jueves, 30 de septiembre de 2010

"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre sino por mí" JUAN 14,6




“Jesús si hizo hombre precisamente para que viéramos en Él al Padre Celestial. “Yo soy el Camino”, su camino es desconcertante para nosotros (Pasión- Muerte y Resurrección). Él nos invita a meditar su vida, sus palabras y sus actos y así a lograr  a progresar en la verdad, aunque al principio no conocemos sus propósitos, al final, al tiempo descubrimos al Señor, al Rey dc Reyes y comprendemos que su camino es también mi camino”

Lectio Divina. Jueves 30 de setiembre

Lectio Divina jueves 30 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Job 19,21-27; Salmo 26; Lucas 10,1-12.



Designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: “La mies es abundante y los obreros pocos: rueguen, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Pónganse en camino! Miren que los mando como corderos en medio de lobos. No lleven talega, ni alforja, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos la paz de ustedes; si no, volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, coman y beban de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No anden cambiando de casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien coman lo que les pongan, curen a los enfermos que haya, y digan: “está cerca de ustedes el Reino de Dios”. Cuando entren en un pueblo y no los reciban, salgan a la plaza y digan: “Hasta el polvo de su pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre ustedes. De todos modos, sepan que está cerca el Reino de Dios”. Les digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo”.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD  Hoy vamos a recibir unos consejos sabios que si los seguimos nos traerán paz. Pero primero veamos cuál es nuestra realidad, tal como la hemos aprendido: (1) La religión la vemos como un asunto individual; cada quien a lo suyo. “Mi” salvación es lo que cuenta. (2) Nos dejamos vencer más rápidos que ligeros por el mal. Es más, hasta nos encanta estar enfermos y hasta acostumbrados estamos al mal y a la cultura de la muerte. (3) Confiamos mucho más en los medios humanos que en Dios, aunque nos llenamos la boca de decir: Jesús en ti confío (4) Nos importa mucho lo que los demás piensen de nosotros, por lo tanto, no hablamos mucho de Dios ni de sus asuntos porque a la gente no le gusta. ¿Por qué entonces nos quejamos de la falta de paz?

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?

10.1, precisando que los envía delante de sí, es decir, con la misma resolución con la que él se encamina a Jerusalén. Las recomendaciones que Jesús les da antes de enviarlos son una invitación a ser conscientes de la misión a la que se les envía: la mies abundante en contraste con el número exiguo de obreros. El Señor de la mies llega con toda su fuerza, pero la alegría de su llegada se ve impedida por el reducido número de obreros. De aquí, la invitación categórica a la oración: “Rogad al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”

v.2. La iniciativa de enviar a la misión es competencia del Padre, pero Jesús da la orden: “Id”, indicando después el modo de seguir (vv.4-11). Empieza con el equipamiento. Ni bolsa, ni alforja, ni sandalias. Estos elementos manifiestan la fragilidad del que es enviado y su dependencia de la ayuda que viene del Señor y de los habitantes de la ciudad.

v. 5-7. La paz es el don que precede a la misión, es decir, la plenitud de vida y de relaciones; la alegría verdadera es el signo que caracteriza la llegada del Reino. No hay que buscar la comodidad, es indispensable ser acogidos.

vv.10-11. A este último aspecto se une el gesto de sacudirse el polvo, como si los discípulos, al abandonar la ciudad que los ha rechazado, dijesen a sus habitantes que no se han apoderado de nada, o también podría indicar el cese de las relaciones. Al final, Jesús recuerda la culpabilidad de la ciudad que se cierre a la proclamación del evangelio (v.12).

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Jesús va de camino con sus discípulos hacia Jerusalén y durante este largo viaje, aprovecha para designar a otros 72 discípulos y enviarlos de dos en dos, con la tarea misionera de preparar el sitio por donde Él iba a pasar. Les da estas recomendaciones:

