Lectio Divina lunes de octubre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Romanos 4,19-25; Salmo (Lc 1, 69-75) Lucas 12, 13-21
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
¡¡¡¡¡NECIOS SOMOS!!!!!
1. Hagamos las LECTURAS
Dijo uno del público a Jesús: -«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.» Él le contestó: -«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre ustedes?» Y dijo a la gente: -«Miren: guárdense de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.» Y les propuso una parábola: -«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.
VEAMOS NUESTRA REALIDAD - Estamos leyendo y escuchando noticias de grupos que están protestando por la excesiva codicia de los sistemas de gobierno. Encendamos las luces de la mente para comprender lo que está sucediendo a nivel mundial, pero sobre todo encendamos las luces del alma y del espíritu para orientarnos y orientar. El evangelio de hoy es excelente para reflexionarlo en grupos acerca de este mal que azota a la humanidad y que está creando víctimas por montones.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Cuando Jesús habla abiertamente contra los ricos, no intenta condenarlos, sino liberarlos. Lo que él denuncia no es el hecho de que tengan bienes materiales, sino su propio apego excesivo a ellos y el uso egoísta que hacen de sus riquezas: para acumular y atesorar, para disfrute y placer egoísta o, como algunos países ricos hacen, almacenando o haciendo acopio de trigo en silos o usando el petróleo para presiones políticas y económicas. El valor de las posesiones es relativo ante los bienes del Reino, como son la justicia y el amor. Lo que cuenta realmente es ser rico y sabio ante Dios.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Jesús, en esta parábola del rico insensato, nos enseña y nos previene contra esta peligrosísima actitud, enfermedad cuasi terminal para el alma y que impide que nazca el hombre nuevo para el Reino de Dios. No es cuestión de hacer teorías sobre sistemas, analizar economías, definir ideologías; no comentar sobre política: antes que todo eso -que debemos reconocer como importante- hay personas que rinden culto a la avaricia y que hacen de la codicia su camino.
La insensatez del rico de la parábola es asegurar su vida mediante la acumulación de cosas, de bienes materiales; pretende, mediante la abundancia de bienes, tener garantizada una "buena vida", alegre, pacífica, plena. Se cree astuto, y por eso planifica lo que firmemente cree como dogma de fé, amontonando muchas cosas, rindiéndole culto al dinero...Pero en realidad va camino a la ruina verdadera, a la pérdida de su alma.
Cuando se construyen depósitos en el corazón para amontonar cosas que no nos pertenecen, se echa fuera la semilla del Reino de Dios y se impide que germine, crezca y de frutos... Lo que verdaderamente nos pertenece es lo que damos gratuitamente, sin condiciones, por el bien del otro antes que el propio, con los pies firmemente afirmados en la solidaridad y continuando la obra del Maestro, haciendo presente aquí ahora el Reino, que ante todo es la donación por amor de la propia vida y el servicio.
Dijo San Francisco de Asís: Tengo pocas cosas… y las pocas cosas que tengo las necesito bien poco. Es un buen momento para meditar -junto al hermano de Asís, que tanto sabía de estas cuestiones- cuales cosas son en verdad de nuestra propiedad, que valor le damos a las cosas y si los bienes son para el uso y disfrute de todos o de algunos pocos...
-Pensar que saturamos nuestros oídos y mentes con sesudas y extenuantes soluciones a esta crisis que tan cruelmente golpea, y que no es otra cosa que el fruto maldito de la codicia-
El Abbá Padre de Jesús y Padre nuestro quiere el bien y la plenitud hoy y siempre de todas sus hijas e hijos, comenzando en esta vida que es peregrinar hasta la morada definitiva con Él y por Él.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Si soy víctima de la codicia, lo pierdo todo. Hiriente parábola, dicha para despertar a cualquier alma dormida sobre el montón de trigo de sus graneros. Necesito pan, y debo buscarlo; es mi deber. Pero no debo amontonar el grano para que se pudra, máxime si otros se mueren de hambre. Está bien que ahorre para mi futuro y para el de los míos, pero ¿qué sentido tiene programar sólo mis gozos y placeres del cuerpo, privándome de las alegrías y gozos del espíritu solidario, caritativo, benefactor, justo? ¡Qué desgraciado es el hombre que no siente y vive la felicidad de ayudar a los demás a ser felices!
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, Padre bueno y misericordioso: Buscamos con frecuencia seguridad y garantía
en cosas que anhelamos poseer y acaparar. No permitas que las cosas nos posean y controlen. Cuando nuestras riquezas supongan pobreza para otros, cuando nuestra vida suponga muerte para otros, enséñanos la alegría del compartir y danos el valor de buscar primero las riquezas de tu reino por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
en cosas que anhelamos poseer y acaparar. No permitas que las cosas nos posean y controlen. Cuando nuestras riquezas supongan pobreza para otros, cuando nuestra vida suponga muerte para otros, enséñanos la alegría del compartir y danos el valor de buscar primero las riquezas de tu reino por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: “La vida de uno no consiste en la abundancia de posesiones”, nos ha dicho Jesús hoy. Lo que nos va a traer felicidad, no es precisamente tener abundancia de bienes materiales, sino de bienes del reino de Dios: ser buenos, sabios y justos. A ver si nos ayuda este mensaje:”SOBRIEDAD”
Contra el consumismo: ser consciente de lo que está ocurriendo es primordial para luego actuar utilizando la voluntad y la capacidad de razonamiento, de modo que se llegan a tomar decisiones en función de algún criterio. ¿Cuáles son estos criterios? Se trataría de considerar:
1) En caso de no adquirir tal artículo ¿habría consecuencias negativas en los fines que estoy persiguiendo?
2) Este gasto, ¿podría considerarse por otra persona que me conoce, y conoce mi situación, como algo injusto respecto a los demás?
3) ¿Cuál es el motivo real de este gasto?
4) Viviendo de este modo, ¿acabo siempre con una pequeña necesidad de tener más?
El hombre sobrio no se engaña. Conoce el valor de las cosas, y en consecuencia, es realista. Está en condiciones de utilizar sus recursos en bien de los demás y tiene la seguridad de saber que lo está haciendo. Por otra parte, la sobriedad no supone que el hombre no deba gastar, ni comer, ni beber, etc. Es evidente, si consideramos el caso de una persona que no gasta dinero a menos que sea absolutamente necesario y además de mala gana. Le llamamos "avaro".
Pero es difícil encontrar el justo medio entre el gasto superfluo y el gasto que es razonable. Y es difícil porque la medida no es sólo cuestión de cantidad. Hemos visto cómo falta de sobriedad significa buscar distintos placeres inmoderadamente. Sin embargo, es lícito tener buen gusto, disfrutar de lo que Dios nos ha dado, descansar y entretenernos para trabajar mejor.
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