viernes, 3 de septiembre de 2010

Lectio Divina. Viernes 3 de Setiembre.

Lectio Divina viernes 03 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: 1Corintios 4,1-5; Salmo 36; Lucas 5, 33-39




Los maestros de la Ley y los fariseos le preguntaron a Jesús: -Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, e igualmente los de los fariseos; en cambio, tus discípulos comen y beben. Jesús les contestó: -¿Pueden hacer ayunar a los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que el novio les será arrebatado; entonces ayunarán. Les puso también este ejemplo: -Nadie corta un trozo de tela de un traje nuevo y lo pone en un vestido viejo, porque estropeará el nuevo, y al viejo no le caerá bien la pieza del nuevo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo reventará los odres, se derramará el vino y los odres se perderán. El vino nuevo se echa en odres nuevos. Y nadie habituado a beber vino añejo quiere el nuevo, porque dice: «El añejo es mejor».

2. MEDITEMOS la lectura

a. ¿Qué dice el texto?

Lucas 5,33: Jesús no insiste en la práctica del ayuno. Aquí, el conflicto es entorno a la práctica del ayuno. El ayuno es una costumbre muy antigua, practicada por casi todas las religiones. Jesús mismo lo practicó durante cuarenta días (Mt 4,2).

Lucas 5,34-35: Mientras el novio está con ellos no precisan ayunar. Durante el tiempo en que él, Jesús, está con sus discípulos, es fiesta de bodas. Pero el día vendrá en que el novio no estará. En ese día, si quieren, pueden ayunar. Jesús alude a su muerte.

Lucas 5,36-39: ¡Vino nuevo en pellejos nuevos! La religión defendida por las autoridades religiosas era como ropa vieja, como pellejo viejo. O lo uno, o lo otro. No se debe combinar lo nuevo que Jesús trae con costumbres antiguas. ¡O lo uno, o lo otro! El vino nuevo que Jesús trae hace estallar el pellejo viejo. Hay que saber separar las cosas.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?

Ir creciendo en ese espíritu de Dios que hemos venido comentando los días anteriores no afecta sólo a nuestro comportamiento, ideas, actitudes, elecciones, sentimientos… También afecta a lo que esperamos de los demás y a qué decidimos dar “peso” en nuestro corazón, para bien o para mal. No es lo mismo vivir pendiente del juicio de los demás que del juicio de Dios. No es lo mismo necesitar la alabanza de los otros o alegrarse en la bendición de Dios. Sería bonito terminar el día y preguntarnos a modo de “examen” o mirada global de lo vivido: ¿Dios me mira y sonríe? ¿Soy la alegría de Dios hoy? Quizá me han rechazado, quizá he metido la pata, quizá me han dejado a un lado… pero ¿y Dios cómo me ha visto?

No es tan fácil vivir así, es difícil, pero en el fondo del corazón sabemos que ese es el camino, porque como dice el Salmo 36: si te apartas del mal y haces el bien, siempre tendrás una casa, porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles.

Quizá el problema está en querer hacer remiendos, apaños, medias-tintas… Es como echar vino nuevo en odres viejos. Al principio podemos pensar que es lo único que se puede hacer, que hay que jugar con las cartas que tenemos, que hay que ser realistas… Entonces, con esas razones dadas, nos tranquilizamos y somos incapaces de vivir en verdadera novedad, en verdadera fiesta, porque “el novio está con nosotros” y se nos olvida. El novio y su vino nuevo de Evangelio piden vivir de otra forma, arriesgarnos, no remendar la realidad, las instituciones, las decisiones… Lo sabemos pero es costoso: ¿qué iban a pensar los demás? ¿Qué dirán de nosotros? ¿y si sale mal? Qué pena que no tenga mucho más peso en nuestro corazón y en nuestra esperanza qué dirá Dios de mi vida y de nuestros proyectos…

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

¿Por qué sucede, tan a menudo, que los cristianos aparezcan como gente vuelta hacia el pasado? ¿Y yo? ¿Miro hacia el pasado o hacia el porvenir? Tengo aún "ante" mí una maravillosa aventura. Falta mucho todavía para que mi corazón sea "nuevo", para que descubra más y mejor el amor de mis amigos, de mi cónyuge, de mis hijos. No, nada queda estereotipado, nada está acabado. Alegría humilde y discreta: descubrir todo lo que en este momento Dios está en trance de renovar, de hacer "nuevo". Incluso la vejez puede ser "vida ascendente". Mi verdadero nacimiento es "mañana”, cuando entraré por fin en la vida ¿Vivo yo en tensión hacia ese día de renovación?

4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?

Señor, tenemos mucho miedo de "pasarnos" en la entrega a los demás y queremos normas minuciosas que permitan que la "bondad" sea medible según una norma "clara". Si yo ayuno, tú también. Si doy limosna, tú no puedes ser menos. Si reparto mis bienes a los pobres, no tienes ningún derecho a quedarte con los tuyos. Si soy fiel a mis compromisos, no te consentiré ni el más pequeño desliz... ¿Terminaremos de entender alguna vez que la mayor novedad de Jesús es el amor y que el amor no puede encasillarse en "pautas prefijadas"? No podemos poner el "vino nuevo" de Jesús en los "odres viejos" de nuestras mezquindades. Hoy vamos a suplicar juntos al Señor vino y odres para que su Novedad se instaure definitivamente en nuestras vidas. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?

Motivación: Vivir en novedad, estar alegres, estrenar corazón nuevo, dejarnos fascinar… es el mensaje para hoy. Si el novio está con nosotros no hay razón para no dar lo mejor… “Da lo mejor”

A veces las personas son egoístas, ilógicas e insensatas. Aún así… perdónalas.
Si eres amable, las personas pueden acusarte de egoísta e interesado. Aún así… sé gentil.
Si eres un vencedor, tendrás algunos falsos amigos y algunos enemigos verdaderos. Aún así… vence.
Si eres honesto y franco, las personas pueden engañarte. Aún así… sé honesto y franco.
Lo que tardaste años en construir, alguien puede destruirlo en una hora. Aún así… construye.
Si tienes paz y eres feliz, las personas pueden sentir envidia. Aún así… sé feliz
El bien que hagas hoy, puede ser olvidado mañana. Aún así… haz el bien.
Si das al mundo lo mejor de ti, eso puede que nunca sea suficiente. Aún así… da lo mejor de ti mismo.

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