Dios quiere que cambien las relaciones entre los seres humanos; que todos se vean como iguales y se traten como hermanos; por eso tienen que vivir como una familia, sin competencias, sin ambiciones. El Reino no es tarea para gente solitaria; por eso les envío de dos en dos, para que se ayuden, se confronten, se complementen.
El Reinado de Dios que van a anunciar va a vencer al mal y a la muerte. Ustedes se van a enfrentar con los demonios y los van a vencer; van a tener poder para curar, para acabar con las consecuencias del dominio del mal sobre el pueblo, porque lo que el Padre quiere es que tengan vida en abundancia.
En el Padre deben poner toda su confianza, más que en los medios humanos. Eso es condición fundamental para quien quiera colaborar con el Reino. Por eso, cuando salgan a algún pueblo no lleven nada de dinero, nada más un vestido, unas sandalias, un bastón. Esa pobreza les dará libertad y será un testimonio más grande que mil palabras, de que el Reino no se impone por la fuerza, sino que se ofrece desprovisto de todo poder, inerme, como el amor. También deben aprender a confiar en la comunidad a la que vayan. Quédense, pues, en la primera casa que entren, hasta que termine su trabajo en ese pueblo. Ustedes miraran por ellos, y ellos mirarán por ustedes. Así se irán reconstruyendo las relaciones y la confianza entre ellos, que es lo que Dios quiere.
Cuenten con que a todos no les va a gustar lo que ustedes digan o hagan, porque al llegar Dios a reinar, van a cambiar muchas cosas que están mal, y eso va a incomodar a los que viven a costa de los demás. Cuando los rechacen y no los quieran escuchar, sálganse de ese pueblo y sacúdanse hasta el polvo que se les haya pegado a la planta de los pies, como testimonio de protesta contra ellos. 
Lo fundamental que deben tener en cuenta los discípulos de Jesús es que están trabajando en la construcción del Reino de Dios, no por su propio reino. Nosotros, como los discípulos, nos tenemos que poner en camino para anunciarle al mundo que el Reino de Dios esta presente, y que por lo tanto, es urgente que nos convirtamos y asumamos el compromiso de construir una nueva sociedad, donde se hagan realidad los valores del Reino.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
La cosecha se prevé abundante, el reinado de Dios empieza a producir frutos para los demás. Cuando se comparte lo que se tiene, hay de sobra: ésta es la experiencia del grupo de Jesús. No hacen falta explicaciones ni estadísticas: la presencia de la comunidad se ha de notar por los frutos abundantes que produce. ¿Qué frutos producimos en la comunidad?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Te damos gracias Padre, por el rayo de luz que nos dejas en el mensaje de Jesús dirigido a los discípulos de todos los tiempos: "¡Pónganse en camino!" A veces soñamos con tener todo claro para tomar una decisión. Pero esperar a ver con claridad nos paraliza. La luz se hace caminando. Porque cada vez que nos ponemos en camino, Él -como nos recuerda el relato de Emaús- "se pone a caminar con nosotros". Que nos tomemos en serio tu palabra. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Menuda tarea tenemos si queremos contarnos entre los 72… Pero si reflexionamos un poco no es tan difícil. Solo es cuestión de echar un poco de nuestro ego afuera y llenarlo del corazón inmenso de Dios… así empezaremos a juntarnos de dos en dos y juntos emprender el camino con la confianza puesta en aquel que nos envió… Porque somos: “Semillas del reino”          

Son semillas del Reino plantadas en la historia. Son buenas  y tiernas, llenas de vida.
Las tengo en mi mano, las acuño y quiero, y por eso las lanzo al mundo: ¡Piérdanse!

No tengan miedo a tormentas ni sequías, a pisadas ni espinos. Beban de los pobres y empápense de mi rocío. Fecunden, revienten, no se queden enterradas. Florezcan y den fruto. Déjense mecer por el viento.

Que todo viajero  que ande por sendas y caminos, buscando o perdido, al verlas, sienta un vuelco y pueda amarlas. ¡Son semillas de mi Reino! ¡Somos semillas de tu Reino!
               

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lectio Divina. Miércoles 29 de Setiembre.

Lectio Divina miércoles 29 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Daniel 7,9-10.13-14; Salmo 137;  Juan 1, 47-51 (SS Gabriel, Rafael, Miguel)



