jueves, 14 de abril de 2011

Lectio Divina quinto miércoles de cuaresma 13 de abril 2011, Ciclo – A- Lecturas: Daniel 3,14-20.91-92.95; Salmo (Daniel 3,52-56); Juan 8,31-42

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

LA VERDAD NOS HACE LIBRES




1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: - «Si se mantienen en mi palabra, serán de verdad discípulos míos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» Le replicaron: - «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Serán libres"» Jesús les contestó: -«Les aseguro que quien comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo los hace libres, serán realmente libres. Ya sé que son linaje de Abrahán; sin embargo, tratan de matarme, porque no dan cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero ustedes hacen lo que le han oído a su padre.» Ellos replicaron: -«Nuestro padre es Abrahán.» Jesús les dijo: - «Si fueran hijos de Abrahán, harían lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratan de matarme a mí, que les he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Ustedes hacen lo que hace su padre.» Le replicaron: - «Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos un solo padre: Dios.» Jesús les contestó: - «Si Dios fuera su padre, me amarían, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD –  “Ustedes serán mis discípulos conocerán la Verdad  y la Verdad los hará Libres dice Jesús... ¿Qué es la verdad? ¿Hay necesidad de ella? ¿De qué verdad está hablando? ¿La cultura en la que vivimos, está basada en la verdad o en la falsedad?  ¿Se considera la Palabra de Dios para la toma decisiones en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad? ¿Qué consecuencias trae esta manera de vivir en la sociedad en general? ¿Somos libres en la actualidad o vivimos en esclavitud? ¿En qué basamos la libertad y en qué o quién deberíamos  basarla?

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
 “No soy dueño del mundo, pero soy hijo del Dueño”. Esta frase tan significativa se la había tatuado en un brazo un joven de condición muy humilde. Decía que le daba seguridad, dignidad y libertad. De eso mismo hablaba Jesús. El mensaje de Jesús produce la libertad que viene sólo de Dios, no de la dependencia a un linaje, ni a una elevada condición social. Para Jesús ser hijo se demuestra por la conducta, no por el mero nacimiento. Quien en su manera de proceder es embustero y homicida, no tiene por Padre a Dios. Este era el caso de los dirigentes judíos, que bajo pretexto de religión querían matarlo, afirmando que bastaba pertenecer al linaje de Abrahán para ser libres. Su conducta homicida muestra que no procedían de Dios, que eran hijos del Enemigo (diablo), el homicida desde el principio. La libertad de Jesús exige no amoldarse a ninguna religión oficial que, aliada con el poder, sea causa de muerte. Él será siempre el aliado de la vida y del respeto a la dignidad humana. Y nosotros, ¿seguimos a Jesús por ese mismo camino

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
«Nunca hemos sido esclavos de nadie». Cuando lo leo, me sonrío. No sé si es inconsciencia, tontería, estupidez... o peor aún, están convencidos de ello. Al seguir leyendo este enfrentamiento, se ve rápidamente que son esclavos de la Ley, de una manera de entender la religión, de sus ideas fijas, y hasta de su idea de Dios, al que tienen bien definido, clasificado y controlado en sus esquemas.  Y que todo eso lo defienden a capa y espada. 
Me sonrío también, porque nos resulta fácil ver las cadenas de los demás... y no tanto las propias. Quizá hagamos un poco de filosofía sobre las muchas cosas de esta sociedad que nos esclavizan, o tengamos un sentimiento difuso de que no somos libres... pero ahí nos quedamos. Yo al menos, pocas veces reviso mi libertad personal, mis verdades y mi fidelidad a la Palabra de Jesús. 
La libertad que ofrece Jesús tiene que ver con la fuerza interior para no adorar las estatuas de oro que nos han ido erigiendo. Tiene que ver con la lucidez y decisión para decir ‘no’ a las tentaciones, cuando quiera que se presenten. Tiene que ver con no vivir agobiados por el futuro. Tiene que ver con que nadie piense o tome decisiones por nosotros, aunque tenga la mejor intención, y aunque en el fondo nos resulte más cómodo. Tiene que ver con esa conciencia que no se deja manipular por las autoridades -sean del ámbito que sean-, que no se deja «modelar» por las ideologías políticas o por las «corrientes religiosas», y que sabe que la verdad no está en un sólo lugar, en un solo periódico, en un solo partido, en un solo grupo o movimiento cristiano, en una sola manera de comprender la Iglesia...
Lo cierto es que esta oferta de libertad caerá en saco roto mientras sigamos pensando que, en el fondo, no somos esclavos de nadie, o que no se está tan mal con las cadenas puestas, o que ser libres cuesta mucho.  Esto último es muy verdad. No suele ser lo más común que Dios envíe su ángel para salvar a sus siervos cuando se enfrentan con los dominadores. O mejor dicho: la libertad nos llega de la mano de Jesucristo... aunque no pocas veces habrá que pasar por el fuego purificador de la Cruz.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Todo el que comete pecado es un esclavo.
¿Hago yo esta experiencia? ¿Siento que el pecado me ata, me encadena? San Pablo decía: "No hago el bien que quisiera, y hago el mal que no quisiera... ¿Quién me librará?" (/Rm/07/24) Me paro a pensar en mis pecados y a verificar cuán verdadera es la palabra de Jesús...

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Tú nos llamas a ser libres. Ayúdanos a darte siempre
una respuesta de libertad. Ya que la palabra salvadora y la muerte liberadora de Cristo  nos han hecho libres,  que nunca de nuevo nos atemos con cadenas  fabricadas por nosotros mismos, cadenas de pecado egoísta  y de falsos apegos mundanos.  Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Suena ya cansón hablar de la esclavitud del consumismo, o de las modas... puntos suspensivos, y añada cada uno las que ya sabe. Quizá, en cambio, somos menos conscientes de otras esclavitudes: la economía manejada por anónimas fuerzas difusas, y que nos afecta más de lo que creemos; el mismo (y único) periódico que leemos para confirmarnos en nuestros esquemas mentales (e incluso para saber qué opinar); nuestro modo de vivir la fe y de pertenecer a la Iglesia o a cualquiera de sus instituciones; o la emisora de radio o televisión, que es casi siempre la misma... y ¡cuidadito con leer otras cosas, escuchar otras cadenas, o tener otras ideas que las políticamente o eclesialmente correctas! Podemos referirnos también a la esclavitud de las opiniones de los demás, de caerles bien, de no tener conflictos con ellos. Aparece en estos días en la prensa:
Investigadores del Centro Internacional de la universidad de Medios y Agenda Pública (ICMPA) han realizado entrevistas a 1.000 alumnos de 12 centros universitarios de todo el mundo para comprobar su grado de dependencia respecto a la tecnología. La conclusión principal del estudio ha sido que sus reacciones ante la falta de tecnología es similar a la que sienten drogadictos o fumadores al abandonar el consumo de golpe. 4 de cada 5 sujetos presentaba malestar físico y mental, confusión y sobre todo un estado de aislamiento extremo al no poder utilizar la tecnología. Los responsables del estudio aseguran que estos rasgos son característicos del síndrome de abstinencia producido por las drogas o el alcohol. La mayoría de los 1.000 participantes en la prueba no pudo dejar de utilizar sus dispositivos de última generación (celulares, computadoras, ni consulta de las redes sociales) ni siquiera un día.
Pero la mayoría de nosotros diría (para sus adentros o en voz alta): Yo soy muy libre, no soy esclavo de nada... Me siento muy bien, me viene muy bien, me he acostumbrado a... no se puede hacer nada...

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