Lectio Divina viernes 28 de octubre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Efesios 2,19-22; Salmo 18; Lucas 6,12-19
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
ELEGIDOS, EQUIPADOS Y ENVIADOS
1. Hagamos las LECTURAS
Ya no son extranjeros ni forasteros, sino que son ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Están edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también ustedes se van integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Del Evangelio según san Lucas 6, 12-19
Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
VEAMOS NUESTRA REALIDAD - Para qué negarlo que cuando nos escogen para realizar un trabajo o misión por encima de un grupo de personas nos sentimos super importantes. Pero cuando no nos escogen… ¡qué tristeza y qué decepción! Cuestión de empezar a reflexionar y ponerle “play” al corazón… ¿No fuimos ungidos desde nuestro bautismo como sacerdotes, profetas y reyes? ¿No estamos edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas? ¿No somos ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios? Por favor, de ahí para abajo todos los títulos y cargos nos quedan chiquitos.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Poco conocemos sobre estos apóstoles. El apodo “Zelote” indica probablemente que Simón había pertenecido al grupo de activistas anti-romanos antes de convertirse en apóstol. Judas, hermano de Santiago y llamado también Tadeo, preguntó a Jesús después de la Última Cena cómo el mismo Jesús podría mostrarse a sí mismo como Mesías sin usar la fuerza. Jesús le respondió que los creyentes le aceptarían por su amor. Cabe destacar que la presencia de la oración en esta escogencia revela la importancia de los momentos más relevantes en la vida de Jesús. Quizás esta oración es para pedirle al Padre acertar en su elección, o posiblemente para que quienes sean elegidos puedan continuar y se sientan dispuestos a seguirlo. Pablo les llamará “cimiento de la comunidad”, representantes ellos al mismo Cristo. Jesús les elige para responder a las necesidades de una humanidad enferma. Y les confiere su propia misión, su propia autoridad.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
No era una decisión cualquiera, de resolución simple. De entre los muchos discípulos que tenía, iba a elegir a varios de ellos en particular: iban a andar tan cercanos a Él que esa misma cercanía implicaría un compromiso total.
No era una decisión cualquiera, por eso Jesús pasa la noche entera en oración con su Padre.
Más de uno se sorprendería con la eleción de Jesús: entre los doce elegidos no había herederos de grandes familias o realeza, notorios políticos o sabios de renombre. Entre ellos había pescadores, recaudadores de impuestos, campesinos, estudiosos de la Torah, comerciantes... Y los había de muy diferentes caracteres, obstinados y honestos como Tomás, entusiastas como Pedro, fieles hasta el fin pero violentos como Santiago y Juan, prácticos como Andrés... Todos con sus luces y sombras, con sus virtudes y defectos, con su nombre y apellido, muy parecidos a ti y a mí, a cada uno de nosotros.
Porque de eso se trata. Beber con ansia el vino de su Palabra, y que Él haga morada en nosotros y desde allí, descubrirnos enviados a anunciar la Buena Noticia a todas partes, a sembrar la esperanza, a orar sin cesar y a trabajar para que el Reino sea en esta tierra.
Nos llama por nuestros nombres y tal cual somos porque nos conoce... ¡y cree en nosotros!
¿Qué estamos esperando?
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Primera lección de hoy. ¿Qué peso tiene en nuestras decisiones –personales, familiares, comunitarias- la oración? ¿Le dejas a Él aconsejarte? ¿O nos fiamos más del horóscopo, de los programas de televisión, o de lo que hacen todos?
Segunda lección de hoy. Sean muchos o pocos los que se salven –de Dios depende- tenemos todos la obligación de aportar nuestro grano de arena en la tarea de la evangelización. Desde nuestro lugar, de hijo, de padre, de esposo, de esposa, de empresario, de estudiante, de monja, de cura... Todos tenemos un entorno en el que nos movemos. Todos podemos ser evangelizadores. Es algo que recibimos con el Bautismo, la tarea de seguir propagando la fe. Jesús ya te ha elegido. Ha añadido tu nombre a esa lista de apóstoles. ¿Qué le vas a decir?
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Al celebrar hoy a tus apóstoles Simón y Judas, recordamos cómo tu Hijo pudo edificar su Iglesia sobre hombres débiles y falibles y hacerlos su firme fundamento. Te pedimos hoy, con tu Hijo, que nuestra fe en tu Iglesia y en los que la gobiernan permanezca inquebrantable. Mientras ellos se esfuerzan y quizás andan a tientas, que tu Espíritu los llene con su sabiduría y su ardor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Jesús confía su propia misión a manos humanas débiles y falibles. “Confía”, porque se fía suficientemente de ellos. Con la ayuda del Espíritu Santo, esforcémonos en hacer la tarea que Dios nos encomienda. A TIEMPO Y A DESTIEMPO
Señor, nuevamente me llamas por mi nombre, me convocas a tu comunidad y me invitas a desatar, para todos mis hermanos y hermanas, la palabra de vida que siembras, día a día, en mis entrañas.
Que tu Espíritu me acompañe, en todo momento y circunstancia, para que mis labios y mi corazón te anuncien, con alegría y ternura, como la buena noticia de la liberación en este mundo que anhela y busca.
Que con mi palabra y testimonio salga urgentemente al encuentro de los que buscan una vida más digna, de todos los que ansían y necesitan cercanía, salud y trabajo, justicia y paz, diálogo y fraternidad, vida…
Que les ofrezca, gratis, las primicias de tu Reino desde la compañía respetuosa y fiel,
desde la historia y experiencia que Tú me has dado, y desde la memoria de tu vida que convence y llena.
Gracias, Señor, por tu elección y llamada para anunciarte, hoy, a todos los que Tú amas.
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