Jesús vió que se acercaba Natanael y dijo de él: -«Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. » Natanael le contesta: -«¿De qué me conoces?» Jesús le responde: -«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: -«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: -«Yo les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Más que nos dice el texto, hoy quiero recordar que celebramos la fiesta de Gabriel Rafael y Miguel. La palabra Arcángel proviene de dos partículas: “Arch”, que significa el principal, y “angelos” que significa mensajero, es decir, “el principal entre los mensajeros”. Miguel significa: “¿Quién como Dios?”. En la Biblia lo nombran varias veces (Dn 10, 13; Ap 12, 7). Gabriel significa: “Fortaleza de Dios”. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta: “Estaba yo rezando cuando se me apareció Gabriel, el personaje que había visto antes en la visión” (Dan 9, 21). En el evangelio de Lucas es el ángel encargado de anunciar a la Virgen María el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios: “Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María” (Lc 1, 26). San Rafael significa: “Medicina de Dios”. Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
En el evangelio de hoy, Jesús, anuncia a Natanael -que lo reconoce como Hijo de Dios y rey de Israel-, un tiempo en el que el cielo quedará abierto y los ángeles, mensajeros de Dios, antes recluidos en el cielo, bajarán y subirán trayendo y llevando mensajes de Dios a los hombres y de éstos a Dios, modo de decir que llegará un día en el que Dios y el hombre podrán comunicarse directamente. Este texto alude al sueño de Jacob en Betel (Gn 28,11-27). Según este, Jacob vio “una rampa que arrancaba del suelo y tocaba el cielo con la cima. Ángeles (mensajeros) de Dios subían y bajaban por ella. El Señor estaba en lo alto y dijo: Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra donde te has acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Tu descendencia se multiplicará como el polvo de la tierra y ocuparás el oriente y el occidente, el norte y el sur, y todas las naciones del mundo serán benditas por causa tuya y de tu descendencia”. Este sueño se hace realidad con Jesús, el Hijo del hombre, que hace posible en la cruz la plena comunicación del hombre con Dios, a cuyos pies nace un nuevo pueblo formado, no sólo por judíos, sino por todos los pueblos de la tierra, sobre el que Dios reinará. La promesa de Dios a Abrahán llega a su plena realización en Jesús. Nunca antes había existido una comunicación tan plena entre Dios y los hombres.
Gabriel, Rafael y Miguel son símbolos de esa comunicación entre Dios y los hombres, un Dios que en Jesús infunde fuerza, (Gabriel= Dios es fuerte), sana (Rafael: Dios sana) y se muestra totalmente diferente (Miguel = quién como Dios), como Padre de todos.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
El diálogo de Jesús con Natanael, ¿a qué se parece el encanto de su inocencia? A la  inocencia del niño al que cuidan los ángeles. Natanael está tan abierto a la verdad, al misterio, que fácilmente se remonta de lo humano a lo divino, de lo terreno a lo celestial. Y a Jesús esto le complace. Pero el mismo Jesús advierte: mira Natanael, eso es un detalle; los misterios quedan escondidos. Por ejemplo, les es imposible entender el misterio de la comunicación de Dios Padre con el Hijo, cuando desde el cielo envíe ángeles mensajeros a cuidarle y animarle en su sufrimiento en Getsemaní. ¡Qué misterio el de Dios! ¡Qué misterio el de sus comunicaciones con nosotros! Aceptemos cual forma de comunicación, pero atrevámonos a llamar, mirar, adorar, amar, servir directamente a Él. Él, que está más cerca y más dentro de nosotros que nosotros mismos, juega amorosamente con sus ángeles de bondad.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? con el Salmo 137
Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;  delante de los ángeles tañeré para ti,  me postraré hacia tu santuario.  Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;  cuando te invoqué, me escuchaste,  acreciste el valor en mi alma.  Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,  al escuchar el oráculo de tu boca;  canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: A propósito de ángeles hay muchas personas que los invocan para que cuiden y aumenten sus pertenencias. Lo que debemos pedir a Dios es que sepamos apreciar el tiempo presente y su sabiduría. “Pertenencias”

·         Un hombre murió intempestivamente… Al darse cuenta vio que se acercaba un Ser muy especial que no se parecía a ningún Ser Humano quien llevaba una maleta consigo… Y le dijo: Bien amigo mío, Es hora de irnos, soy la muerte…
·         El hombre asombrado le preguntó a la muerte… -Ya… tan pronto… tenía muchos planes… -Lo siento amigo… pero es el momento de tu partida.
·         -¿Qué traes en esa maleta? Y la muerte le contestó: -Tus pertenencias… -¿Mis pertenencias? ¿Son mis cosas, mis ropas, mi dinero? -Lo siento amigo las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron…eran de la tierra.
·         …¿Traes mis recuerdos? -Lo siento amigo,  esos ya no vienen contigo. Nunca te pertenecieron, eran del tiempo…
·         …¿Traes mis talentos? -Lo siento amigo pero esos nunca te pertenecieron…Eran de las circunstancias
·         …Traes a mis amigos, a mis familiares? -Lo siento amigo pero ellos nunca te pertenecieron. Eran del camino.
·         ….¿Traes a mi mujer y a mis hijos? -Lo siento amigo, ellos nunca te pertenecieron. Eran de tu corazón.
·         ¿Traes mi cuerpo? -Lo siento amigo…. ese nunca te perteneció, es propiedad de la tierra.
·         …¿Entonces, traes mi alma? -Lo siento amigo pero ella nunca te perteneció… era del Universo.
·         Entonces el hombre lleno de miedo arrebató  a la muerte  la maleta y al abrirla …se dio cuenta que estaba vacía…
·         Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre le dijo a la muerte: -¿Nunca tuve nada?
·         Sí… amigo mío… Cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos… La vida es sólo un momento… Un momento todo tuyo disfrútalo en su totalidad….
·         Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga… Vive el AHORA , Vive TU VIDA. Y no te olvides de  SER FELIZ

martes, 28 de septiembre de 2010

"Y TODOS SE FUERON RETIRANDO UNO A UNO, COMENZANDO POR LOS MÁS VIEJOS" JUAN 8,9



“Es fácil juzgar y condenar a otros; pero que difícil se no hace juzgarnos a nosotros mismos. Hoy el adulto está llamado a ser ejemplo de vida recta para la juventud y no seguir el camino de la corrupción como éstos que involucraron a los jóvenes a condenar a muerte a una adultera”

Lectio Divina. Martes 28 de setiembre.

Lectio Divina martes 28 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Job 3,1-3.11-17.20-23; Salmo 87; Lucas 9, 51-56. Aprovechemos a Jon para esta linda Lectio



Job abrió la boca y maldijo su día diciendo: «¡Muera el día en que nací, la noche que dijo: "Se ha concebido un varón"! ¿Por qué al salir del vientre no morí o perecí al salir de las entrañas? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar? Ahora dormiría tranquilo, descansaría en paz, lo mismo que los reyes de la tierra que se alzan mausoleos, o como los nobles que amontonan oro y plata en sus palacios. Ahora sería un aborto enterrado, una criatura que no llegó a ver la luz. Allí acaba el tumulto de los malvados, allí reposan los que están rendidos. ¿Por qué dio luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura, al que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino porque Dios le cerró la salida?»

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Job es aquí el eco, en todas las lenguas, de todos los hombres del mundo que sufren mucho y dicen: ¿para qué vivir? ¿por qué he nacido? Desea la muerte. Notemos, sin embargo, que Job no formula directamente ninguna maldición contra Dios; en términos patéticos, maldice el día de su nacimiento. ¿Sé yo escuchar las quejas y lamentos de los hombres muy probados? ¿Sé llevar a la oración mis propias pruebas? A Dios, no le asombran nuestros gritos. Los gritos de Job, como los de tantos salmos, forman parte de la Biblia, libro sagrado; son palabras divinas a través de expresiones humanas. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Ya no hay en Job la paciencia de ayer. Ahora la crisis le invade. Una crisis muy humana: la cadena de los "por qué" que siguen estando en nuestros labios tantas veces. Una crisis que le lleva a maldecir su propia vida y a rebelarse contra Dios, que le parece caprichoso e injusto, al castigar a un inocente.

Es un grito que no es sólo de Job. Es el grito de Jeremías, en una crisis semejante: "maldito el día en que nací... oh, que no me haya hecho morir desde el seno materno, ¿para qué haber salido a ver pena y aflicción?" (Jr 20,14-18). En el origen de la crisis de Jeremías está la misma pregunta: "Tú llevas siempre la razón, Yahvé, pero voy a tratar contigo un punto de justicia: ¿por qué tienen suerte los malos?" (Jr 12,1).

Es el grito de Jesús en la cruz, en el colmo del dolor y la soledad: "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Es el grito de los que han sufrido y siguen sufriendo injustamente. La pregunta que seguimos planteando cuando vemos la desgracia de los niños o de los inocentes, mientras que, en apariencia, los malvados se salen con la suya y Dios parece bendecirles. ¿Por qué?

Los cristianos tenemos un dato nuevo: la muerte y resurrección de Jesús. Pero también nos sigue costando dar con la clave para la respuesta a esta misteriosa pregunta.
Cuando nos toque vivir días tan oscuros como los de Job, hagamos nuestro el salmo de hoy: "Señor, Dios, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia, mi alma está colmada de desdichas, me has colocado en lo hondo de la fosa". El Sábado Santo fue todo oscuridad para Jesús. Pero amaneció la mañana de la resurrección.

¿Sabemos convertir en oración nuestra duda?, ¿sabemos fiarnos de Dios como hará en definitiva Job, y sobre todo Jesús, a pesar de que no entendamos el porqué de tantas cosas en la vida?

¿Qué nos enseña el capítulo 3 del libro de Job? En primer lugar, a saber distinguir como es debido entre lamentación y queja. Estamos demasiado inclinados a lamentarnos de todo y con frecuencia. Nos lamentamos sobre todo de los otros. Ya no somos capaces de lamentarnos con Dios, de llorar ante Dios. Hemos perdido la capacidad de dirigirnos a Dios. Escribe el cardenal Martini que “abrir la vena de la lamentación es la manera más eficaz de cerrar los filones de las quejas que entristecen el mundo, la sociedad, las realidades eclesiásticas que carecen de salida porque, al ser vividas en un ámbito puramente humano, no llegan al fondo del problema”. En segundo lugar, nos enseña a mirar de frente nuestras pruebas, de modo que amortiguamos su aguijón. Cuando pensamos que no lo lograremos, precisamente entonces llega el momento en el que podemos expresar nuestro amor gratuito. Jesús nos mostró la gratuidad de su amor precisamente en la cruz, en el colmo del dolor y de su grito, que, por una parte, expresa la extrema desolación y, por otra, la confianza total en el Padre (cf. Mc 15,34).

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-¿Por qué dar vida a un hombre que ve cerrado su camino y a quien Dios tiene cercado?
El libro de Job es el libro de los «¿por qué?». La pregunta dirigida a Dios: ¿por qué razón existe la desgracia? Pero es también la pregunta que el hombre se plantea a sí mismo. Interrogar es propio del hombre reflexivo: el simple hecho que un "por qué" se deslice en el núcleo de la rebeldía es suficiente para probar que la existencia no se reduce al mal. Si el hombre plantea "preguntas", muestra que es capaz de tomar perspectiva... que imagina que podría ser de otro modo... muestra que hay en él el dinamismo de la vida y de la felicidad. De otra parte, si el hombre "pregunta" a Dios, aunque sea con dureza, es porque reconoce su Existencia. Si Dios no existiera, no cabría hacerle pregunta alguna... nadie pregunta a la nada. Con la nada por delante los "por qué" no estarían tan sólo "sin respuesta" sino que no tendrían tampoco objeto. Jesucristo es la única respuesta de Dios a todos esos "por qué".

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? con el Salmo 87
Llegue hasta ti mi súplica, Señor
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica, inclina tu oído a mi clamor. Porque mi alma está colmada de desdichas, y mi vida está al borde del abismo; ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.  Tengo mi cama entre los muertos, como los caídos que yacen en el sepulcro, de los cuales ya no guardas memoria, porque fueron arrancados de tu mano.  Me has colocado en lo hondo de la fosa, en las tinieblas del fondo; tu cólera pesa sobre mí, me echas encima todas tus olas.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Job ya sabía, como lo sabemos todos, que un día nos vamos a marchar. Pero el problema no es saber de la muerte, sino de la vida: “Imposible atravesar la vida.”.

…sin que un trabajo salga mal, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que un amor nos abandone, sin que alguien de la familia fallezca, sin equivocarse en un negocio. Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe. Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo para vivirla. Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para mejorarlo.

Uno crece asimilando lo que deja atrás, construyendo lo que tiene por delante y
proyectando lo que puede ser el porvenir. Crece cuando se supera, se valora, y sabe dar frutos. Crece cuando se abre camino dejando huellas,  asimilando experiencias,  ¡y sembrando raíces!

Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos ni prejuicios;  cuando da ejemplos sin importarle burlas ni desdenes; cuando cumple con su misión.  Uno crece cuando es fuerte por carácter, sostenido por formación, sensible por temperamento... ¡y humano por nacimiento!..

Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas. Recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se levante el polvo. Uno crece cuando es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones, capaz de perfumarse con residuos de flores...  ¡Y de encenderse con residuos de amor...!

Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y  dándole a la vida  más de lo que de ella recibe. Uno crece cuando se planta  para no retroceder... Cuando se defiende como águila para no dejar de volar... Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella. Entonces... uno Crece Y CRECE CUANDO CREE, ESPERA Y CONFÍA  EN SU CREADOR!


Lectio Divina. Lunes 27 de setiembre.

Lectio Divina lunes 27 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Job 1,6-22; Salmo 16; Lucas 9,46-50. Aprovechemos a Job para esta linda Lectio



Un día, fueron los ángeles y se presentaron al Señor; entre ellos llegó también Satanás. El Señor le preguntó: «¿De dónde vienes?» Él respondió: «De dar vueltas por la tierra.» El Señor le dijo: «¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como él: es un hombre justo y honrado, que teme a Dios y se aparta del mal.» Satanás le respondió: «¿Y crees que teme a Dios de balde? ¡Si tú mismo lo has cercado y protegido, a él, a su hogar y todo lo suyo! Has bendecido sus trabajos, y sus rebaños se ensanchan por el país. Pero extiende la mano, daña sus posesiones, y te apuesto a que te maldecirá en tu cara.» El Señor le dijo: «Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques.» Y Satanás se marchó. Un día que sus hijos e hijas comían y bebían en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a casa de Job y le dijo: «Estaban los bueyes arando y las burras pastando a su lado, cuando cayeron sobre ellos unos sabeos, apuñalaron a los mozos y se llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo.» No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: «Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido tus ovejas y pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo.» No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: «Una banda de caldeos, dividiéndose en tres grupos, se echó sobre los camellos y se los llevó, y apuñaló a los mozos. Sólo yo pude escapar para contártelo.» No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: «Estaban tus hijos y tus hijas comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor, cuando un huracán cruzó el desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató. Sólo yo pude escapar para contártelo.» Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra y dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor.» A pesar de todo, Job no protestó contra Dios.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Satanás acusa a Dios: si los hombres te aman, es por los beneficios que les concedes. La fe no sería, pues, más que un amor interesado. Debate de todos los tiempos. El Divisor, Satanás, tiene la parte más fácil: todo habla contra Dios; ¿quién podrá escoger la vía estrecha del Evangelio y el camino de la cruz? La situación del creyente, en un mundo en el que existe el mal y la injusticia, es una situación de prueba. ¿Cómo se comportará? ¿Se va a hacer ateo? ¿Se va a resignar? Ni lo uno ni lo otro, responde el libro de Job. El creyente es el contestatario que no desiste de recurrir a Dios.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Job, de momento, no se rebela contra Dios. Más adelante tendrá crisis profundas.
Pero es admirable su primera reacción y nos puede hacer pensar. ¿Cómo hubiéramos reaccionado nosotros? ¿Sabemos aceptar como de la mano de Dios lo que nos pueda pasar, que seguramente no llegará al nivel trágico de Job? ¿O nos dejamos trastornar por cualquier contrariedad?

