viernes, 23 de septiembre de 2011

Lectio Divina viernes 23 de septiembre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Ageo 1,15-2,9; Salmo 42; Lucas 9, 18-22
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

DESCUBRIR A JESÚS


Pensamiento del día: «Tú eres el Mesías de Dios» El trabajo es el fundamento sobre el que se forma la vida familiar; es un derecho natural y una vocación del hombre. Juan Pablo II
 
Cápsula: “Podemos conocer su biografía, todos los datos a que nos es posible acceder hoy en día. Y todavía no habríamos conocido de verdad a Jesús. Lucas 9,-18-22 

1. Hagamos las LECTURAS 
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: -«¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» Él les preguntó: -«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: -«El Mesías de Dios.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: -«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD  - Hoy seguimos con lo de sentir curiosidad. Porque muchas veces nos conformamos con un “mesías prestado”, con saber de él de oídas, con la experiencia de otros y nos conformamos con eso porque así no no involucrarnos mucho. Otro gallo cantaría si nos detenemos un momento y contestamos la pregunta de hoy: ¿Y tú, quién dices que soy yo?

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Ahora encontramos a Jesús en una actitud especial, que se hará constante conforme se acercan a Jerusalén: la intimidad con Dios. La oración profunda y contemplativa el maestro Jesús la enseña a sus discípulos en la práctica. Sus seguidores fueron testigos de la experiencia fuerte de oración de Jesús. Dios Padre era su fuerza; hacer la voluntad del Padre su compromiso. Después de que Herodes deseara verlo, Jesús se retira a orar; los discípulos se acercan y él aprovecha la oportunidad para preguntarles sobre su propia identidad; quiere sondear cuánto han comprendido sus discípulos sobre él. El interrogante señala en doble dirección: primero pregunta sobre qué piensa sobre él la multitud que le sigue; la respuesta es la misma dada anteriormente a Herodes: unos dicen que Juan Bautista, otros que Elías o un antiguo profeta. Una vez escuchada la respuesta, se dirige directamente a sus discípulos para saber su pensamiento e impresiones sobre él.

Pedro entonces toma la palabra en nombre del grupo y responde con lo que la tradición ha llamado la “profesión de fe”: “Tú eres el Mesías de Dios”, una frase elaborada por la tradición neo-testamentaria, que ha llegado hasta nuestros días de generación en generación.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
A lo largo del año escuchamos muchos textos del Evangelio. Hablan de muchas cosas. Pero de vez en cuando, la liturgia nos acerca a cuestiones fundamentales. Como en el texto de hoy. “¿Quién dicen ustedes que soy yo?” La pregunta es directa. Jesús no se anda con rodeos y pide a sus discípulos que se definan ante él. No basta con estar informado. No basta con conocer lo que dicen los demás. 

Los discípulos tienen esa información. “Unos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías o uno de los profetas.” Los discípulos han llegando a ese conocimiento como podemos llegar nosotros después de leer unos cuantos libros. En ellos hay diversos capítulos: Jesús el hombre, Jesús el predicador, Jesús el milagrero... Podemos conocer su biografía, todos los datos a que nos es posible acceder hoy en día. Y todavía no habríamos conocido de verdad a Jesús. 

La respuesta de Pedro da en el clavo: Jesús es el “Mesías de Dios.” Eso es situarse en un nivel diferente. Ya no hablamos de un profeta. No hablamos de un hombre normal. Decir que Jesús es el Mesías de Dios significa que Jesús tiene una relación muy especial, absolutamente especial, con esa realidad tan sentida pero nunca bien conocida y tantas veces incomprendida que es Dios. 

Hablar del Mesías en el contexto del pueblo de Israel es hablar de esperanza y vida nueva. La promesa del Mesías hablaba de una liberación colectiva del pueblo de Israel, de una superación de la opresión en que vivían. El Mesías era el signo de que Dios quería para su pueblo un futuro de libertad y bienestar. 

Cuando Pedro dijo a Jesús que era el “Mesías de Dios” quizá no sabía perfectamente lo que decía pero la intuición profunda era clara. En Jesús veía al que devolvía la esperanza al pueblo, a los pobres y marginados, a los que sufrían y a los oprimidos. Jesús era el mensajero de la liberación de Dios, de la liberación que desde siempre Dios había ofrecido a su pueblo. Desde aquella lejana liberación de Egipto hasta la superación del mal y la muerte que se produciría en la resurrección de Jesús. Quizá Pedro no sabía expresar perfectamente todo esto pero estaba en el buen camino. Y, aunque con altos y bajos, fue fiel a ella. 

Y nosotros, ¿quién es Jesús para nosotros? 



3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros hoy no lo que otros dicen sobre él, sino quién es él y qué significa él para nosotros. La respuesta que espera de nosotros no consiste en largas declaraciones, sino la respuesta viva de nuestras vidas y de nuestra conducta.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, Padre nuestro: Tu Hijo Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros hoy:
“¿Quién soy yo para ti?”. Perdona nuestras palabras balbucientes, pero, de todos modos,
esto podemos decir con amor lleno de gratitud: Te damos gracias porque nos has mostrado en Jesús cuán bueno eres tú y cuánto nos amas. Te damos gracias porque él apareció en toda la flaqueza y fragilidad  de nuestra condición humana,  y porque, por su muerte y resurrección, nos has otorgado perdón y vida. Que él sea el que dé sentido a nuestras vidas porque él es Jesús, nuestro Señor y Salvador que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Jesús nos ha preguntado hoy. ¿Quién soy yo para ustedes? ¿Qué significo para ustedes? La respuesta que deberíamos darle no es exclusivamente reservada para personas consagradas. Todos nosotros le decimos: Señor, tú eres todo para nosotros. Solo tú eres quien da sentido pleno a nuestras vidas. La reflexión de hoy se llama: ¿QUIÉN ERES SEÑOR?

Cualquier día, en cualquier momento, a tiempo y a destiempo, sin previo aviso, lanzas tu pregunta: Y tú, ¿quién dices que soy yo?

Y yo me quedo a medio camino  entre lo correcto y lo que siento, porque no me atrevo a correr riesgos cuando Tú me preguntas así.

Nuevamente me equivoco, y me impones silencio para que escuche tu latir y siga tu camino. Y al poco, vuelves a la carga: Y tú, ¿quién dices que soy yo?

Enséñame como Tú sabes. Llévame a tu ritmo por los caminos del Padre y por esas sendas marginales que tanto te atraen.

Corrígeme, cánsame y vuelve a explicarme tus proyectos y quereres, y quién eres.

Cuando en tu vida toda encuentre el sentido para los trozos de mi vida rota; cuando en tu sufrimiento y en tu cruz descubra el valor de todas las cruces; cuando haga de tu causa mi causa; cuando ya no busque salvarme, sino perderme en tus quereres… Entonces, Jesús, vuelve a preguntarme: Y tú, ¿quién dices que soy yo?



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