martes, 7 de septiembre de 2010

Lectio Divina. Lunes 6 de Setiembre.

Lectio Divina lunes 06 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: 1Corintios 5,1-8; Salmo 5; Lucas 6, 6-11




Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: -«Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie. Jesús les dijo: -«Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?» Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: -«Extiende el brazo.» Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD - Hoy día se cometen muchos abusos aduciendo pruebas legales. Se condena a uno por robarse un pedazo de pan y se absuelve a otro que se apropió indebidamente de los bienes del Estado. Millones pasan hambre y viven en condiciones infrahumanas por sistemas económicos legales. Mientras más se cumplan ciertas leyes, más personas habrá en el mundo malpasando, en la lucha por la supervivencia. Hacen falta personas libres que den la cara y, como Jesús, pongan en el centro de la escena los rostros de la miseria y pregunten a los interlocutores responsables de esta situación: ¿qué está permitido en este sistema, hacer el bien o dejar morir?...


2. MEDITEMOS la lectura

a. ¿Qué dice el texto?

• Lucas pone ante Jesús a un hombre con una mano sin fuerza, seca, paralizada. Nadie se interesa por pedir su curación y menos aún el directamente interesado. Pero la enfermedad no era sólo un problema individual, sino que sus efectos repercuten en toda la comunidad.

• Jesús es criticado porque ha curado en sábado. La diferencia con los fariseos consiste en que éstos, en el día de sábado, no actúan en base al mandamiento del amor que es la esencia de la ley. Jesús, después de ordenar al hombre ponerse en el centro de la asamblea, hace una pregunta decisiva: “¿es lícito o no curar en sábado?”.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?

Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir? Tratemos de comprender bien lo que se juzga detrás de esa pregunta. Los fariseos tenían un tal sentido del "honor de Dios" que era preciso cuidar de su Gloria ante todo: el descanso obligatorio del sábado tenía ese sentido.

Ahora bien Jesús no viene a discutir ese sentido de la Gloria de Dios; pero, en lugar de considerarla una mera observancia legalista, va hasta el fondo de la razón que justifica el sábado; entiende que la Gloria de Dios es exaltada en primer lugar por el "bien" que se hace a los desgraciados, por la "vida salvada" a alguien. Si contraviene a una tradición, no es para destruir el sábado, sino para honrarlo en profundidad. Liberar a un pobre enfermo de su mal, es, para Jesús, un modo más verdadero de santificar el "día del Señor", que dejar a un hombre en el sufrimiento, por el pretendido honor de Dios.

¿Es lícito en sábado "hacer bien" o es necesario "hacer mal"? La omisión del bien es un mal. ¿Quién querrá decir que la ley del sábado prohíba que se haga el bien y exija que se haga el mal? El sábado es para los judíos, no sólo día de reposo, sino también día destinado a hacer bien y día de alegría. La comida de día de fiesta, el estudio de la ley y la práctica del bien lo convierten en día de fiesta y de alegría. Para viajeros necesitados había que tener comida preparada. ¿Habría que olvidar todo esto? Jesús vuelve a restablecer el verdadero sentido del sábado. Ha de ser un día en el que se disfrute y se proporcione alegría a los demás. Se realiza el sentido del sábado haciendo bien a personas que sufren, usando misericordia. "Misericordia quiero y no sacrificios" (Oseas 6, 6).


3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

La misericordia de Dios está por encima de cualquier ley. Cuantas veces, nosotros que nos llamamos seguidores de Jesús, colocamos nuestras leyes y normas por encima de las personas con quien convivimos. ¡Ay de aquel que viole una norma! Jesús nos sigue dando ejemplo de misericordia y compasión por el hermano sufrido. Con Jesús nadie queda desamparado. ¿En qué momento de mi vida he tomado la iniciativa, sin que me lo pidan, de “salvar una vida” es decir, de salir al encuentro de las necesidades de alguien y dar una ayuda efectiva?

4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?

Ayúdanos, Señor, a superar las omisiones, las sumisiones y las obediencias formales: haz que comprendamos desde el interior lo que Dios nos pide cuando nos pide algo... haz que captemos que Dios no es ante todo un amo que desea doblegar a las personas, sino un Padre que ha dado unas leyes para el bien de sus hijos, un Salvador que desea "hacer el bien... salvar vidas". Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?

Motivación: Para vivir esta palabra de hoy debemos tener bien claros los conceptos de la Buena Noticia que nos trae Jesús. Es otra manera de ver las cosas. Por eso tenemos que ser asiduos a la Palabra, porque nos permitirá discernir y rebatir lo que el mundo tiene por bueno. Por eso pidamos:

Dios mío

Ayúdame a decir la palabra de verdad en la cara de los fuertes, y a no mentir para congraciarme el aplauso de los débiles.

• Si me das dinero, no tomes mi felicidad, y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio.

• Si me das éxito no me quites la humildad si me das humildad, no quites mi dignidad.

• Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándoles de traidores porque no comparten mi criterio.

• Enséñame a amar a los demás como me amo a mí mismo, y a juzgarme como lo hago con los demás.

• No me dejes embriagar con el éxito cuando lo logre, ni desesperarme si fracaso. Más bien, hazme siempre recordar que el fracaso es la prueba que antecede al éxito.

• Enséñame…que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza y que el deseo de venganza es la primera manifestación de la debilidad.

• Si me despojas del dinero, déjame la esperanza, y si me despojas del éxito, déjame la fuerza de voluntad para poder vencer el fracaso.

• Si me despojas del don de la salud déjame la gracia de la fe.

• Si hago daño a la gente, dame la fuerza de la disculpa, y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.

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