miércoles, 22 de septiembre de 2010

Lectio Divina. Martes 21 de Setiembre

Lectio Divina martes 21 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Efesios 4,1-7.11-13; Salmo 18; Mateo 9,9-14 (San Mateo Apóstol)



Jesús vio al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:-«Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: -«¿Cómo es que el maestro de ustedes come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: -«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Anden, aprendan lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Mateo 9,9: El llamado para seguir a Jesús. Las primeras personas llamadas a seguir a Jesús fueron cuatro pescadores, todos judíos (Mt 4,18-22: Pedro-Andrés-Santiago y Juan). Ahora Jesús llama a un publicano, considerado pecador y tratado como impuro por las comunidades más observantes de los fariseos. En los demás evangelios, este publicano se llama Leví. Aquí su nombre es Mateo, que significa don de Dios o dado por Dios.

Mateo 9,10: Jesús se sienta en la mesa con los pecadores y los publicanos. En aquel tiempo, los judíos vivían separados de los paganos y de los pecadores y no comían con ellos en la misma mesa. Los judíos cristianos tenían que romper este aislamiento y crear comunión con los paganos e impuros.

Mateo 9,11: La pregunta de los fariseos. A los judíos estaba prohibido sentarse en la mesa con publicanos y paganos, pero Jesús no presta atención a esto, por el contrario, confraterniza con ellos. Los fariseos, viendo la actitud de Jesús, preguntan a los discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?" Esta pregunta puede ser interpretada como expresión del deseo de éstos, que quieren saber porqué Jesús actúa así. Otros interpretan la pregunta como una crítica de los comportamientos de Jesús, pues durante más de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de Jesús, los judíos habían observado las leyes de pureza.

Mateo 9,12-13: Misericordia quiero y no sacrificios.  Jesús oye la pregunta de los fariseos a los discípulos y responde con dos aclaraciones. La primera está sacada del sentido común: "No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal”. La otra está sacada de la Biblia: “Aprendan, pues, lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio”.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Es muy bueno imaginar y pensar el encuentro de Mateo con Jesús, como la historia de un maravilloso intercambio. Intercambio que es misterio, porque sólo Dios y cada uno saben lo que ponen en juego.
Lo cierto de esta historia es que el “encuentro” con Jesús, cambia hasta el extremo los proyectos de Mateo. El “sígueme” contundente de Jesús lleva el mundo de este recaudador de impuestos a otra latitud. La respuesta pronta y sencilla no se hizo esperar, abandona la seguridad de su “puestito”, lo deja TODO y se arriesga a la sorpresa que Jesús le tenía preparada.
Y la primera sorpresa fue el tener que sumarse al grupo de los pescadores, de esa gente de la cual él se aprovechaba. Debe haber sido muy difícil tener que mirar a los ojos a todos esos hombres, pero la presencia de Jesús que todo lo transforma provocó el milagro patente ya no sólo en Mateo sino en todos los apóstoles, volvieron a responder sencilla y prontamente poniéndose todos en camino junto al maestro.
La actitud de Mateo nos enseña hoy que seguir a Jesús es un constante aceptar ese doble movimiento de acercar para salir. Pidamos coraje para que podamos nosotros responder con la misma prontitud que lo hizo Mateo.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Hoy en día ¿quién de nosotros puede decir que no tiene pecado? Ahhhh pero es que hay unos que tienen más pecados que otros…decimos. ¿Y quién decide esto? ¿Tú?  Porque Jesús no le preguntó a Mateo cuantos pecados tenía, ni siquiera si había devuelto lo supuestamente mal recaudado… Solo le dijo: Sígueme. A pesar de las críticas que generó el tener a un “publicano-pecador” entre lo suyos, Jesús hace caso omiso y sigue adelante con su proyecto. Y más aun, come con ellos. Y es que la misión de los seguidores, los destinatarios de esa misión no son solamente las personas “buenas” sino principalmente los pecadores, porque no son los sanos que necesitan médico sino los enfermos. En nuestros contextos eclesiales muchas veces juzgamos la actitud de alguien por querer acoger a “pecadores”, que han sido señalados por la sociedad. El Señor nos invita a ser misericordiosos con todos, sin excluir a nadie. Examinemos hoy nuestra actitud a este respecto.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, te alabamos y te bendecimos y te pedimos que el entusiasmo agradecido de Mateo nos contagie también a cada uno, y nos ayude a contemplar a Nuestro Señor como al amigo incondicional que nunca se desdice de su amistad, aunque no seamos merecedores de ella. Sin duda, con esa actitud positiva, nos sentiremos más dispuestos a evitar lo que ofende a Dios; más aún, desearemos agradarle, amarle, en nuestro comportamiento de cada día. Que así sea.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: ¡Quién nos hace entender este evangelio! Porque qué manía tenemos de pensarnos los buenos de la película… Si me pienso bueno, entonces Jesús no vino por mí, porque:Yo no llamo a los buenos”
Yo no llamo a los buenos. Yo llamo a los malos.
·         Los buenos ya tienen bastante  con su bondad. Tienen virtudes, valores, méritos, un historial de compromiso, y una colección de sacrificios, que almacenan ufanos y muestran a menudo, por si acaso...
·         Tienen una conciencia perfecta y una armadura sin defecto. La moral de su piel siempre intacta, sin una herida, sin una puntada mal dada. El horizonte de su vida claro, sus necesidades bien cubiertas, y el precio a pagar por el Reino tasado, de antemano, a espaldas del convenio por mí firmado.

¿Para qué me quieren a mí?
·         Yo sólo puedo dar algo a los malos,  a los que no pueden hacerse a sí mismos,  a los que andan vacíos, a los que siguen haciendo pecados después de haber prometido mil veces que quieren ser hombres y mujeres nuevos, a los que se sienten lejos del Reino... Yo les ofrezco mi compañía; les doy todo lo mío.
·         Y Jesús, cuando el murmullo enmudece, dice con voz clara y fuerte: “El que quiera oír que oiga: Misericordia quiero, estoy harto de sacrificios y de que me devolváis lo que siempre fue mío”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario