sábado, 12 de noviembre de 2011

Lectio Divina jueves 10 de noviembre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Sabiduría 7,22–8,1; Salmo 118; Lucas 17,,20-25

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

AQUÍ ESTÁ, ENTRE NOSOTROS


1. Hagamos las LECTURAS 
La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, incoercible, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos. La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es efluvio del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso, nada inmundo se le pega. Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad. Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría. Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a éste le releva la noche, mientras que a la sabiduría no le puede el mal. Alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el universo con acierto.

Del Evangelio según san Lucas 17, 20-25
A unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó: -«El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque miren, el reino de Dios está dentro de ustedes.» Dijo a sus discípulos: -«Llegará un tiempo en que desearán vivir un día con el Hijo del hombre, y no podrán. Si les dicen que está aquí o está allí no se vayan detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Muchos nos equivocamos pensando que el Reino de Dios está en el templo y en la jerarquía eclesial. Ambos elementos son parte importante del Reino pero no son la totalidad ni la plenitud. El Reino se construye día a día y lo hacemos tú y yo en compañía de Dios.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
– El autor del Libro de la Sabiduría da grandes alabanzas a la sabiduría. La personifica, la describe como un espíritu que se mueve; como el aliento de Dios que pone en buen orden todas las cosas.

Y en el Evangelio: A los fariseos, y quizás también a los discípulos, que ansiosamente buscaban señales, Jesús les dice: El reino de Dios está entre ustedes, justo en medio de ustedes. Está ya presente en nuestras vidas. En otras palabras: Sean sabios y cuerdos, y comprométanse con el presente, para construir el reino de Dios ahora. Busquen la eternidad y la vida eterna en el presente,  y el buen día de Dios llegará a su debido tiempo.


b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
No pasa por lo sensorial. No es una cuestión perceptible a ojos mezquinos, a miradas calculadoras que sólo saben decir que todo sigue igual, que nada ha cambiado, que hay que hacer buena letra para que Dios se acuerde de nosotros.

El Reino tiene el perfume del aquí y el ahora, creciendo humildemente entre nosotros: Jesús ofrenda los signos, haciéndose Él mismo signo mayor del amor, Dios con nosotros.

Por eso, no pasa por los méritos o pretendidos derechos adquiridos; el Reino pasa por el samaritano que regresa a los pies de Jesús desbordante de gratitud por la bondad de Dios, y no tanto por los otros nueve que, quizás, se creían por pertenencia con ciertas prebendas.

Y aunque no se lo ve -pues tiene la tenacidad de la semilla y la fuerza de la levadura- aquí y ahora se lo puede descubrir, tesoro escondido en nuestros campos.

Allí está cuando sucede la solidaridad, cuando la gente se ama, cuando se hace justicia a los pobres, cuando se destierra la miseria, cuando acontece el perdón, cuando florece la liberación, cuando hay vidas que se ofrendan, cuando la prioridad de la existencia es el bien del prójimo, cuando hay gestos desinteresados de bondad, cuando el buen humor se comparte en serena alegría...

El Reino está aquí mismo, en este preciso instante, en nuestro presente; se lo puede descubrir y hay una invitación abierta a construirlo y engrandecerlo. En el horizonte se asoma el gran reencuentro, destino cierto de Su regreso, plenitud ofrecida a toda la humanidad.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-La Sabiduría es única y lo puede todo. Sin salir de sí misma, renueva todas las cosas.
La Sabiduría de Dios trabaja en el corazón del hombre, de todo hombre. ¡Cuán bueno es, Señor, que nos repitas esto! Con frecuencia no vemos más que los pequeños aspectos de las personas y de las situaciones. Mientras tanto se está desarrollando un misterio grandioso y divino.

Uno de los esfuerzos de la oración debería penetrar en nuestro interior para «re-visar» nuestra vida desde esa nueva mirada. Descubrir a Dios obrando. Señor, ¿qué estás obrando ahora en tal... y en un tal... y una tal...? ¿Qué estás «renovando» en tal persona? ¿En qué podría yo ayudarte, Señor, unirme a tu trabajo en el corazón de aquellos que me rodean?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Tu reino no es un orden establecido y anquilosado, sino algo que está siempre vivo, dinámico y siempre llegando.  Haznos conscientes de que encontraremos el reino allí donde te dejemos reinar a ti, donde nosotros y el reino de este mundo demos paso a tu reino,  donde dejemos que  tu justicia, amor y paz 
ocupen el lugar de nuestras torpezas y trompicones.  Señor, establece tu reino entre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  El reino de Dios está entre nosotros. Está aquí, realmente, si hemos aceptado a Cristo y le hemos dejado que ilumine nuestras vidas; él está también en realidades que no son directamente mensurables: justicia, perdón, amor, paz, bondad.   Que Dios todopoderoso nos ayude a construir su reino sobre esas bases, con Cristo Señor nuestro y nos bendiga para esta misión, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. “DIOS DEL SILENCIO”
No anuncias la hora de tu llegada, ni pregonas tu presencia con trompetas, campanas o cañones. Ya no nos convocas, como antaño, con signos y prodigios, a ver tu gloria. No quieres espectáculos. Te pierdes por calles secundarias, plazas públicas y mercados de barrio donde no hay pedestales ni estatuas.

Tú no eres un dios de aplausos, gritos y vítores. Eres el Dios de la brisa y el silencio. Tú llegas al corazón y susurras palabras de vida. Y, en las encrucijadas, miras y miras. Y te quedas si te aceptamos; y te vas si te rechazamos. Eres la salvación, pero sólo te ofreces a los que saben de silencios y de encuentros en encrucijadas. Dios silencio. Dios encuentro.

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