Lectio Divina miércoles 23 de febrero 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Ecle 4,12-22; Salmo 118; Marcos 9,38-40
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
NO SOMOS LOS ÚNICOS BUENOS
1. Hagamos la LECTURA
Dijo Juan a Jesús: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.» Jesús respondió: -«No se lo impidan, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mi. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Importante lección para nuestros días, cuando por la "mundialización" actual, sentimos tan cercana la presencia de las muchas religiones del mundo, que antes nos pasaban desapercibidas. Hoy convivimos como vecinos cercanos de otras religiones. El espíritu ecuménico de Jesús debe llevarnos a aceptar y reconocer con gozo la presencia de Dios que actúa en todos los pueblos, que atrae hacia sí a los hombres y mujeres desde los múltiples caminos de las diferentes religiones, y que tales religiones no son caminos de condenación, ni siquiera caminos sin salvación, sino caminos que también conducen hasta El. Es preciso convertirnos al espíritu ecuménico de Jesús, a una valoración positiva de todo aquello que en realidad "no está contra nosotros, sino a nuestro favor".
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
El relato de hoy pertenece al tema sobre la actitud que la comunidad debe tener frente a los que no pertenecen a ella. Los discípulos sienten celos misioneros porque han encontrado a otros haciendo el bien en nombre del Señor. Jesús se opone a esa actitud intolerante de los discípulos, proponiendo una actitud abierta e incluyente, afirmando que lo fundamental del evangelio es hacer el bien, es promover la vida. Por otra parte, esta propuesta abierta manifiesta el carácter universal del discipulado, pues los miembros del grupo de los Doce, aun siendo los más cercanos a Jesús, no son los únicos interlocutores válidos del anuncio del Reino de Dios; todos los que se sienten llamados a la vida y a la solidaridad con los hermanos son anunciadores del evangelio.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Es otra de las tentaciones de «los buenos»: acaparar a Dios, monopolizar sus dones y sus bienes, sentir celos de que otros hagan cosas buenas que no se les habían encomendado oficialmente. Que puedan surgir en la comunidad movimientos e ideas que no teníamos controlados.
No somos los únicos buenos. No somos dueños del Espíritu. Deberíamos saber aceptar la parte de razón de los demás, reconocer sus valores, admitir que también otros actúan al menos tan inteligentemente como nosotros y con la misma buena voluntad, y alegrarnos de sus éxitos. Si otros han logrado expulsar demonios, ¿no debería eso llenarnos de alegría?
Porque no se trata de que el bien lo hagamos nosotros, para que nos aplaudan, sino que el bien se haga, sea quien sea quien lo haga, y que este mundo se vea liberado de sus demonios y opresiones. Y aplaudir nosotros, si han sido otros los que lo han conseguido.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
La túnica de Jesús está rota porque hemos ido tirando de ella, hacia un lado o hacia otro. Todos creemos que nuestro grupo, nuestro proceso, nuestra congregación, asociación, camino o lo que sea, es el que está en la verdad. Machado diría. “¿La verdad? No, tu verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.”
Falta humildad que, la verdad, no es un valor muy cotizado. “Si quieres conocer a fulanito, dale un carguito”, dice el refranero popular. Porque intentará imponer, a costa de lo que sea, su criterio. En Jesús todos estamos llamados a construir una humanidad plena. Nosotros colaboramos, y todos pueden colaborar si lo hacen para que el hombre y la mujer vivan en dignidad, en libertad, en fraternidad. Habrá que unir, más que dividir. La túnica de Jesús se reparará a través de una humanidad aunada en el amor, en el que todos nos reconozcamos como hermanitos.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Señor, perdónanos porque nos mostramos presuntuosos en las acciones que realizamos “en tu nombre”. Nos llenamos la boca, las manos, el corazón y la cabeza de ti, pero, después, nuestros sentimientos persiguen intereses y resultados egoístas. No permitas que los justifiquemos, porque no existe más que una sola justificación: la tuya, la redención llevada a cabo por medio de tu muerte en la cruz. Haz que nuestra única riqueza sea ver la pobreza del otro, para salirle al encuentro, y que nuestra pobreza esté repleta de la riqueza que el otro nos ha dado.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: “Palo por que boga y palo porque no boga”. Así somos. Y así se nos va consumiendo la vida en protestas, quejas porque otro grupo hace y nosotros lo hacemos… Miremos lo que dice Chamalú, indio Quechua en su escrito: “¡ME DECLARO VIVO!”
Saboreo cada acto.
Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba como los demás querían y mi conciencia me censuraba. Menos mal que a pesar de mi esforzada buena educación siempre había alguien difamándome.
¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó que la vida no es un escenario! Desde entonces me atreví a ser como soy.
He viajado por todo el mundo, tengo amigos de todas las religiones; conozco gente extraña: católicos, religiosos pecando y asistiendo a misa puntualmente, pregonando lo que no son, personas que devoran al prójimo con su lengua e intolerancia, médicos que están peor que sus pacientes, gente millonaria pero infeliz, seres que se pasan el día quejándose, que se reúnen con familia o amigos los domingos para quejarse por turnos, gente que ha hecho de la estupidez su manera de vivir.
El árbol anciano me enseñó que todos somos lo mismo.
La montaña es mi punto de referencia: ser invulnerable, que cada uno diga lo que quiera, yo sigo caminando indetenible.
No es suficiente querer despertar, sino despertar. La mejor forma de despertar es hacerlo sin preocuparse porque nuestros actos incomoden a quienes duermen al lado.
Recuerda que el deseo de hacerlo bien será una interferencia. Es más importante amar lo que hacemos y disfrutar de todo el trayecto.
La meta no existe, el camino y la meta son lo mismo. No tenemos que correr hacia ninguna parte, sólo saber dar cada paso plenamente.
No, no te resistas, ríndete a la vida. Quien acepta lo que es y se habilita para hacer lo que puede, encarna las utopías y lo imposible se pone a disposición.
La mejor manera de ser feliz es: 'ser feliz’. Reconstruye tu raíz y saborea la vida.
Somos como peces de mares profundos, si salimos a la superficie reventamos.
La frivolidad y la intrascendencia condenan la vida a la muerte.
Cuando somos más grandes que lo que hacemos, nada puede desequilibrarnos. Pero cuando permitimos que las cosas sean más grandes que nosotros, nuestro desequilibrio está garantizado.
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