Lectio Divina jueves 09 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: 1Corintios 8, 1-7.11-13; Salmo 138; Lucas 6, 27-38
Jesús dijo a sus discípulos: -«A los que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieren que ellos los traten. Pues, si aman sólo a los que los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacen bien sólo a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores lo hacen. Y si prestan sólo cuando esperan cobrar, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada; tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sean compasivos como su Padre es compasivo; no juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará: les verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que usen, la usarán con ustedes.»
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
La verdad es que la realidad acerca de lo que hoy nos propone Jesús en el evangelio de Lucas es muy cruda. Nada más veamos los mensajes que nosotros mismos, los católicos, nos pasamos a menudo: Odio contra Chávez, odio contra Fidel, odio contra… cualquiera. Pero es que ellos son realmente malos, decimos para justificarnos… Pues hoy Dios dice que los amemos y que oremos por ellos. No nos mandan a difundir mensajes de odio, sino de amor… Pongamos atención…
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Aquí todo resulta revolucionario, subversivo. Este evangelio lleva metralla. Es poner al mundo patas arriba. Es la locura de Dios, la lógica divina. ¿Quién entiende eso de “amar a los enemigos”? Otros revolucionarios se centran en “el otro”, que es oprimido y explotado. La revolución de Jesús se fija en las afrentas que otros nos hacen a nosotros. Y aquí la respuesta es desconcertante, hay que saber perdonar. Esta sí que es una revolución que cambia a la sociedad, al mundo, a las personas.
La locura de Jesús
“Amen, hagan el bien, bendigan, oren por ellos”. Hasta aquí todo suena bien en las palabras de Jesús. Todo “choca” cuando añadimos el complemento: “Los enemigos, los que nos odian, los que nos maldicen”. Y todo, subrayado con imágenes expresivas: te pegan en una mejilla y has de poner la otra; te quitan la capa y has de dar la túnica.
Jesús apunta la razón de tal comportamiento evangélico: amar al amigo es también de paganos; amar al enemigo es cosa de los “hijos del Altísimo”. Porque Dios es bueno también con los malvados y desagradecidos.
¿Y nosotros?
Con lo clarito que habla el Evangelio, y con la capacidad que tenemos de esquivar su mensaje. Qué regates ideológicos se nos ocurren. Te asomas a una página de información religiosa de Internet, y, desde el anonimato, qué descarga de insultos, de improperios se lanzan, entre sí, los que dicen amar a Jesucristo y a la Iglesia. Y , encima, acabamos diciendo que rezamos por el pobrecillo a quien hemos asaeteado con nuestras palabras. Se diría que hemos cambiado el elogio dirigido a los primeros cristianos; hoy parece que habría que exclamar: “Miren cómo se odian”.
Nuestro amor al prójimo, que sea como el de Jesús. Amor universal, sin fronteras, porque sí, totalmente gratuito. Seguimos al Dios que “hace llover sobre buenos y malos”. Siempre, en la confianza de que el amor transforma, renueva, recrea a las personas y al mundo.
Lo malo es que tenemos la mala costumbre de los “peros”. Proclamamos el mandamiento del amor y, a la vez, lo llenamos de estos “peros”. Por ejemplo: “Bien está la misericordia, “pero” también hay que aplicar la justicia”. Se podría hacer una lista larga de ejemplos. Creo que es una trampa del diablo. No caigamos en esta insidiosa tentación.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Esos "enemigos" a los que se refiere los detalla en los ejemplos siguientes: Los que los odian. Los que los maldicen... Los que los injurian... Los que les pegan... El que te quita la capa... El que te roba... Toda esa gente no son ideas, ni fantasmas irreales, sino personas de carne y hueso. Hay que atreverse a buscar, a nuestro alrededor, las personas que más nos cuesta amar... Las que nos "dañan" de una u otra manera... Ámenlos... Háganles el bien... Deséenles el bien... Rueguen por ellas... Den... No reclamen... Todo esto no son ideas, ni sentimientos... sino actos reales, actitudes concretas. No, no es fácil vivir el evangelio... ¡no es "cosita de comer"! “Traten a los demás como quieren que ellos los traten”. Ponerse en el lugar de los demás. ¡Qué difícil es esto, Señor! “No juzguen... No condenen... Perdonen... Den... Dejo resonar en mí cada una de esas palabras, una a una, una después de otra. Y las llevo a la oración.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, que yo ponga amor.
Donde haya ofensa, que yo ponga perdón.
Donde haya discordia, que yo ponga unión.
Donde haya error, que yo ponga verdad.
Donde haya duda, que yo ponga fe.
Donde haya desesperanza, que yo ponga esperanza.
Donde haya tiniebla, que yo ponga luz.
Donde haya tristeza, que yo ponga alegría.
Haz que yo no busque tanto el ser consolado como el consolar; el ser comprendido como el comprender; el ser amado como el amar. Porque dando es como se recibe, olvidándose de sí mismo es como uno se encuentra a sí mismo, perdonando es como se obtiene perdón, muriendo es como se resucita para la vida eterna.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Hay una clave para hoy: en lugar de tener malos pensamientos, tengámoslos buenos… La violencia empieza en nuestro corazón, se extiende a nuestros gestos, se contagia en el hogar y acaba en guerras… Optemos hoy por amar: “En lugar de…
Elige amar en lugar de odiar, crear en lugar de destruir, perseverar en lugar de claudicar, alabar en lugar de criticar, curar en lugar de herir, enseñar en lugar de esconder, dar en lugar de robar, actuar en lugar de aplazar, crecer en lugar de conservar, comprender en lugar de juzgar, unir en lugar de separar, bendecir en lugar de blasfemar, compartir en lugar de almacenar, sembrar en lugar de cosechar, vivir en lugar de morir…
Y sabrás por qué mi Palabra es Palabra de vida y mi Evangelio buena noticia; por qué de nada sirve, aunque se estile, poner a vestido viejo remiendo de paño nuevo y vino nuevo en odres viejos. ¡Deja ya de soñar en rebajas, y no intentes comprar el Reino! No te arrastres bajo el peso de la ley; corre libremente impulsado por el amor. ¡Empieza a ser cristiano!
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