Lectio Divina lunes 10 de octubre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas:
Romanos 1,1-7; Salmo 97;Lucas 11, 29-32
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
BUSCANDO SEÑALES
1. Hagamos las LECTURAS
Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD - El símbolo de Jonás sigue allí llamándonos la atención para que también nosotros hoy revisemos nuestra vida, dejemos las falsas seguridades y comencemos a cambiar de actitud; la vida tenemos que irla haciendo crecer a la medida de Jesús, el ser humano ideal que sigue siendo para nosotros el mejor camino de acceder a Dios y a su Reino. Abandonemos, entonces, la actitud farisaica de autosuficientes y de creernos mejores que los demás.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Jesús reprende a los judíos por no creer si no ven signos espectaculares. Pero Cristo proclama que la fe consiste en confiar en la palabra y en la persona del enviado por Dios. La primitiva comunidad cristiana especificó más: la fe consiste en la confianza en Cristo resucitado. El signo preeminente es Jesucristo mismo. Creemos no por este o aquel milagro o prueba, sino porque Jesús mismo, en su persona, nos hace a Dios visible.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Pedimos signos, requerimos señales, muchas señales.
Convertimos la fé -una cuestión de corazón y de amor- en un trueque, si me das tal cosa te prometo hacer tal otra, Señor muéstrame que debo hacer, Señor si de verdad me quieres te pido que hagas esto o el otro...
Y hay una sola señal importante, en toda la historia ha habido un solo signo auténtico, claro y definitivo: la Resurrección de Jesús.
Y el Señor hoy sigue dando señales, pero se nos ha anquilosado la mirada.
Esos signos están dados por mujeres y hombres buenos que dan testimonio de esa Resurrección, de esa Vida que de una vez y para siempre ha aplastado a la muerte.
A tener cuidado: no siempre esas personas-signos pueden ser cercanos, de nuestra comunidad, de nuestra Iglesia.
Hay mucha gente -innominada, quizás desconocida para nosotros e incluso ignorada- que son signos del Amor que Dios tiene para con cada uno de nosotros.
Del lugar más impensado aparecerán señales milagrosas de esa búsqueda constante del Padre hacia el bien de sus hijas e hijos.
Jonás para los ninivitas, la reina de Saba para el pueblo de Israel... Las señales pueden venir de donde menos se las esperan.
Los caminos del Señor son misteriosos e inescrutables, pero siempre conducen al bien y a la verdad.
Habrá entonces que re-pensarnos desde la conversión, es decir, desde un alma que se sabe imperfecta y falible, pecadora y escasa que constantemente quiere converger en el destino común que tenemos inscripto en el fondo del corazón desde el mismo Bautismo: la vuelta al Padre.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Como sea que el gentío se apiñaba a su alrededor, Jesús se puso a decirles:...
Un gentío cada vez mayor. Una gran aglomeración de personas... en la acera. ¿Qué es lo que pasa? Unos recién llegados, curiosos, se unen a los que ya están allí estacionados.
-Se puso a decirles: "Esta generación es mala. Pide una señal...
La razón de esa aglomeración, es el deseo de lo maravilloso. Algo sorprendente va a pasar. Hará algún milagro. Las muchedumbres están siempre ávidas de lo sensacional. ¿Y yo? ¿Espero también que Dios se me manifieste más?
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios, Padre nuestro: Nosotros también a veces deseamos ver señales extraordinarias que den vigor a nuestra fe vacilante. Danos una fe que sea suficientemente fuerte, que no necesite pruebas ni milagros, sino simplemente que confíe en ti y en tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo. Haz más profunda esta nuestra fe y que ella sea el verdadero fundamento de toda nuestra vida. Te lo pedimos por medio de nuestro Señor resucitado, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Más grande que Salomón, más grande que cualquier profeta, es Jesús. Nosotros creemos en él. En él confiamos. A él tomamos como el tesoro que da sentido a nuestras vidas. PRACTICAR LA FE
Vagar por el bosque. Empezar a inquietarse o a cansarse. Tener tocado el ánimo y también los pies y las razones. Acelerar el ritmo. Sentir que se echa encima la noche, la niebla, el frío los silencios y los ruidos, y afloran los temores. Aceptar que estoy perdido. Y, de pronto, encontrarme a alguien con quien puedo comunicarme y contarle lo que me sucede. Pedirle que me ayude... y descubrir que sólo podemos apoyarnos
compartiendo los senderos que hemos probado inútilmente, los caminos falsos, y las zonas exploradas que no nos sirven.
Seguir buscando la salida -la verdad, el horizonte, tu presencia-perdidos pero serenos y alumbrándonos, eso es practicar la fe. Eso es creer como Tú quieres.
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