lunes, 18 de abril de 2011

Lectio Divina lunes santo 18 de abril 2011, Ciclo – A- Lecturas: Isaías 42,1-7; Salmo 26; Juan 12, 1-11

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

CONTEMPLA EL AMOR Y NO EL PRECIO



1. Hagamos las LECTURAS 
Del profeta Isaías 42,1-7
Así dice el Señor: «Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mí espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.» Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se mueven en ella: «Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»

Del Evangelio según san Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una fibra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: - «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? » Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tienen.» Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD   Salió ayer en la prensa local un artículo sobre la manera en que los dueños de centros de entretenimiento nocturno aprovechan a la mujer para aumentar sus ganancias. Las utilizan como gancho (tragos gratis, ladies night, etc.) para atraer a los clientes del género masculino que generan más ingresos porque consumen más. Y no se digan de las que exhiben su cuerpo en ferias, ligeritas de ropa, para atraer compradores a los puestos de venta, por supuesto muy emperfumadas. ¡Qué lástima! Hoy una mujer en el evangelio derrocha un perfume caro pero no para aumentar ganancias de nadie, sino para mostrar amor desinteresado. Y está al acecho un hombre, Judas, calculando el precio… O sea, el problema es viejo…

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Betania quiere decir “casa del oprimido”. Se trata de la comunidad de Jesús reunida después de la resurrección de Lázaro. La comunidad celebra en el servicio (Marta), mostrando el amor a Jesús (María) y compartiendo la mesa (Lázaro), la vida que Jesús le ha comunicado. Los miembros de la comunidad demuestran su identificación con él, que les lleva a entregarse también ellos, para dar vida a los demás. Judas no comprende ni el servicio, ni el amor, ni el compartir. Hay dos proyectos opuestos: uno, el de Judas que, con su afán de acaparar, crea pobreza y, bajo pretexto de beneficencia, utiliza a los pobres en provecho propio. Otro, el de Jesús, para quien la solución a la pobreza está en el don total de sí a los demás. No es la fría beneficencia la que libera, sino la calurosa relación personal, que da a los oprimidos dignidad e igualdad integrándolos a la comunidad fraterna.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
«No mires lo que cuesta», decimos, cuando queremos hacer un regalo a alguien querido o a alguien a quien debemos mucho.  ¿Cómo poner precio o cómo regatear dos reales cuando tenemos el corazón lleno de amor verdadero?

María, una pobre mujer, rica en ternura, que sabe lo que es amar sin medida, no mide; sencillamente ama, derrocha perfume del caro, que eso es amor, derrocharse por el otro.  No dice palabras, hace gestos.  Y los gestos tienen el poder de esparcirse como el perfume, y llenar el ambiente de un olor agradable.  Como protagonista espectador está Judas, el calculador. Ha calculado ya el precio de Jesús.  Quizás se sienta juzgado porque el frasco de perfume de la pobre mujer vale más que lo que le van a dar a él por el Maes­tro.  Insoportable comparación.  Y explota: ¡Esto no pude ser; es un derroche increíble.  Se podría haber dado a los pobres!  Aparente «buena razón» que oculta «torcidas intenciones y secretas maquinaciones».  

No entiende el amor. 
No entiende de amor. 
No entiende nada.

¡Ponerle frenos y normas al amor!  ¡Ponerle medida al amor!  Sólo los que no han amado jamás o no se han sentido amados pueden descubrir oscuridad ante el gesto del perfume derramado por María.

Dos modos de situarse ante la vida: el amor no mide; el egoísmo calcula todo.  El egoísmo no ama; se busca, se excusa.

Vete a tu corazón y descubre momentos en los que «derrochas amor» y mo­mentos en los que «calculas» porque defiendes tus secretas intenciones.

Busca a las personas con las que no te importa derrochar y personas a las que les calculas hasta el último centavo.

Tú mismo, tú misma puedes sacar conclusiones...

En la paz de tu interior, como Jesús en la paz de los amigos de Betania, descubre tranquilamente el perfume que tienes para derrochar... o los ojos que no hacen más que calcular todo...

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-He aquí mi servidor a quien yo sostengo, mi elegido en quien mi espíritu se complace.
Jesús. Tú conocías esa profecía. A menudo has debido meditarla. Y Tú decías también: "No he venido para ser servido sino para servir". Y, en verdad, tomaste la condición de siervo, cuando lavaste los pies de tus discípulos y, sobre todo, en la cruz con tu muerte por nosotros... Quiero contemplar detenidamente esa actitud: Jesús, siervo...
¿Qué sentimientos implica? ¿Cuáles eran tus pensamientos? Ayúdanos a ser «servidores»... de Dios... de nuestros hermanos. . . ¿Qué servicio será HOY el mío?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Tú has llamado a los hombres  a ser servidores unos de otros en la causa por la justicia y la misericordia. Tú nos mostraste en Jesús, tu Hijo,   qué significa servir y cuánto nos puede costar el servicio. Llénanos con el Espíritu de Jesús,  para que no quebremos a los débiles ni rechacemos  a los que andan a tientas en la oscuridad. Que él nos enseñe a servir y a amar,  con compasión hacia los desamparados y respeto hacia los más pobres y pequeños,  juntamente con Jesucristo nuestro Señor. Amén.


5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Hoy la Palabra nos ha presentado un cuadro familiar, amigable, sabroso, de compartir… y no nos engañemos que tampoco todo fue armonioso… está el comentario amargo de Judas, o la crítica que nunca nos falta en esta historia nuestra… y luego al final los deseos de un grupo que querían matar a Lázaro… Pero con todo esto debemos contar y no claudicar… debemos quedarnos con “y la casa se llenó de la fragancia del perfume”… Al fin de cuentas… esto es lo que cuenta… Debemos perseverar en la fraternidad, y fomentar el compartir de la comunidad a pesar de los “Judas”, de los “sumos sacerdotes” y a pesar de nosotros mismos… 

«Rezar juntos,  pero también hablar y reír  juntos.   Intercambiar favores, leer juntos libros bien escritos. 

Estar juntos bromeando y juntos serios.    Estar a veces en desacuerdo  para reforzar el acuerdo habitual.

Aprender algo unos de otros o enseñarnos los unos a los otros. 

Echar de menos a los ausentes con pena, acoger a los que llegan con alegría   y hacer manifestaciones de este estilo y del otro,  chispas del corazón de los que se aman y traen,  expresados en el rostro, en la lengua, en los ojos,  en mil gestos de ternura
y cocinar los alimentos del hogar  en donde las almas se unan en conjunto
y donde varios no sean más que uno».

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