PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
MARCADOS CON LA CRUZ
1. Hagamos la LECTURA
Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: -«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Miren, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles.» Y añadió: -«Les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Hoy no tenemos que pedir cruces. Al menos las que estamos pensando… Porque solitos nos las hacemos con nuestras decisiones erradas. La cruz que Jesús quiere que carguemos es otra.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Jesús, en el relato de ayer, vio en Pedro al mismo Satanás, pues la intención del discípulo, en ese momento, fue detener el camino del Maestro y no seguirlo. El texto de hoy nos explica qué significa seguir el camino de Jesús; para ello presenta una serie de características que identifican al verdadero discípulo, todas unidas a una exigencia fundamental: Negarse así mismo. Tomar la cruz, optar por Jesús, implica indiscutiblemente romper con toda clase de egoísmos y tendencias de poder; implica salir de sí mismo para ir al encuentro con Dios, que está presente en los hermanos.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Seguir a Cristo comporta consecuencias. Por ejemplo, tomar la cruz e ir tras él. Después de la reprimenda que Jesús tuvo que dirigir a Pedro, como leíamos ayer, porque no entendía el programa mesiánico de la solidaridad total, hasta el dolor y la muerte, hoy anuncia Jesús con claridad, para que nadie se lleve a engaño, que el que quiera seguirle tiene que negarse a sí mismo y tomar la cruz, que debe estar dispuesto a «perder su vida» y que no tiene que avergonzarse de él ante este mundo.
Es una opción radical la que pide el ser discípulos de Jesús. Creer en él es algo más que saber cosas o responder a las preguntas del catecismo o de la teología. Es seguirle existencialmente. Jesús no nos promete éxitos ni seguridades. Nos advierte que su Reino exigirá un estilo de vida difícil, con renuncias, con cruz. Igual que él no busca el prestigio social o las riquezas o el propio gusto, sino la solidaridad con la humanidad para salvarla, lo que le llevará a la cruz, del mismo modo tendrán que programar su vida los que le sigan.
Estamos avisados y además ya lo hemos podido experimentar más de una vez en nuestra vida. Seguir a Jesús es profundamente gozoso y es el ideal más noble que podemos abrazar. Pero es exigente. Le hemos de seguir no sólo como Mesías, sino como Mesías que va a la cruz para salvar a la humanidad.
Si uno intenta seguirle con cálculos humanos y comerciales («el que quiera salvar su vida... ganar el mundo entero») se llevará un desengaño. Porque los valores que nos ofrece Jesús son como el tesoro escondido, por el que vale la pena venderlo todo para adquirirlo. Pero es un tesoro que no es de este mundo.
Las actitudes que nos anuncia Jesús como verdaderamente sabias y productivas a la larga son más bien paradójicas: «que se niegue a sí mismo... que cargue con su cruz... que pierda su vida». No es el dolor por el dolor o la renuncia por masoquismo: sino por amor, por coherencia, por solidaridad con él y con la humanidad a la que queremos ayudar a salvar. Es la respuesta de Jesús a la actitud de Pedro -y de los demás, seguramente- cuando se da cuenta de que sí están dispuestos a seguirle en los momentos de gloria y aplausos, pero no a la cruz.
¿Entraríamos nosotros, los que creemos en Jesús y hemos tomado partido por él, entre los que alguna vez, ante el acoso del mundo o las tentaciones de nuestro ambiente o la fatiga que podamos sentir en el seguimiento de Cristo, «nos avergonzamos de él» y dejamos de dar testimonio de su evangelio? ¿o ponemos «condiciones» a nuestro seguimiento'?
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Cuando tengas que cargar con la cruz de otros, familiares, amigos, hermanos de comunidad, compañeros de trabajo, acuérdate de dos cosas:
1) Tú también eres cruz para otros. No lo olvides.
2) En las matemáticas cristianas, una cruz más una cruz no es igual a dos cruces. Lo curioso del cristiano es que compartiendo las cruces, se hacen más ligeras. Tu cruz y la de tu hermano pesan menos, si la compartes.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios de poder y de amor: Por tu misericordia nos enviaste a tu Hijo
para liberarnos, por su cruz, de nuestro egoísmo y del miedo, del pecado y de la muerte. Haz que crezcamos asimilando las actitudes y la mentalidad de Jesús y llénanos con la fuerza de su Espíritu, para que sepamos llevar las cargas de la vida con él
y con él también aceptar los sufrimientos para así vivir para otros y llevarles esperanza y alegría. Y de este modo caminemos por el camino de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: En vez de protestar tanto porque no todo va como quieres, prueba a poner esa cruz en manos de Dios, a pedirle fuerzas para seguir hacia delante. Con mucha probabilidad, los problemas seguirán ahí. Pero tu forma de verlos será distinta. Porque habrás tomado esa cruz, se la habrás presentado a Dios, y dejarás que Él te dé su luz, su Espíritu para salir del pozo. “CUESTIÓN DE ACTITUD”
• En mi Vida ya perdone errores casi imperdonables.
• Trate de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables.
• Ya hice cosas por impulso.
• Ya me decepcioné con algunas personas, mas también yo decepcioné a alguien.
• Ya di abrazos para proteger.
• Ya me reí cuando no podía.
• Ya hice amigos eternos.
• Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.
• Ya fui amado y no supe amar.
• Ya grité y salté de felicidad.
• Ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también los he roto y muchos.
• Ya lloré escuchando música y viendo fotos.
• Ya llamé sólo para escuchar una voz.
• Ya me enamoré por una sonrisa.
• Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y ...T
• Tuve miedo de perder a alguien especial (y termine perdiéndolo)
• ¡¡ Pero sobreviví !! Y todavía vivo !!
• No paso por la vida. Y tú tampoco deberías sólo pasar...
VIVE!!!
Bueno es ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivir con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más. "Todo en la vida es cuestión de Actitud"
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