martes, 11 de enero de 2011

Lectio Divina martes 11 de enero 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Hb 2,5-12; Salmo 8; Marcos 1, 21-28

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA


Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: -«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: -«Cállate y sal de él.» El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: -«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD. Hoy la falta de autoridad es un problema grave… Falta autoridad en el hogar, en la escuela, en las instituciones, en el gobierno, en la Iglesia… Pero sobre todo nos falta autoridad para echar fuera el mal que aqueja a la humanidad y que nos impide ser felices. Por otro lado los criterios para adquirir fama, están bastante distorsionados y son tan distantes a los que hoy nos habla el Evangelio: Jesús adquirió fama porque se pasó expulsando el mal y haciendo el bien. Si lo imitáramos aunque sea un poquito lograríamos solucionar muchos de los problemas que nos están aquejando.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En el evangelio de hoy Marcos nos muestra el poder de Dios en acción, en Jesús, el Mesías. Es un poder al que se oponen los poderes del mal, un poder que debe luchar y asumir la contradicción y el sufrimiento, pero que definitivamente saldrá victorioso  – a través de lucha y contradicción. Así es el poder de Dios también hoy en el mundo, el poder de Dios se muestra como respuesta a nuestra fe y oración.

b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Vemos a Jesús rodeado de unos discípulos e iniciando una actividad muy intensa. El evangelista Marcos ha querido resumir como en una jornada tipo, el programa básico de la actividad de Jesús. En esa jornada se da la lucha y la contemplación; el estar entre amigos y con la gente común; la atención a la miseria humana y la atención a Dios. El lugar geográfico donde todo esto tiene lugar es Cafarnaúm, a orillas del lago de Galilea.

Por otra parte, la acción de Jesús no se limita al local de la sinagoga, como lugar sagrado de la comunidad, sino que se extiende también al espacio privado de la casa –en Cafarnaúm está la casa de Pedro-, y llega hasta el descampado, donde también las multitudes le esperan.

La actuación de Jesús se caracteriza por una autoridad que sorprende y suscita en los que le escuchan el interrogante sobre el misterio de su persona.

La presencia del espíritu del mal sobre un hombre presente en la asamblea de la sinagoga bien puede ser como un símbolo también del pueblo judío, que lee las escrituras santas y practica el culto, pero no es capaz de liderar el combate contra el mal. Jesús, guiado por la autoridad y la fuerza que el Padre le ha dado, derrota sin atenuantes las fuerzas del maligno.

Contemplar a Jesús lleno de poder y de sabiduría nos tiene que mover a dejarnos enseñar por él y, a pesar de nuestros miedos y debilidades, no dudar nunca de que con Él la victoria sobre el mal es segura.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Si tengo ocasión de hablar de Dios, o de Cristo, a mis hijos, a los amigos, ¿cómo lo hago? ¿Cómo un "escriba" preocupado sólo de repetir exactamente fórmulas escolares? o como un testigo que ha sabido interiorizar personalmente el evangelio y que se compromete con lo que dice? O ¿cómo un testigo servidor de la Palabra divina, que desaparece ante aquél del cual está hablando?...

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, fuente de todo poder, nos complace imaginar que podemos hacer grandes cosas, pero cuando se trata de tu trabajo, de tu reino de verdad y de justicia, tenemos que reconocer, quizás de mala gana, que somos débiles y poco efectivos. Ayúdanos a reconocer esta debilidad nuestra, no como  derrota, sino como nuestra verdadera fuerza, para que tu poder se revele en sí mismo en el sufrimiento, en la lucha, y también en la amabilidad y el amor, que tú nos muestras en Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
 Motivación: Jesús enseñaba con autoridad. ¿Por qué? Porque creía totalmente en lo que decía;  y porque apoyaba sus enseñanzas con señales milagrosas. Quizás el mayor milagro fue que él mismo vivía lo que enseñaba. Que nosotros también vivamos como creemos… “Prohibido quejarse”
Pensaba que mi vida no iba bien. Sentía que algo siempre me faltaba. Entonces hablé con Dios…

Me quejé de lo que me salió  mal en el trabajo, pero no agradecí las manos que tengo para trabajar.-

Me quejé de tener que soportar el ruido de mis hermanos, pero no agradecí por tener una familia.-

Me quejé cuando no tenía lo que más me gustaba para comer, pero olvidé agradecer el hecho de tener qué comer.-

Me quejé por mi salario, cuando miles ni siquiera tienen uno por estar desempleados.-

Me quejé porque no apagaban la luz de mi cuarto al salir, pero no pensé en que muchos no tienen hogar donde tener alguna luz encendida.-

Me quejé por no poder dormir un poquito más, olvidando a quienes darían todo por tener su cuerpo sano para poder levantarse.-

Me quejé porque mi madre me reprendía, cuando millones desearían tenerla viva para poder honrarla y abrazarla.-

Dios me iluminó  en esa conversación y entonces comprendí mi egoísmo y lo ingrato que he sido con Él. Fue cuando entonces comencé a agradecerle todas las cosas que había olvidado, y aún más de aquéllas por las que tanto me quejaba.

Recuerda este proverbio:  "Pobre del que, al final del día, no sepa qué agradecer ni a Quien". ¡Que Dios bendiga tu día! Y ya sabes... ¡no te quejes!

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