viernes, 18 de noviembre de 2011

Lectio Divina miércoles 16 de noviembre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas:2Macabeos 7,1.20-31; Salmo 16; Lucas 19, 11-28

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

¿PRODUCES O NO PRODUCES?


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: -«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negocien mientras vuelvo." Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey." Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez." Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades." El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco." A ése le dijo también:"Pues toma tú el mando de cinco ciudades." El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras." Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Entonces dijo a los presentes: "Quítenle a éste la onza y dénsela al que tiene diez." Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas." "Les digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.' Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, tráiganlos acá y degüéllenlo  en mi presencia."» Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD –  Definitivamente que nunca nos daremos cuenta suficiente de la cantidad de oportunidades que hemos botado por andar guardando nuestra onza de oro, muchas veces dizque por prudencia. Y como la gente de la parábola, encima le echamos la culpa al Rey. Pensamos también en nuestros políticos: qué tremenda oportunidad para generar bien para sus compatriotas… y cómo la desaprovechan.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
A los discípulos se les exhorta una vez más a la vigilancia en espera de la manifestación del Señor, y se les insta a que produzcan fruto con los dones que libre y generosamente se les ha confiado. La parábola pretende corregir la impresión de la gente de que el Reino de Dios se manifestaría de un momento a otro. Esto incrementa la necesidad de una actitud
vigilante, añadiendo la dimensión de tener que comportarse de acuerdo a aquello que se les ha confiado.  Podemos reflexionar sobre con qué actitud administramos nuestros dones: Si de un modo obediente, haciendo que lo recibido se multiplique; o si de un modo temeroso, o incluso egoísta. Ambas actitudes plantean la cuestión no solamente en términos personales, sino también en términos colectivos, ya que, al habérsenos confiado estos dones, hemos sido elegidos para anunciar el Reino a los demás. Por tanto, si nuestros talentos se multiplican, lo harán para nosotros y para los demás, principalmente para los preferidos de Dios, y si guardamos esos talentos de forma mezquina, nadie se beneficiará con ellos, ni siquiera nosotros mismos.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
El Maestro utiliza en su enseñanza esta parábola de las diez minas (diez onzas de oro): es preciso destacar que en los tiempos de su predicación, una mina equivalía a cincuenta talentos, es decir, era una suma astronómica. Quizás -sólo quizás- la intención es que pongamos toda nuestra atención en todo lo valioso que se ha confiado a los servidores, a cada uno de nosotros.

Porque por escasas y limitadas que nos parezcan nuestras capacidades, nuestros dones, esas minas, están allí, dadas, entregadas, regaladas por pura gratuidad para que fructifiquen y se multipliquen. Ese valor incalculable inscrito en cada existencia se nos ha confiado para que produzca.

Algunos producirán cinco, otros diez, otros mucho más. Lo importante es no esconderlo, no esconderse; la producción requiere coraje, exige valor y decisión, fuerza y dinamismo.

Conservar y esconder con pasividad y temor lo que se nos ha dado no es cosa del Reino, y se nos pedirá rendir cuentas. Al fin y al cabo, nada nos pertenece y las cosas son verdaderamente nuestras cuando las damos.

Y hemos de estar muy atentos: así como esa embajada que enviaron los conciudadanos al Rey expresando el rechazo a su reinado a los cuatro vientos, nosotros también podemos actuar igual con la mejor de las intenciones.

El Señor viene, y manifestar que estamos empecinados amorosamente en su Reinado, tal vez exija menos declamación y más oración que produzca frutos santos de justicia.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Negocien mientras vuelvo.
Las manos se nos dieron para trabajar, para abrazar, para orar; no para tenerlas metidas en los bolsillos.
La inteligencia se nos dio para dejarnos sorprender por la verdad de las cosas; para conocerlas ordenadamente en su belleza propia y en su vinculación con el manantial de todo ser y vida, que es Dios; no para destruir la vida con malévolo ingenio.
La voluntad se nos dio para que actuáramos con libertad responsable, apeteciendo el bien, no siendo esclavos de pasiones.
La memoria se nos dio para que recordáramos con gratitud la mano creadora, el deber a cumplir, la caridad a llenar, el hambre a saciar...

¿Para qué? Para que al final de tus días tengas tus manos, tu corazón y tu mente llenos de vida, amor, verdad y paz.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios misericordioso y compasivo: Tú sabes con qué frecuencia nuestro fervor se enfría, y qué pobres de corazón somos a veces cuando pensamos que somos ricos 
y que estamos seguros por pertenecer a ti. Te pedimos, Padre, que sepamos encontrar de nuevo a tu Hijo en lo más profundo de nuestros corazones; ayúdanos a buscarle sinceramente para que su presencia nos cambie  y para que él viva realmente en medio de nosotros.  Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Cuando el Señor nos pregunte qué hemos hecho con los ricos dones que él nos ha dado, ¿qué responderemos? ¿Responderemos simple pero inadecuadamente, que no hemos hecho nada malo, o bien podremos decir que hemos sido muy activos, invirtiendo en la gente, en los hermanos, trabajando por la verdad, la justicia y el amor, como el Señor nos pide? COMO SE MIDE LA VIDA

La vida no se mide anotando puntos (como en un  juego).

La vida no se mide por el número de amigos que tienes, ni por cómo te aceptan los otros.  No se mide según los planes que tienes para el fin de semana o por si te quedas en casa sólo. No se mide según con quién sales, con quién solías salir, ni por el número de personas con quienes has salido, ni por si no has salido nunca con nadie. No se mide por las personas que has besado. No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de auto que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas. No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta. La vida simplemente no es nada de eso. La vida se mide según a quién amas y según a quién dañas. Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.  Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas. Se trata de la amistad, la cual puede usarse como algo sagrado o como un arma. Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.  Se trata de los juicios que formulas, por qué los formulas y a quién o contra quién los  comentas.  Se trata de a quién no le haces caso o ignoras  adrede.  Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.  Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas. Pero por la mayor parte, se trata de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros.  Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida.

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