¿Mereceríamos el sarcasmo de Satanás, que interpreta nuestra bondad como muy poco gratuita: servimos con alegría a Dios porque nos colma de bendiciones? Si nos llegara la desgracia, ¿le seguiríamos sirviendo con igual fidelidad?
De entrada, esta parece una reacción insana, humillante, y, sin embargo, nos ofrece la primera clave -¡sólo la primera!- para afrontar el mal inmerecido: bendecir.

¿No les parece que no hemos sido educados para la bendición sino, más bien, para la maldición? Basta examinar el lenguaje que usamos: "Maldita enfermedad, maldito gobierno, maldita persona". La maldición prolonga hasta el infinito los efectos del mal. Procura un primer desahogo emocional, pero nos atenaza sutilmente. Bajo la apariencia de liberación, nos "fija" a la fuente del mal y, de este manera, nos convierte en sus esclavos para siempre.
No es nada fácil ver las cosas desde esta perspectiva. Es más, probablemente nunca llegaríamos a verlas así si no fuera por la luz de la Palabra, que es una verdadera "lámpara para nuestros pasos" en todas las encrucijadas de la vida. 

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Satán respondió: «¿Es que Job teme a Dios de balde? Tócale sus bienes y juro que te maldice a la cara.»
Job feliz y rico lo perderá todo: sus rebaños sus propiedades, sus servidores, sus hijos, su salud... Y todo ello debido a la proposición de "Satán". En el Antiguo Testamento, Satán es el "adversario" por excelencia -tradición del término "satan" en hebreo... que el griego tradujo por «diábolos», el «calumniador», el que pone zancadillas al que anda-. Satán es el adversario al designio de Dios, el que lanza un reto a Dios: no cree que el hombre sea capaz de «justicia» ni de «santidad»... No cree que el hombre sea capaz de servir a Dios «gratuitamente». La señal de Satán es el «interés», el egoísmo: doy para que me des. ¿Soy capaz de gratuidad? ¿Sirvo a Dios y a mis hermanos en vistas al premio, al mérito? o por amor, ¿sin esperar nada en retorno?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Jesús, Hijo de Dios crucificado, concédenos tener un conocimiento más profundo de tu misterio de amor a través de los sufrimientos y las pruebas. Ábrenos el corazón y muéstranos el sentido oculto de las experiencias dolorosas a través de las cuales vienes a romper el velo de nuestra ignorancia. Haz que podamos entrever en tu inaprensible presencia el misterio de tu “amor desmesurado”. Permítenos conocer quién es el Padre que te ha enviado; quién eres tú, que nos manifiestas el corazón del Padre mediante tu corazón traspasado en la cruz; quiénes somos nosotros, que vemos resplandecer tu amor en la humillación de nuestra pobreza y en la soledad del corazón. Por eso, Señor, ayúdanos a mirar de frente nuestras pruebas y sufrimientos, deseando sólo -en esta mirada- conocerte y penetrar con el corazón y con la mente en tu inexpresable misterio de amor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Nuestra condición humana es de fragilidad, por lo tanto, en lugar de quejarnos y maldecir, tratemos de transformar el sufrimiento… tratemos de bendecir… y sepamos orar aún: “En la enfermedad”

Oh Dios de mi salud y me enfermedad, de mi debilidad y mi fortaleza, de mi tristeza y mi alegría, de mi soledad y mi compañía, de mi certidumbre y mi esperanza, de mi vigor y mis dolencias; oh Dios de vida y salud.

