Lectio Divina martes 23 de noviembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Apocalipsis 14, 14-19; Sal 95; Lucas 21, 5-11
Algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -«Esto que contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» Ellos le preguntaron: -«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: -«Cuidado con que nadie los engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayan tras ellos. Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: -«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD. Hoy vivimos una agitación parecida. Estamos inundados de visiones catastróficas que nos anuncian un futuro oscuro y terrible para todos los seres vivientes. Pero lo importante no es la fecha en que el mundo sucumbirá; lo importante es preguntarnos cuál es la finalidad del mundo y de la humanidad, ¿cuál es la utopía?, ¿qué futuro podemos/debemos construir?, ¿qué quiere Dios de nosotros aquí y ahora?
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Lucas concluye la predicación de Jesús en Jerusalén con un discurso acerca de los acontecimientos finales. Empieza por el anuncio de la destrucción del templo. En tiempos de Jesús, el Templo era recién edificado; incluso no terminado del todo. Se comenzó su construcción diecinueve años antes de Jesucristo: era considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Sus mármoles, su oro, sus tapices, sus artesonados esculpidos, eran la admiración de los peregrinos. Se decía: "¡Quien no ha visto el santuario, ése no ha visto una ciudad verdaderamente hermosa!" En la tradición profética, el abandono del templo de Dios y su destrucción eran contemplados como la consecuencia de la ruptura de la alianza por parte del pueblo.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Jesús llama la atención a aquéllos que se dejan impresionar por la majestuosidad e imponencia arquitectónica del templo de Jerusalén, pues con ello están legitimando, de cierta manera, la institución que representa y su forma de proceder con Dios y con el pueblo, sin la capacidad de criticar la estructura de muerte y marginación que existe detrás de estos muros. La respuesta que Jesús da a esta actitud tiene un tinte escatológico, se proyecta al futuro y destino de la humanidad. Es una respuesta que surge de la esperanza en la pronta venida del reino de Dios, es decir, de la espera en una nueva forma de vida en la que Dios con su misericordia y su justicia reinará, destruyendo todas aquellas estructuras que producen violencia, hambre, marginación, muerte. Las palabras que emplea Jesús para referirse a la novedad de Dios pueden parecer desesperanzadoras, trágicas y violentas; sin embargo, es un lenguaje que tiene como fin exhortar a sus seguidores a interpretar la realidad desde los valores del reino, sin dejarse convencer ni desalentarse por los falsos profetas ni por la majestuosidad y las promesas de los poderes opresores. Estamos llamados a estar vigilantes, en constante esperanza en Dios, viviendo en nuestras comunidades los valores del reino, construyendo así espacios alternativos de vida.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Lejos de mezclarse a las voces admirativas de sus discípulos, Jesús hace una predicción de desgracia, en el más tradicional estilo de los profetas como en Miqueas 3, 12 (“Por eso, por su culpa, Sión será atacada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas, y el monte del templo se cubrirá de maleza”). Medito sobre la gran fragilidad de todas las cosas... sobre «mi» fragilidad... sobre la brevedad de la belleza, de la vida... Hay que saber mirar de frente esa realidad, siguiendo la invitación de Jesús: «todo será destruido».
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Nuestra fe no es una serena posesión de la verdad y de ritos religiosos que nos dan seguridad. Haz que nos percatemos de que la fe sufre pruebas y de que tú nos llamas para que seamos testigos creíbles --en nuestro tiempo y en nuestra situación--de la pasión y resurrección de tu Hijo. Danos tu Santo Espíritu para que nos guíe y para que guarde viva nuestra fe y esperanza de que Jesucristo es Señor nuestro y tú nuestro Padre Dios por los siglos de los siglos. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: El mensaje de hoy: “estén atentos y que no los engañen”. No nos quedemos en los detalles y vivamos el día a día, así seremos: “Cien veces bienaventurados”
Bienaventurados son los que dan, mas cien veces bienaventurados los que dan aquello que aun quieren.
Bienaventurados los que predican Amor, mas cien veces bienaventurados los que lo llevan en su pecho y lo hacen con sus manos porque es Cristo quien lo hace a través de ellos.
Bienaventurados los que alaban a Dios, mas cien veces bienaventurados son los que sabiendo su "Plan para el Mundo" trabajan en su realización.
Bienaventurados los que abren los ojos y contemplan al mundo, mas cien veces bienaventurados los que abriendo más aún los ojos contemplan el Universo del cual el mundo apenas es una mota. Y viendo su pequeñez se hacen grandes.
Bienaventurados los que se limpian los oídos de las voces vacías de este mundo, mas cien veces bienaventurados son los que oyendo se hacen sordos para estar con los sordos y entenderlos hasta limpiarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario