Lectio Divina miércoles 23 de noviembre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Daniel 5,1-6.13-14.16-17.23-28; Salmo 3; Lucas 21, 12-19
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
LES ECHARÁN MANO Y LOS PERSEGUIRÁN
1. Hagamos las LECTURAS
Jesús dijo a sus discípulos: «Pero, antes de todo esto, les echarán mano y los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y cárceles y los llevarán ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto les sucederá para que den testimonio. Propongan, pues, en su corazón no preparar la defensa, porque yo les daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos sus adversarios. Serán entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de ustedes. Todos los odiarán por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de su cabeza. Con su perseverancia salvarán sus almas.
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – ¿De dónde hemos sacado los cristianos que para ser “buenos cristianos” debemos estar agarraditos de la mano del mundo? Ser alabados por la sociedad, por los gobernantes, por los ricos… Ser cristiano es ir contra corriente… o escalar una montaña… Nunca significa dejarnos llevar por la corriente o rodando por la pendiente.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Estos versículos hablan de la persecución que ineludiblemente sufrirán los discípulos. El término “entregar”, que se refiere a las aflicciones que padece una Iglesia perseguida, mantiene una estrecha relación con la pasión de Jesús. El sufrimiento que experimenta la comunidad cristiana se convertirá en ocasión para dar testimonio, en medio de situaciones límites que no permiten elaborar discursos preparados. Jesús mismo guiará a los testigos en su testimonio, que nadie podrá resistir ni refutar.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Como una consecuencia necesaria, el discípulo ha de ser difamado y perseguido; es decir, que en tanto se asuma la existencia de la misma manera que Jesús la asumió, sucederán las persecuciones y los oprobios.
Quizás por ello, las discípulas y discípulos de Jesús -esto que llamamos Iglesia- deberíamos preocuparnos si no hay un ápice de inconvenientes, y si por ello mismo nuestro compromiso con el Reino ha abandonado la subida empinada de la virtud y, en cambio, ha optado por el rodar cómodo de la rutina, por el adaptarse sin transformación, masa a la que la levadura no afecta.
Es claro que esa subida es dolorosa, difícil, durísima. A menudo se agrava porque quienes aplican el maltrato del desprecio o el juicio despiadado y violento, son... cercanos. Hermanos nuestros. Gentes que con los mejores motivos, matan y torturan en representación divina.
Vaya a saberse de qué dios hablamos, sin dudas no del Dios de Jesús.
Pero en la magnífica paradoja que a menudo sucede con la Buena Noticia, en medio del temporal del dolor y la soledad comienza a asomarse el sol de la paz y la justicia. Lo sabemos, no estamos solos y el Maestro sube esa ladera con nosotros. Más aún, la sube a menudo por nosotros, y se nos vuelve a hacer Verbo cuando la mudez acecha.
En su compañía cierta se fundamenta nuestra esperanza, y es una esperanza que palpita en cada célula, en todo corazón. Nada es ajeno a la bondad y la Misericordia.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
“Un buen termómetro para medir nuestra vida cristiana puede ser el que desentonemos, al menos en algo, con la norma. ¡Ojo! no me refiero a que haya que ser un rebelde sin causa o alguien que se crea por encima de los demás; todo lo contrario. En medio de la normalidad, es necesario que -sin proponérnoslo- seamos blanco de alguna crítica, que no todos nos vean como siempre simpáticos y amigos de todo. El seguimiento coherente de Jesús encierra que a veces nos den la espalda, nos persigan, y recibamos ofensas…incluso de aquellas personas a quienes estamos más ligados. Todo ello porque no debemos nadar en favor de la corriente cuando ésta es opuesta al mensaje evangélico”.
Que el Señor haga removerse en nosotros aquello que más necesitamos poner en sintonía con Él.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, Padre nuestro: Creemos que tus planes para nosotros son de paz y valor, y no de miedo o temor. Guarda nuestros ojos abiertos a los signos de la constante venida de Jesucristo tu Hijo. Ayúdanos a comprometernos sin descanso a hacer crecer tu reino entre nosotros, llevando a cabo tus planes de paz y amor y de todo lo que convierte a nuestro mundo más en mundo tuyo según el reino. Y que todo esto abra el camino para llegar a tu eterna morada. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: ¡No teman! Estamos en las manos de Dios. Confíen en él. Que su Espíritu viva, hable y actúe en nosotros. “COMO TÚ, JESÚS”
Señor: Quiero salir de la vulgaridad romper las cadenas del miedo, el anonimato de la masa y el hastío de los indecisos; dar un paso adelante, mantener la dignidad y abrir caminos de esperanza, como Tú.
Ir contigo dondequiera que vayas: repechos y cumbres, tormentas y bonanzas, desiertos y bosques, centros y periferias, fiestas y vigilias: los pies desnudos y el corazón en llamas, como Tú.
Quiero mantenerme firme frente a la soberbia que nos engríe, frente a la avaricia que nos deshumaniza, frente a la lujuria que mancha el corazón, frente a la ira que nos envenena, frente a la “buena vida” que nos acomoda, frente a le envidia que nos empequeñece, frente a la desgana que nos debilita.
No caer en la tentación; los ojos abiertos y la voluntad en el Padre, como Tú. Sentir, como Tú. Sufrir, como Tú. Vivir, como Tú.
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