En la noche de mi enfermedad me pongo en tus manos de Padre: alumbra esta oscuridad con un rayo de tu luz; abre una rendija a mi esperanza; llena con tu presencia mi soledad; sé mi confianza por encima de todo y mi refugio en los malos momentos; trata con ternura mi debilidad; cura mis heridas con tu aceite y déjame ser en tu compañía.

Que el sufrimiento no me aplaste; que tu aliento me alivie; que la enfermedad me dignifique, y que el ser hijo/hija sea lo más grande.

lunes, 27 de septiembre de 2010

"YO SOY LA LUZ DEL MUNDO" JUAN 8,12


“El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida…” Jesús es luz para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. Dios se había hecho guía del Pueblo hebreo en el desierto por medio de una nube luminosa. De igual manera, el que sigue a Jesús, nueva nube luminosa que nos ilumina en el desierto de nuestra sociedad, no caminará en tinieblas y por lo tanto no tropezará. Apueste por Jesucristo Luz del Mundo y tu vida estará llena de bendiciones y encaminada por el CAMINO que lleva al PADRE”

"YO SOY LA VID VERDADERA Y MI PADRE EL VIÑADOR" JUAN 15,1


“Hermano y hermana, este versículo es todo un llamado que Jesús nos hace para que sigamos firmes en medio del mundo.
La viña es el Pueblo, plantado por Dio y debía dar frutos de justicia, pero al venir Jesús, se acaba esa historia en que el Reino de Dios fuera identificado con el Pueblo Judío.
Ahora la vid verdadera echó raíces y es Jesucristo, es el tronco del que salen todas las ramas, es decir todos nosotros que vivimos por él. Pero también él es la planta entera y tronco y ramas juntas forman con él un solo cuerpo. LA IGLESIA”

sábado, 25 de septiembre de 2010

Gotas del evangelio

"YO SOY EL PAN DE VIDA" JUAN 6,48


“Jesús se hace nuestro pan, cuando comemos su cuerpo en el Sacramento de la Eucaristía. Esta cena del Señor, es la expresión más fuerte de nuestra unión con Dios Padre en Cristo Jesús. Hoy, algunos, al igual que en el evangelio, podrían decir ¿CÓMO PODRÍA DARNOS A COMER SU CARNE? JUAN 6,52. Claro, eso nos debe recordar las palabras de falta de fe y de mal agradecidos de los israelitas en el desierto en Números 11,4 que dice: “Entre los israelitas se había mezclado gente de toda clase, que solo pensaba en comer. Y los israelitas, dejándose llevar por ellos, se pusieron a llorar y a decir: “¡Ojalá tuviéramos carne para comer! ¡Cómo nos viene a la memoria el pescado que comíamos gratis en Egipto! Y también comíamos pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos. Pero ahora nos estamos muriendo de hambre, y no se ve otra cosa que maná.”.
Pero hoy, Jesús da su cuerpo y su sangre al mundo para que tengamos vida y vida en abundancia.

Lectio Divina. Viernes 24 de setiembre.

Lectio Divina viernes 24 de septiembre 2010, Tiempo Ordinario, Ciclo –C- Lecturas: Eclesiastés 3,1-11; Salmo 143; Lucas 9,18-23.



Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: -«¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron:  -«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» Él les preguntó: -«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: -«El Mesías de Dios.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: -«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD  – Mesías es palabra hebrea. En griego se dice Christós. En castellano, Ungido. Jesús es el Ungido de Dios, o sea, aquél sobre quien Dios ha enviado su Espíritu, ungiéndole con su fuerza, para que lleve a cabo una misión. Hoy, tenemos que luchar por recuperar para nuestra práctica cristiana el valor y el sentido de la misión de Jesús. El que lo reconozcamos como el enviado de Dios, tal como lo hizo Pedro, no implica necesariamente que comprendamos realmente su misión. Pues, sus discípulos aunque lo seguían y trataban de ayudarle en todo, se tardaron mucho tiempo en alcanzar una comprensión cabal. Y se demoraron tanto no porque les faltara buena voluntad, sino porque sus propias expectativas los cegaban. Hoy nosotros necesitamos prescindir de nuestras ideas previas sobre Jesús para tratar de percibirlo como nos lo presenta el evangelio, y, sobre todo, para comprender su misión y adoptarla como la directiva principal de nuestra vida comunitaria y personal.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?

• Lucas 9,18: La pregunta de Jesús después de la oración. “Estando una vez orando a solas, en compañía de los discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?” .

• Lucas 9,19: La opinión de la gente sobre Jesús. “Ellos respondieron: "Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos ha resucitado."

• Lucas 9,20: La pregunta de Jesús a los discípulos. Después de oír las opiniones de los demás, Jesús pregunta: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”. Pedro respondió: “¡El Mesías de Dios!”

