sábado, 10 de septiembre de 2011

Lectio Divina viernes 09 de septiembre 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: 1Timoteo 1, 15-17 ; Salmo 15; Lucas 6, 39-42

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

UNA MIRADA DISTINTA


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo a los discípulos una parábola: -«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD  - Hoy, el evangelio nos llama a hacer un balance de nuestras prácticas, actitudes y mentalidades. No sea que creyendo ser visionarios no atinemos a ver ni el precipicio que queda a un metro. Pues, ¿qué saca de provecho el hombre acumulando ciencia, dinero y posesiones si malogra su vida? ¿De qué le sirve un prestigio y un reconocimiento que no mejoran la vida personal ni la ajena? Mientras el ser humano no gane en conciencia, misericordia, amor y solidaridad... todas las demás ganancias sólo serán un estorbo ante los ojos que le impedirán ver la realidad, la vida misma.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Nuevamente retomamos el itinerario que ha planteado Lucas, quien va describiendo las estrategias pedagógicas de Jesús para formar a sus discípulos. Después de la exhortación con carácter de mandato del amor a los enemigos, Jesús propone la comparación del ciego que guía a otro ciego. Esta es la propuesta de Jesús para sus discípulos, que lleguemos a ser como él, sin sentirnos superiores a otros.
Para llegar a ser como el maestro, es necesario mirar hacia nosotros mismos; en términos actuales sería hacer una auto-evaluación, o, como dice el mismo evangelio mirar la viga que tenemos en nuestro ojo, antes de pretender sacar la pelusa del ojo ajeno. Este pasaje se cierra con un fuerte adjetivo: “Hipócrita”, haciendo referencia a que no podemos ser guías de otros mientras no haya luz en nuestras vidas. Con este diálogo, Jesús cuestiona la pedagogía del momento y nos ubica en una nueva lógica, la diversidad de saberes que nos invita a valorar lo que hay de discípulo y de
maestro en cada uno.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Hay un problema que es habitual, que es grave por lo reiterado - y porque nos hemos quizás acostumbrado- pero que hace más daño porque nos empeñamos en seguir mirando con una mirada limitada. Esa mirada cortita, mezquina es la que sólo se ha vuelto capaz de ver/se a través de los anteojos del propio interés. En una comparación muy burda, solemos mirar como los caballos cuando se le colocan anteojeras para que vayan sólo en una dirección y no miren a los costados.

Ahí está el problema, nos dice el Maestro con sus parábolas: miramos sin ver, y -peor aún- nos volvemos incapaces de mirar a los costados, ciegos de ver al otro, torpes en el poder y el dominio sobre el hermano.

Esto comienza en el corazón de cada mujer y cada hombre, y se traslada necesariamente a lo social, en estructuras de egoísmo y opresión, sea cual fuere su origen ideológico pretendido. La ceguera nace del corazón que no tiene ninguna intención de verse más que a sí mismo.

Tal vez haya que suplicar a Jesús que nos cure. Probablemente, con carácter muy urgente sea necesario y hasta imprescindible que nos toque los ojos y nos espante de una buena vez esta ceguera que tanto daño provoca. Y así, sanos por la Misericordia, libres de toda gruesa viga de egoísmo, podamos mirar y ver con Su Mirada, la mirada del servicio, de la entrega desinteresada, de la solidaridad, de la humildad.

La mirada de María, que nada quería para sí y entregó su existencia confiada al Dios al que le cantaba con alegría desde su pequeñez. Seguramente, Jesús tenía sus mismos ojos.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
De nuevo hay que hacer notar, que no se trata sólo de los demás... Ciertamente es a mí a quien Jesús dice que soy hipócrita cuando critico a los demás. ¡Cuánto más agradable sería la vida a nuestro alrededor si fuéramos más exigentes con nosotros que con los demás; si nos aplicáramos todos los buenos consejos que prodigamos a los demás; si tuviéramos el mismo afán en mejorarnos a nosotros mismos, que el que tenemos en mejorar a los demás! ¿No habéis notado que, cuando algo va mal, siempre echamos la culpa a "los otros"?: si los gobiernos hicieran esto... si los sindicatos no hicieran tal cosa... si los patronos se portaran de ese modo... si los obreros fueran de esa otra manera... si los sacerdotes hicieran mejor su trabajo... si mi esposo, si mi esposa... si mis vecinos...

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, haznos lúcidos y clarividentes; así podremos intentar ayudar a nuestros hermanos
a ver también más claro. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Tratemos de vivir la felicidad que proviene de preocuparnos de los demás. Por cada mota o fealdad que descubramos en los demás, hagamos una oración. Cada vez que sepamos comprender, disculpar y animar a los demás en el camino de la vida, estaremos labrando nuestra propia perfección.
EL ECO

Un hijo y su padre, estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: -Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh! Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: - Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh!

Con curiosidad el niño grita: - ¿Quién está ahí? Recibe una respuesta: - ¿Quién está ahí? Enojado con la respuesta, el niño grita: - Cobarde. Y recibe de respuesta: - Cobarde.

El niño mira a su padre y le pregunta: - ¿Qué sucede? El padre, sonríe y le dice: - Hijo mío, presta atención. Y entonces el padre grita a la montaña: - Te admiro. Y la voz responde: - Te admiro. De nuevo, el hombre grita: - Eres un campeón. Y la voz le responde: - Eres un campeón.

El niño estaba asombrado, pero no entendía. Luego, el padre le explica: - La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones. Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean. Si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces. Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida. La vida te dará de regreso exactamente aquello que tu le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.

Alguien dijo: Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando...

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