Lectio Divina jueves 30 de junio 2011, T.O. Ciclo – A- Lecturas: Hech 22,1-19; Sal 114; Mateo 9,1-8
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
SE PUSO EN PIE Y SE FUE A SU CASA
1. HAGAMOS LAS LECTURAS
Subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron a un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: “¡Animo, hijo!, tus pecados están perdonados.” Algunos de los letrados se dijeron: “Este blasfema.” Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: “¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: “tus pecados quedan perdonados” o, decir “levántate y anda”? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados –dijo dirigiéndose al paralítico-: Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa.” Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – El perdón sana… ¿Por qué no lo entendemos? ¡Cuántas enfermedades, cuántas guerras se evitarían si estuviéramos prontos a perdonar!
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
El tema central no es el milagro como tal (la curación del paralítico), sino el perdón de los pecados. Vivimos en un mundo donde el odio, el rencor, la venganza hacia el otro forma parte de la vida de las personas. Nos cuesta perdonar al que nos ha ofendido, al que nos ha maltratado física y/o moralmente. Por eso Jesús plantea otro modelo, otra forma, otro sistema de valores. El perdón y la misericordia forman parte importante de la vida del cristiano. En este pasaje evangélico, Jesús tiene misericordia del paralítico y lo sana. Pero no sólo lo sana físicamente, sino también espiritualmente, perdonándole sus pecados, reconociéndolo limpio ante Dios y ante los hombres. La fe mostrada por el paralítico y quienes lo llevaron anima a Jesús a proceder, admirado por la seguridad que mostraban. Caso contrario es el de los letrados, que no creen en las palabras de Jesús y le acusan de blasfemo. Ese es el pecado mayor de los letrados: El no reconocer la acción liberadora de Dios en Jesús, en medio de la desgracia, exclusión y marginación en que viven muchas personas.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
El evangelio juega con dos niveles de rehabilitación: el nivel físico y el nivel espiritual. Uno es metáfora del otro. Perdonar es ayudar a alguien a ponerse en pie. Me encanta el modo como lo presenta el evangelio de Mateo. Jesús perdona los pecados a un paralítico. De entrada, uno tiene la impresión de que no hay ninguna relación directa entre la situación (la parálisis física) y la acción de Jesús (el perdón de los pecados). Pero, leyendo el texto, caemos en la cuenta de que cuando se sana la raíz, toda la persona queda sanada. Jesús no es un simple curandero, sino un sanador que nos rehabilita en nuestro centro personal herido por el pecado. Estas palabras suenan un poco "religiosas", pero no es difícil conectarlas con experiencias de deterioro y de frustración que se dan en nuestras vidas.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Algunos de los letrados se dijeron: «Éste blasfema».
Se pone en evidencia que el Dios de Jesús no era el dios de los dirigentes de su pueblo. Tenían lecturas distintas. También nosotros corremos el peligro de hacernos un Dios a nuestra medida; con toda honradez debemos pararnos a escrutar y discernir quién es nuestro Dios, cómo es: ¿El que predicó Jesús, o una caricatura de él hecha a nuestro uso y manera? Debemos autoexaminarnos para ver si, como los letrados, en vez de tener ideas propias y pensar por nosotros mismos somos esclavos de un sistema ideológico que nos piensa y piensa por nosotros. Si esto ocurre y siempre que ocurra esto, el hombre cae en un fanatismo fundamentalista que le lleva a la autodestrucción o al cataclismo de hacerle matar por amor a Dios, en nombre de Dios y para servirle.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?:
Señor Dios nuestro: Con frecuencia no entendemos lo que nos pides en la vida. Danos una fe confiada -te rogamos- para que sigamos creyendo en ti incluso cuando no vemos a dónde nos llevas. Danos la fe de Abrahán, dispuesto a sacrificar a su hijo; Danos la fe del paralítico, que encontró renovado valor cuando recibió perdón por sus pecados. Mándanos levantarnos y caminar con la certeza de que tú nos amas y quieres llevarnos hacia ti que eres Dios por siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? –
Motivación: Entre más largas le demos al hecho de perdonar más esclavizados estaremos. El perdón libera… “EN LA VENTANA”
Había un niño que visitaba a sus abuelos en su granja. Le dieron una honda (un biombo, o resortera) para que jugara afuera en el campo. El practicó en el campo, pero nunca pudo darle a su objetivo. Ya un poco desanimado regresó a la casa para la cena.
Mientras caminaba de regreso vio el pato mas querido por su abuela. Y como un impulso, él le dejo ir un golpe con la honda, le pegó al pato en la cabeza y lo mató. Él estaba impresionado y consternado. En un momento de pánico, el escondió el pato muerto entre una pila de madera. En ese momento vio que su hermana lo estaba observando. Sally lo había visto todo, pero no dijo nada.
Después del almuerzo del siguiente día, la abuela dijo, "Sally vamos a lavar los platos". Pero Sally dijo: "Abuela Johnny me dijo que él quería ayudarte en la cocina”. Luego le susurró a él: "Recuerdas el Pato?" Así que Johnny lavó los platos.
Mas tarde ese día, el Abuelo les preguntó a los niños si querían ir a pescar, y la Abuela dijo, "Lo siento pero necesito que Sally me ayude a hacer las compras". Sally solo sonrió y dijo: "Bueno, no hay problema porque Johnny me dijo que quería ayudar”.
Ella susurró nuevamente: "Recuerdas el Pato?"
Así que Sally se fue a pescar y Johnny se quedó ayudando. Después de varios días en los cuales Johnny hacía tanto sus tareas como las de Sally, él finalmente no pudo soportarlo más.
Él le confeso a su Abuela que había matado el pato.
Jesús está parado en la ventana, vio todo y te continúa perdonando… Acude a él y a su infinita misericordia… y libérate…
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