martes, 2 de noviembre de 2010

Lectio Divina. Martes 2 de noviembre.

Lectio Divina martes 02 de noviembre  2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Lamentaciones 3,17-12; Salmo 129; Juan 14,1-6 (Fieles Difuntos)


2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Este texto bíblico ha sido todo él desahogo de  sentimientos de sorpresa y de impotencia producidos por el  contratiempo, por la prueba, por la sorpresa  de la muerte que "los llena de amargura y los envenena". Se tiene la impresión de que todo se hunde y la vida llega a perder  toda perspectiva de felicidad. En el silencio de lo incomprensible debemos seguir esperando en  Dios contra toda esperanza.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Seguimos celebrando la comunión de los santos. Ayer hacíamos memoria de los que han alcanzado su meta y viven en comunión plena con Dios. Hoy recordamos a los fieles difuntos. Es también, la de hoy, una celebración de la esperanza.

Entre los antiguos romanos había distintas creencias respecto al destino final del hombre. Conocemos inscripciones de algunas tumbas. Una decía: no existí, existí, no existo, no me importa. El papa Benedicto XVI, en la encíclica Spe salvi, recordaba esta otra fórmula: Qué pronto hemos caído de la nada en la nada. Reflejan el sentir de quienes vivían sin Dios y sin esperanza. Y también el sentir de R. Mogin, poeta del s. XX, que declaraba: “Estamos sin noticias, sin noticias de esperanza; estamos sin noticias, sin noticias de amor; estamos sin noticias, sin noticias de Dios”.

El apóstol Pablo, en cambio, insistía: “No queremos que se aflijan como los que no tienen esperanza”. Sin duda, la pérdida de hermanos en la fe, la de familiares, la de otras personas, produce aflicción; pero esta ha de estar templada e iluminada por una viva esperanza. La Pascua nos ha revelado a Dios como el que resucitó a Jesús de entre los muertos y el que resucitará a cuantos mueren en el Señor. De ahí el reproche del apóstol a algunos corintios: les dice que negar la resurrección equivale a ignorancia de Dios.

A la vez que recordamos a los hermanos que ya gozan de la presencia de Dios, a la vez que oramos por los fieles difuntos, alentamos nuestra esperanza en el Dios vivo y Dios de vivos. El poeta Novalis, respondiendo a una pregunta clásica, lo formulaba así: “¿Que hacia dónde vamos? Siempre hacia casa”.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, por eso desde el corazón de la muerte celebramos y proclamamos la resurrección.  Los creyentes aceptan la muerte bebiendo el agua viva de la Palabra de Dios, para no morir de sed en el desierto del mundo, y comiendo el Pan de la Vida, que nos fortalece y nos hace triunfar sobre la muerte. Por eso el cristiano sabe que vive para morir y muere para vivir. La muerte cambia de sentido, pues es la posibilidad de vivir eternamente con Cristo. Al recordar a nuestros difuntos, presentamos a Dios nuestras oraciones de intercesión celebrando el misterio pascual de la muerte y resurrección del Señor, comprometiéndonos a vivir mejor nuestra vida.


4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? con el Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito, Señor
Desde lo hondo a ti grito, Señor;  Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto.  Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;  mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora;  porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.  Y él redimirá a Israel de todos sus delitos. 

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: En la India se enseñan las: "Cuatro leyes de la espiritualidad"

La primera dice:
"La persona que llega es la persona correcta".
Es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice:
"Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido".
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa...hubiera sucedido tal otra...". No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

La tercera dice:
"En cualquier momento que comience es el momento correcto".
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Y la cuarta y última:
"Cuando algo termina, termina".
Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.


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