el pasado y en el presente… Víctimas concretas de las tinieblas que quieren dominar la historia: niños, mujeres, hombres, ancianos…
Frente a esa tiniebla, Dios no despliega sus ejércitos ni acaba con el mundo de manera drástica… sino que ofrece algo mejor: su Hijo, naciendo entre nosotros, es la fuerza en la debilidad, la luz que alienta toda esperanza y que ya se ha comenzado a transmitir… hasta los confines del mundo.
Ya hay mucho camino recorrido y aún queda mucho por hacer. Pero ya está puesto, en el corazón del mundo, la semilla de un mundo nuevo.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-El anuncio que le oímos a Jesús es éste: Dios es luz... No hay tiniebla alguna en El...
La «luz». Una imagen de Dios. Habitualmente, me aprovecho de la luz sin darme cuenta. Trato de considerar mejor lo que la luz es: contemplo una fuente de luz: una lámpara, el sol, mi ventana... Dejo que me deslumbre... luego cierro los ojos y me hundo en las tinieblas. Trato de imaginar lo que sería el mundo sin luz. Miro mi mano, por ejemplo. De noche, en la tiniebla, no la vería por muy cerca que estuviera de mis ojos. Sin luz, los ojos resultan inútiles. No sirven para nada. «Dios es luz» El pone de manifiesto todo lo restante. Sin El todo sería tiniebla... inexistente.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Los Santos Inocentes, mártires a los que hoy honramos, dieron testimonio de ti no proclamando tu nombre con palabras, sino entregando su vida por ti, aun sin ser conscientes de ello. Te rogamos en el día de su fiesta que sepamos nosotros dar testimonio consciente de ti, tanto por las palabras que decimos como por la forma como vivimos nuestra fe. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Hoy en lugar de hacer bromas dizque por El Día de los Inocentes, recemos por todas las víctimas inocentes que existen: “El padre nuestro”
Padre nuestro que estás en los cielos, en la tierra y en todo el universo. Santificado sea tu nombre, aun cuando el dolor y la desilusión hieran nuestro corazón. Bendito seas.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy para renovar nuestras fuerzas físicas, y también para nuestro espíritu.
Perdona nuestras ofensas, pero enséñanos antes a merecer Tu perdón, perdonando a aquellos que causan nuestros dolores, oprimen nuestros corazones y destruyen nuestras ilusiones. Que podamos perdonarlos no con los labios, sino con el corazón. Aparta de nuestro camino todo sentimiento contrario a la caridad.
Que este Padre Nuestro sea dadivoso con todos aquellos que sufren. Que una parte de este Padre Nuestro vaya hasta las cárceles donde algunos sufren merecidamente, pero otros por error judicial. Que vaya hasta los sanatorios iluminando las mentes perturbadas que allí se encuentran. Que vaya hasta los hospitales, donde muchos lloran y sufren sin el consuelo de una palabra amiga. Que vaya a todos aquellos que en este momento pasan las puertas de la vida terrenal a la vida espiritual, para que los guíes y le des Tu Perdón.
Que este Padre Nuestro vaya hasta los orfanatos donde pobres e infelices criaturas fueron abandonadas, dándoles apoyo y fe. Que vaya hasta el seno de la Tierra donde el minero está expuesto al fuego, y que al final del día, regrese sano donde su familia. Que este Padre Nuestro vaya hasta los dirigentes de las naciones para que eviten la guerra y cultiven la paz.
Ten piedad de los huérfanos y las viudas. De aquellos que no tienen un pedazo de pan. Ten compasión de los que andan por los aires. De los que luchan contra los vendavales en un mar bravío. Ten piedad de la mujer que da a luz una nueva vida. Que la paz y la armonía esté siempre entre nosotros. Así sea.
Pensamiento: “Que todos los seres humanos, pero especialmente los niños, se vean libres de sufrimiento, malnutrición y maltrato, que no sean víctimas de padres poco cariñosos, que no los quieren y los abandonan, mientras ellos se separan el uno del otro; que todos los niños tengan padres cariñosos que les ayuden a crecer hacia una rica y madura adultez”
No hay comentarios:
Publicar un comentario