Lectio Divina sétima semana de Pascua viernes 10 de junio 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 25,13-21; Salmo 102; Juan 21,15-19
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
SI ME AMAS DEMÚESTRALO
1. Hagamos las LECTURAS
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.» Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Él le dice: «Pastorea mis ovejas.» Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – “Yo quiero muuuucho a Papa Dios” oimos decir a menudo… Y nosotros también nos lo decimos: Dios y yo, Yo y Dios. Se nos olvidó o no queremos reflexionar la Palabra propuesta para hoy. Si me atrevo a decir: Yo te amo, Señor, más que todos estos… Entonces a prepararme para apacentar, para pastorear y para volver a apacentar; en otras palabras: Sígueme… Porque hay muchas ovejas, corderos y carneros fuera del rebaño, pasando trabajo y que no conocen a Cristo, mientras nosotros estamos en franco y total “enamoramiento” con él, muy escondidos en nuestros templos.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
La insistente pregunta que Jesús hace a Pedro, “¿Me quieres?”, tiene como intención ver hasta qué punto será capaz el discípulo de entregarse por entero a la misión que se le encargará: Se reafirma a Pedro como pastor, líder por naturaleza, aunque a veces se equivoque. La comunidad reconoce en él el liderazgo necesario para llevar a cabo la misión. La triple negación que aparece en los evangelios sinópticos se coloca en contraste con la triple afirmación y adhesión de amor de Pedro al Maestro. Son respuestas que afirman, dan seguridad, atestiguan la adhesión a Jesús y a su proyecto del Reino. Nosotros, como discípulos de Jesús, tenemos la tarea de dar continuidad a la misión que un día inició Jesús y sus seguidores. Que nuestra vida no sea un negar a Cristo, sino un dar testimonio de vida cristiana, dar un sí a la vida de toda la humanidad. El Señor nos invita a seguirle y esto implica llegar hasta la cruz, no porque busquemos la muerte, sino porque existen en el mundo personas que no quieren vida digna para los pequeños y pasan a ser perseguidores.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
La pregunta: “¿Me amas?” se dirige a todo discípulo. El cristianismo no es un conjunto de doctrinas y prácticas; es una realidad mucho más íntima y profunda. Es una relación de amistad con la persona de Jesús.
Muchas veces durante su vida terrena, Jesús le había preguntado a la gente: “¿Tienes fe?”, pero nunca hasta ahora le había preguntado a nadie: “¿Me amas?”. Jesús solamente lo hace ahora, después que en su pasión y muerte, nos ha dado la prueba de cuánto nos ha amado.
Pero pongámosle cuidado también a esto: Jesús pide que el amor por Él se concrete en el servicio a los demás. Amar consiste en servir. “¿Me amas?, entonces apacienta mis ovejas”. ¿Amas a tu esposo(a)?, entonces ocúpate de él (ella). ¿Amas a tus hermanos de tu comunidad de fe?, entonces ponte a servirles.
Es bonito ver cómo Jesús no quiere ser el único en recibir los frutos de amor de Pedro, sino que quiere que se beneficien sus ovejas. Jesús es el destinatario del amor de Pedro, pero no es el beneficiario. Es como si dijera: “Considero como algo hecho a mí, todo lo que hagas por el rebaño”.
Nuestro amor por Jesús no se debe quedar en un hecho intimista y sentimental, se debe expresar en el servicio a los otros, en el hacerle el bien al prójimo. La Madre Teresa de Calculta solía decir: “El fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz”.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Apacienta mis corderos.
La intimidad de la Fe y la respuesta de amor de Pedro no se han escrito para ser saboreadas sentimentalmente sino para ser transformadas en responsabilidad. La relación personal con Jesús, ciertamente indispensable no es un "dúo afectivo" que se cierra sobre "los dos". Este amor es la fuente de un lanzamiento hacia los demás. Puesto que amas a Dios, sé responsable de los demás; sé su pastor... vela sobre ellos... condúceles a los verdes pastos.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Tú has nombrado pastores en tu Iglesia para que nos proclamen tu palabra y construyan comunidad en tu nombre. Te pedimos hoy: Que los elegidos sean pastores como tu Hijo: que busquen a los que yerran el camino, recuperen a los extraviados, curen a los heridos y fortalezcan a los débiles. Que todos ellos sean ministros de tu tierno amor y de tu servicio, como lo fue Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación:
Hermanos: Jesús nos dirige a nosotros, débiles y frágiles, las siguientes preguntas: ¿Me aman ustedes? ¿Me permiten que les guíe? Que nuestra respuesta sea -en palabras y en obras- un “sí” rotundo y entusiasta. “SER DISCÍPULO”
Podría seguir así, tirando más o menos como hasta ahora: manteniendo el equilibrio prudentemente, justificando mis opciones dignas, diciendo “sí” cuando todo es a medias… Pero también puedo ser… discípulo.
Quiero ser dueño de mi vida, no renunciar a mi libertad, gozar de tantas cosas buenas, entregarme a los míos, y tener esa serena paz del deber bien cumplido… Pero también puedo ser… discípulo.
Puedo cargar con mi cruz, quizá con la tuya; también complicarme la vida y complicársela a otros con osadía, hablar de la buena noticia y soñar nuevas utopías…
Pero también puedo ser… discípulo.
Anhelo hacer proyectos, proyectos vivos y sólidos para un futuro solidario; deseo ser eficaz, acertar, dar en el clavo y ayudar… Pero también puedo ser… discípulo.
Soy capaz de pararme y deliberar, escuchar, contrastar y discernir; a veces, me refugio en lo sensato, otras, lanzo las campanas al vuelo y parece que rompo moldes y modelos… Pero también puedo ser… discípulo.
No siempre acabo lo que emprendo; otras arriesgo y no acierto, o me detengo haciendo juegos de equilibrio; me gusta apuntarme a todo y dejar las puertas abiertas, por si acaso. Me asusta tu oferta… Pero también puedo ser… discípulo.
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