miércoles, 19 de enero de 2011

Lectio Divina miércoles 19 de enero 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Hb 7,13.15170; Salmo 109; Marcos 3, 1-6
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA


1. Hagamos la LECTURA
Entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis: -«Levántate y ponte ahí en medio.» Y a ellos les preguntó: -«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»  Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: -«Extiende el brazo.» Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD. Algunas veces reducimos nuestra religión a un asunto de leyes casuísticas: ¿Se permite trabajar en domingo? ¿Cuándo llega a ser pecado mortal,  si llego tarde a la Misa? ¿Cometo pecado si no alzo mis manos al rezar el Padre Nuestro? A veces nos comportamos como niños inmaduros. Dios quiere que crezcamos en nuestra fe. ¿Dónde queda la Buena Noticia de Jesús? ¿En qué consiste  nuestro amor al Señor y a los hermanos?

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Jesús entra en la sinagoga. Tenía costumbre de participar en las celebraciones de la multitud. Había allí un hombre con una mano atrofiada. Una persona con discapacidad física no podía participar plenamente, ya que era considerada impura. Aunque estuviera presente en la comunidad, era marginada. Debía mantenerse alejada del resto. Los adversarios observan para ver si Jesús cura en día de sábado. Quieren acusarlo. El segundo mandamiento de la Ley de Dios mandaba “santificar el sábado”. Estaba prohibido trabajar en ese día. Los fariseos decían que curar a un enfermo era lo mismo que trabajar. Por esto enseñaban: “¡Está prohibido curar en día de sábado!” Colocaban la ley por encima del bienestar de las personas. Jesús los incomodaba, porque colocaba el bienestar de las personas por encima de las normas y de las leyes. La preocupación de los fariseos y de los herodianos no era el celo por la ley, sino la voluntad de acusar y de eliminar a Jesús.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? 
Por si ayer no nos había quedado del todo claro, Jesús manifiesta a través de la curación del hombre de la mano paralizada, el verdadero sentido de la ley: la justicia y la misericordia con el prójimo. Jesús sabe que lo están observando, y que estos fariseos son gente poderosa e influyente. Jesús es valiente, o mejor dicho, el quedar bien no está por encima de la verdad que enseña y el amor que practica con esta curación. Le hubiese sido más fácil no meterse en problemas y dejar las cosas tal y como estaban, pues queda bastante mal delante de estos poderosos que lo “vigilaban” como nos matiza el evangelista Marcos.
Pues bien, nos confrontamos con la Palabra de hoy: ¿Y tú? ¿Y yo? ¿Estamos liberados del dios “quedar bien”, del dios “apariencia”, del dios “ahora no que me están observando”? ¿Tenemos que crecer más en libertad? Yo al menos sí. La presión de hacer lo que otros hacen, o mejor dicho no hacer lo que no se suele hacer, de nadar contra corriente cuando se nos presenta la ocasión o las circunstancias nos sitúan en nuestra vida ante determinadas decisiones que tomar, ¿somos libres? El que lo esté que tire la primera piedra. Yo al menos voy a orar hoy pidiéndole a Jesús que me dé un poco de su libertad, mezclada con valentía, que me libere del peso absurdo del qué dirán, que me haga más indiferente para no pensar tanto en si está bien visto o mal visto… No sé, cada uno sabe qué es aquello que le impide “curar” cuando le están vigilando. Pero todos queremos obrar con las actitudes de Jesús. ¡Señor, haznos crecer en ellas!

 3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
El hombre curado de su parálisis llevó la buena noticia a todos pero la parálisis continuó en quienes se quedaron callados y obstinados ante el acontecimiento que volvía a “poner patas arriba” la mentalidad legalista y agobiada que ponía pesadas cargas a otros haciendo la vida difícil y angustiosa. Miremos nuestra vida. También nosotros podemos ser curados de nuestras parálisis: miedos, depresiones, vacíos, desamores...Los hombres de la ley no quisieron reconocer sus errores, mejor no abrir la boca, demasiado desafío con alguien que aparece como superior a la ley. ¿Reconocemos nuestros errores? ¿No será realidad que hablamos poco de Dios y eludimos el encuentro con los empobrecidos de bienes, de cultura, de valores...o los excluidos por cualquier motivo?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, santo y amable: Nos has elegido para construir y ser parte de tu reino de paz y de amor ya maduro. Pero tenemos que reconocer con vergüenza que todavía nos queda mucho espacio para crecer. Padre: Haz nuestro amor más rico, cálido y sensible: completa el trabajo que has comenzado en nosotros para que tengamos un lugar permanente en tu corazón y  reflejemos la bondad madura y curativa de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
 Motivación: – ¡Cuantas cosas le pedimos a Dios que creemos deben ser  buenas (para nosotros) pero que no necesariamente son su voluntad…! Hacer el bien o hacer el mal no depende de nuestros quereres sino de Dios… ·Le pedí a Dios…”

Le pedí fuerzas, Y Dios me dio dificultades para hacerme fuerte.

Le pedí sabiduría, Y Dios me dio problemas para resolver.

Le pedí prosperidad, Y Dios me dio un cerebro y fuerzas para trabajar.

Le pedí valor, Y Dios me dio peligros para vencer.

Le pedí amor,  Y Dios me dio personas aproblemadas para ayudar.

Le pedí favores, Y Dios me dio oportunidades.

Recibí nada de lo que deseaba, Recibí todo lo que necesitaba.


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