viernes, 14 de enero de 2011

Lectio Divina viernes 14 de enero 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Hb 4, 1-5,11; Salmo 18; Marcos 2, 1-12



VEAMOS NUESTRA REALIDAD. Hoy vemos con mucho pesar cómo están divididas las opiniones de los panameños con el hecho reciente de unos adolescentes quemados en su celda a la vista de otros que los custodiaban y cuidaban… Unos dicen ¡bien hecho! quien los manda… Otros nos lamentamos por la flagrante falta de humanidad de los que observaban. En fin, hoy el evangelio nos muestra a cuatro amigos que llevan a un paralítico para que sane… Creatividad… ingenio… ¡ganas de hacer el bien! Frente a esto tenemos a gente “paralítica” física y mentalmente que pudiendo hacerlo, no lo hacen, al contrario se gozan en ver sufrir al otro. Oremos por todos ellos y por nosotros… para que podamos ayudar a los demás a levantarse…

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
 En la Biblia, a los milagros se les llaman “signos”. Son  -como la curación del paralítico-  manifestaciones visibles de que algo importante ha ocurrido en el interior de la persona. El paralítico puede caminar. Puede ponerse de pie y moverse como un ser humano, como una persona que recibe perdón y que puede alzarse  de la parálisis del pecado. ¿No podríamos nosotros también dar “señales” a la gente que nos rodea, de que Dios está vivo en nosotros, mientras las alzamos y eficazmente las hacemos salir de sus miserias?
                                             
b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
El texto destaca la solidaridad y la fe de cuatro amigos de un paralítico que a toda costa buscan estar cerca de Jesús, pues si él lo ve, él lo curará. Aquí se cumple el dicho que la fe mueve montañas y ¡tejados! Nada es imposible para el que cree:Viendo Jesús la fe que tenían”, dice el texto. La generosidad de estos amigos logra la salud y el perdón para el enfermo: nada de miedo al ridículo, al qué dirán. Es como si le dijeran al enfermo: ¿Quieres sanar? Ahí está la fuente de la vida, Jesús, vamos a acercarnos a él sin miedo.
¿Por qué antes de sanar al paralítico Jesús le perdona los pecados? La razón es sencilla: de nada sirve tener el cuerpo sano, pero el corazón paralizado por la codicia y el egoísmo. Jesús quiere empezar por dentro: para caminar bien el paralítico necesita primero un corazón perdonado. El perdón y la curación física revelan el poder divino de Jesús. Ambas acciones demuestran que la salvación es completa cuando cuerpo y alma se llenan de vida.
“Levántate” significa iniciar una vida nueva alejada de toda maldad. La camilla que se lleva a casa a la vista de todos le recordará los males que tuvo que soportar. Volver a casa significa el apoyo y la fuerza que debe brindar con su testimonio a su familia, a su comunidad.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Lo primero que tendríamos que aplicarnos es la iniciativa de los que llevaron al enfermo ante Jesús. ¿A quién ayudamos nosotros? ¿a quién llevamos para que se encuentre con Jesús y le libere de su enfermedad, sea cual sea? ¿o nos desentendemos, con la excusa de que no es nuestro problema, o que es difícil de resolver? Además, nos tenemos que alegrar de que también a nosotros Cristo nos quiere curar de todos nuestros males, sobre todo del pecado, que está en la raíz de todo mal. 

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios y Padre nuestro: Somos  tu pueblo, a veces paralizado por nuestros miedos
y nuestra fascinación  con el pecado. Que tu Hijo nos dirija sus palabras  poderosas de perdón y de fortaleza, para alzarnos por encima de nosotros mismos,  por encima de nuestra cobardía y de nuestros torpes arreglos. Así iremos resueltamente por el camino hacia ti y a los hermanos, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
 Motivación: –El evangelio dice que había muchos que acudían a ti y que tú les proponías la Palabra. Al menos ese gentío quería tener criterios para poder valorar la vida y juzgar las situaciones que se les presentaban. Hoy Señor, queremos pedirte que nos ayudes a realizar que tenemos una grave parálisis para actuar y hacer el bien… No tenemos base suficiente para discernir situaciones y hacemos juicios a la ligera. Por eso te pedimos perdón por clavar: “Clavos contra los hermanos”

Señor, Dios nuestro: Tú eres bueno, eres fiel y misericordioso y justo con todo lo que haces, mientras que nosotros te hemos traicionado y abandonado, hemos manipulado tu buena noticia y expoliado tu hacienda. Delante de todos los hermanos  nos reconocemos pecadores y te pedimos perdón. Hemos clavado muchos clavos en el cuerpo de nuestros hermanos.

Clavos de soberbia y de orgullo: nos creemos superiores.
Clavos de envidia: hemos sido mezquinos.
Clavos de lujuria: hemos buscado placeres sin medida.
Clavos de avaricia y posesión de riquezas: no hemos compartido lo que tenemos.
Clavos de gula: tenemos el estómago lleno.
Clavos de miedo al compromiso: nos hemos refugiado en nosotros mismos.
Clavos de ira: no hemos tenido paciencia ni ternura.
Clavos de cobardía y pereza: hemos olvidado nuestras promesas bautismales.

Nuestros pecados son martillazos que damos, sin piedad, a nuestros hermanos.  Señor, escucha nuestra súplica arrepentida.  Acógenos en tu regazo y danos un corazón nuevo.

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