• Lucas 9,21: La prohibición de revelar que Jesús es el Mesías de Dios. “Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie”. Les está prohibido el que revelen a la gente que Jesús es el Mesías de Dios. ¿Por qué Jesús lo prohibió? Es que en aquel tiempo, como ya vimos, todos esperaban la venida del Mesías, pero cada uno a su manera: unos como rey, otros como sacerdote, otros como doctor, guerrero, juez, o ¡profeta! Nadie parecía estar esperando al mesías siervo, anunciado por Isaías (Is 42,1-9).

• Lucas 9,22: El segundo anuncio de la pasión. Y Jesús añadió: "El Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.”

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
En clima de oración Jesús le hace una pregunta a sus discípulos y los pone en jaque mate. En principio recibe respuestas de lo que pensaba la gente de lo que ellos habían visto y oído. Pero Jesús ahonda un poco más y exige una respuesta vital; ustedes ¿Quién dicen que soy yo?,  finalmente Pedro, siguiendo su corazón, como se lo había revelado el Padre del cielo respondió: Tú eres el Mesías, el hijo de Dios.

Pero la pregunta de fondo de Jesús es,  para mí, es para ustedes, es para nosotros ¿quién soy yo? Podemos  eludir esta respuesta, y pasa que  hay hombres y mujeres que van por la vida sin esbozar una respuesta  a esta pregunta; otros,  responden a medias, van a los libros  e intentan deducir quien es Jesús.

La buena noticia de hoy quiere enseñarnos que sólo podremos responder quien es Jesús si aprendemos a encontrarnos con Él, o mejor dicho, si nos dejamos encontrar por Él, porque a veces huimos, nos escondemos y el encuentro se torna difícil.  Jesús nos encuentra de una manera sorprendente, Jesús en nuestro encuentro es siempre sorpresa, y para poder entrar en esa intimidad necesitamos abrir el corazón que es el templo para vivir en plenitud el misterio del  encuentro.

Esta pregunta sigue brotando hoy del corazón mismo de Jesús. En ella, Jesucristo se abre y nos pide una respuesta profunda. Cuando alguien abre el propio corazón, desea que la persona que está enfrente no le responda sólo con la cabeza. Esta pregunta proveniente del corazón de Jesús quiere tocar nuestro corazón. ¿Quién soy yo para ustedes?

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Jesús les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?"
Jesús se arriesga a interrogarnos. Las respuestas abundan. Se han escrito libros enteros para darlas. ¿Jesús? Un profeta asesinado, el Sagrado Corazón, verdadero Dios y verdadero hombre, super-star... Jesús les pide una respuesta personal. ¡Hay que tomar posición! Pues no basta ir repitiendo las opiniones oídas, si uno no se compromete personalmente. ¿Quién es Jesús para mí ahora, en esta etapa concreta de la vida que estoy viviendo?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, dinos "quién eres". Y concédenos tener plena confianza en ti. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Mucha pregunta la de hoy… Nos deja sin respuesta adecuada… porque Jesús, tú: “Eres otra cosa”
Eres otra cosa, Jesús. Eres otra cosa.
Tanto tiempo contigo,  sentados a tu mesa,  caminando a tu vera,  y no te entendemos.

Seguimos atados a nuestras formas y prácticas,  a nuestras costumbres, tradiciones y leyes.  Hemos hecho de ellas nuestro credo, nuestra norma de vida. Y aunque estén vacías nos entra un miedo atroz cuando Tú intentas romper el castillo vano en el que nos refugiamos.

Eres otra cosa, Jesús.  Eres otra cosa.

¿Quién ha dicho que Tú eres triste,  serio, aguafiestas y exigente? ¿Quién ha dicho que el Evangelio  está reñido con la alegría y la fiesta? ¿Quién ha dicho que la fe es una carga inútil  de normas y leyes que ya no rigen? ¿Quién ha dicho que tu mensaje es una cadena  con manto de rosas y promesas huecas?

Tanto tiempo contigo, trabajando en tu viña, hablando de nuestras vidas,
y no te entendemos.

Tenemos que cambiar de pies a cabeza:  nuestras glándulas resecas,  nuestros miembros sin juego, nuestras arterias rotas,  nuestra mente cerrada,  nuestro corazón viejo.

Beber vino nuevo y exponernos al viento de tu Espíritu  sólo con el manto que Tú nos has tejido.  Romper esquemas, y adquirir estilo, forma y mentalidad nueva  para entenderte y gozarte.

Tanto tiempo contigo, oyendo tus risas, compartiendo tus fatigas, y no te entendemos, porque seguimos siendo fariseos, ayunando de tu Evangelio, y no nos atrevemos a emborrachamos contigo.

Eres otra cosa, Jesús.  Eres otra cosa.