miércoles, 15 de junio de 2011

Lectio Divina lunes 13 de junio 2011, Ciclo – A- Lecturas: 2 Cor 6,1-10; Salmo 97;  
Mateo 5, 38-42

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

OJO POR OJO Y TODO EL MUNDO QUEDARÁ CIEGO


1. Hagamos las LECTURAS 
Dijo Jesús a sus discípulos: -«Han oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, les digo: No hagan frente al que los agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Este pasaje de hoy ha sido leído, releído, copiado, dicho, requetedicho. Lo utilizamos para todo… cristianos, y no cristianos, menos para que nos enseñe en el día a día. Más aún, últimamente hasta parece que lo hemos asimilado muy bien pero al revés: comenzando desde los dirigentes políticos e institucionales que los medios de comunicación nos presentan tan ávidamente para entretener nuestro morbo.  El ojo por ojo y diente por diente se nos está quedando corto….

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En este pasaje el evangelista presenta la famosa ley del Talión: “Ojo por ojo, diente por diente”, que lo que hace es generar más violencia de la que ya hay. Mahatma Gandhi decía con gran ironía: “Si aplicamos el ojo por ojo, pronto el mundo se quedará ciego”. La venganza es violencia y engendra violencia. Por tal motivo, Jesús presenta una nueva forma de actuar frente al mal que nos inflijan. Pareciera absurda la propuesta de Jesús, “colocar la otra mejilla”, “darle también el manto”; pero es que el Reino no se construye con la violencia, sino con la paz, la justicia, la verdad, el amor. Jesús mismo nos dio ejemplo de vida al comportarse como el “Siervo Sufriente” que no apartó su cara frente a los insultos y salivazos, a las bofetadas y flagelos. Nos enseña a no responder al mal con el mal, sino, como dice San Pablo en Rom 12,17.21: “A nadie devuelvas mal por mal. Vence al mal haciendo el bien”. La propuesta evangélica de la no-violencia tiene que ser un ejercicio  eficaz para ir asumiendo un nuevo estilo de vida.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
1. La situación: Alguien me agredió
El primer impulso es la venganza, el desquite, devolver con la misma moneda.  Ya el Antiguo Testamento había llegado a admitir esta posibilidad: “Se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’” (5,38; ver Éxodo 21,24); la llamamos “la ley del talión”: a “tal” daño, “tal” respuesta.
En su momento esta Ley fue un gran avance en la historia de la civilización, ya que su finalidad era evitar la justicia por manos privadas; ya se sabe que cuando esto sucedía las consecuencias eran funestas: la turba enardecida terminaba dando muerte al delincuente. Por eso la norma establecía que, delante de un árbitro (el juez del pueblo) se hacía justicia: si en el litigio un puño había tumbado un diente, ahora el agredido tenía derecho a hacerle lo mismo (un solo diente y no dos). Entonces los dos quedaban en paz.

2.  El valor
Para Jesús, quien interpreta el querer de Dios en la manera como debemos regular las relaciones, la venganza no pertenece al proceder característico del Reino de Dios. No es así como se hace justicia; por el contrario, hay que dar un nuevo paso hacia delante. La verdadera justicia no está en los empates sino en la paradójica victoria del derrotado: No opongan resistencia al malvado”.
Este nuevo valor que brota de la justicia del Reino apunta a la eliminación de la violencia mediante dos caminos: (1) no prolonga la violencia a través del habitual desquite (pasaje de hoy); (2) el trabajo por la conversión del agresor (pasaje de mañana).

3. Aplicación: cinco casos concretos
Enseguida Jesús enumera cinco situaciones bien conocidas para los oyentes del evangelio, en las cuales un discípulo se siente agredido en su integridad física, moral y sicológica. En cada caso el valor que se ejerce siempre es el mismo.
(1) Una bofetada en la mejilla. En este caso el agredido no devuelve el golpe sino que expone su indefensión: pone la otra mejilla.
(2) Un pleito jurídico para reclamar una deuda. El agredido se muestra más generoso que el agresor entregándole más de lo reclamado: el manto, el cual pertenecía al rango de los elementos de valor de una persona.
(3) Un retén del ejército romano de ocupación. El sometimiento al Imperio Romano permitía que los soldados romanos detuvieran las caravanas y forzaran a los viajeros a cargar piedras. Puesto que había abusos de autoridad, las leyes establecían que un romano no podía exigir más de una milla en este esfuerzo. La respuesta frente a tamaña agresión es, por cuenta propia, hacer el doble de lo pedido, así queda claro que no se es un esclavo sino un hombre libre que sirve generosamente al otro.
(4) Una persona que pide ayuda. Podría ser el caso de un mendigo que pide limosna; en aquellos tiempos los niveles de pobreza eran muy altos. ¿No es verdad que una persona que pide ayuda todos los días poco a poco comienza causar fastidio? El agredido no perderá la paciencia.
(5) Un préstamo. Aquí el contexto es bien conocido: los desplazamientos forzados por causa de la violencia romana (en la década del 60 y comienzos del 70) habían llevado a muchas familias a perder sus posesiones.  Llegaban a otras ciudades y acudían en primer lugar a sus “hermanos” cristianos. Estos los acogían con generosidad los primeros días y les hacían préstamos para que pudieran reorganizar sus vidas. Pero la situación económica era tal que no había como pagar y, peor aún, los mismos volvían para pedir más. Entonces comenzaban a negarse los préstamos y la fraternidad entraba en crisis.
En todos estos casos puede verse cómo el agredido no devuelve la ofensa, sino que, por el contrario, se muestra siempre bondadoso. Afronta, por lo tanto, el problema con una actitud diferente: baja la tensión del agresor y desarma de manera no violenta la agresión. No se afronta el mal de manera pasiva sino con una actitud que corresponde al hacerle el bien al enemigo.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Humanamente hablando, es más fácil sacarse la espina que queda en el corazón ante una ofensa respondiendo con otra ofensa mayor, que practicando el mandato del amor, que nos exige perdonar al que nos ofende, y amarlo. Para el mundo tal exigencia de Jesús es irracional; pero desde la lógica del amor, el odio genera más odio; y mientras la raíz de los males del ser humano siga estando en su corazón, le será imposible alcanzar por sus propios medios la paz que tanto busca. Ser cristiano implica: por encima del odio, amar, y por encima de la ofensa, perdonar.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Cristo Jesús, me han abofeteado y he llorado, me han humillado y me he enfadado: Cristo, ten piedad.
Cristo Jesús, me han insistido para que perdiera parte de mi tiempo con ellos, pero yo, presuroso e irritado, me he negado: Cristo, ten piedad.
Cristo Jesús, me han pedido prestado algo mío y a mí mismo, y no he regalado nada, sino que he pedido la restitución con intereses: Cristo, ten piedad.
Señor, enséñanos a anunciar y a comunicar tu misericordia al malvado: escúchanos, Señor.
Señor, enséñanos palabras y comportamientos que nunca sean motivo de escándalo ni representen un obstáculo a la eficacia de las bienaventuranzas evangélicas: escúchanos, Señor.
Señor, enséñanos a ser y a dar siempre “mucho” en tu nombre: escúchanos, Señor.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Una de las razones para el “ojo por ojo y diente por diente” que tenemos en nuestra sociedad es que siempre queremos tener la razón.  ¿Pero qué es más importante a fin de cuentas? “¿TENER RAZÓN O SER FELIZ?”

"Eran las 8 p.m. en una concurrida avenida. Una pareja va retrasada para cenar con unos amigos. La dirección es en un rumbo que no suelen frecuentar por lo que ella consultó el mapa antes de salir. Él conduce y ella le orienta, y le indica que gire en la siguiente calle a la izquierda. Él argumenta muy seguro que es hacia la derecha. Inicia la discusión y casi al instante Ella calla y Él decide girar a la derecha.
En pocos minutos él se da cuenta de que estaba equivocado. Aunque es difícil, admite que tomó el camino equivocado, al tiempo que inicia el retorno. Ella en silencio le sonríe con camaradería. Una vez que llegaron a la cita se disculparon por el retraso la noche transcurrió grata y amena.
Cuando habían emprendido el camino de regreso, Él comenta: -Tú estabas segura de que tomaba el camino equivocado, ¿por qué no insististe para que me fuera por el correcto? Ella responde: -Porque íbamos retrasados y el tráfico tan congestionado, que los ánimos estaban calentándose, estábamos a punto de una agria discusión, si insistía más, habría estropeado la noche, y Entre Tener Razón y Ser Feliz, prefiero Ser Feliz.
Esta historia fue contada por una directora empresarial durante una conferencia sobre la simplicidad en el mundo del trabajo. Ella utilizó el escenario para ilustrar la cantidad de energía que gastamos sólo para demostrar que tenemos razón, independientemente de tenerla o no. Desde entonces, me pregunto más a menudo:"¿Quiero ser feliz o tener la razón?....

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