viernes, 18 de noviembre de 2011

Lectio Divina jueves 17 de noviembre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: 1Macabeos 2,15-29; Salmo 49; Lucas 19, 41-44

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

NO RECONOCISTE EL MOMENTO DE MI VENIDA


1. Hagamos las LECTURAS 

Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: -«¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD –  En nuestro mundo, la desigualdad entre ricos y pobres, cada vez mayor y más escandalosa, es en muchos casos negada y ocultada por quienes tienen poder y gobiernan las naciones. Cuando esto sucede, la paz es imposible de alcanzar, porque se nos condena a vivir en una sociedad violenta que excluye a los más vulnerables: niños, jóvenes, mujeres y ancianos. Reconocer hoy lo que conduce a la paz es salir al encuentro, acercarnos y acompañar a las víctimas de la pobreza y la exclusión, generando de manera creativa alternativas con la calidad del Evangelio, que favorezcan el desarrollo de la vida.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Lucas va construyendo la gran subida de Jesús a Jerusalén, que comienza en Lc 9, 51. Al llegar allí es recibido en clima de fiesta, pero luego será rechazado y sufrirá el castigo. Jesús, cerca ya de Jerusalén, llora al divisar la ciudad. El texto evoca la ruina de Jerusalén en el 587 aC. y probablemente también la destrucción ocurrida en el año 70 d. C. Dios ha visitado Jerusalén en la persona de su Hijo Jesús, pero ella no lo ha reconocido, porque los caminos que conducen a la paz están ocultos.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Un hombre solo frente a una ciudad. Una ciudad que enfrenta y rechaza a un hombre solo. Una ciudad cultora del poder, del dinero, de la exclusión, del desprecio, de la violencia. Una ciudad como un monstruo que sólo quiere tragarse a las gentes. Una ciudad como la tuya o la mía, una ciudad grande de corazón muy escaso o inexistente.

Jesús, Hijo del Hombre, el más humano entre los humanos, llora. Se anega de lágrimas por su patria, sabe lo que le sucederá a Jerusalem en pocos años.

Pero más allá de las legiones romanas de Vespasiano y Tito, las grandes ciudades sin corazón tienen el mismo destino: cuando rechazan la paz del Reino que le es donada, ofrecida gratuitamente, han de desaparecer licuadas en su propia violencia.

Quizás el rechazo de ese Shalom universal de Dios con nosotros sea el problema mayor, pues esa paz no es precisamente la ausencia de conflictos, sino la construcción de la fraternidad aún cuando el cemento agobie y los muros de hormigón se nos hagan obstáculos insalvables a nuestras almas.

¡Qué misión! Crear en estas ciudades tan inhumanas y crueles recintos de justicia y paz, espaciosas habitaciones con puertas y ventanas abiertas en donde se secarán todas las lágrimas.

El llanto de nuestros hermanos y el nuestro propio también son lágrimas del Maestro.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Pero, por desgracia, tus ojos no lo ven.
La incredulidad de Jerusalén, es símbolo de todas las otras incredulidades... La incredulidad de aquel tiempo, símbolo de la incredulidad de todos los tiempos... Jerusalén está ciega: no ha «visto» los signos de Dios, no ha sabido reconocer la hora excepcional que se le ofrecía en Jesucristo. Jerusalén crucificará, dentro de unos días, a aquél que le aportaba la paz. No reconociste el tiempo de la visita de Dios ¡Admirable fórmula de ternura! Era el tiempo de la «cita» de amor entre Dios y la humanidad. Esa visita única, memorable, se desarrollaba en esa ciudad única en toda la superficie de la tierra. «Y Jerusalén, ¡tú no compareciste a la cita!»

Pero ¿estoy yo, a punto HOY para las «visitas» de Dios? De cuántas de ellas estoy ausente también por distracción, por culpa, por ceguera espiritual!... por estar muy ocupado en muchas otras cosas.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Buscamos el camino de la paz de Jesucristo, tu Hijo. Que ojalá seamos tu pueblo escogido, reconociendo día a día el tiempo de tu visitación. Deseamos que hoy mismo sea el momento en que estemos abiertos a tu venida, acogiendo las palabras que nos hablas,  acogiendo a la gente que encontramos y a los que claman por compasión y por un poco de calor humano. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.  Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Se nos pide que reconozcamos la venida del Señor no en un pasado lejano, sino ahora, hoy, en nuestras vidas y en nuestras comunidades.  “ANTÍDOTO CONTRA TODA CORRUPCIÓN”
El universo está vacío de tu Espíritu y tu misterio porque lo llenamos de estériles explicaciones  que te dejan fuera y no interrogan. Sopla tu aliento creador, que todo recobre su lugar y su sentido  y deje de ser caos informe.

La tierra está contaminada por la polución y la explotación incontrolada;  nos asfixiamos por el aire enrarecido y porque hemos esquilmado todas sus fuentes.  Sopla tu aliento puro: que respiremos otra vez frescor de vida  en medio de esta cultura destructiva.

Los pueblos están extraviados, por violencias, injusticias y guerras,  abusos, privilegios y componendas.  Sopla tu aliento vivo: que combata eficazmente tanta corrupción y muerte.

Los creyentes estamos inseguros y divididos,  encerrados en nuestros círculos y doloridos de esta situación que nos puede. Sopla tu aliento fuerte: para que unidos demos testimonio de que Tú eres Dios creador y liberador.

Y exhala tu aliento sobre mí para que recobre vida e ilusión, y aprenda a vivir como hijo/a en el corazón del mundo, manifestando que toda tu obra es buena,  y está bien hecha.


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