Lectio Divina lunes 11 de julio 2011, T.O. Ciclo – A- Lectur: Ex 1,8-14.22; Sal 123; Mateo 10,34-11,1
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ
1. Hagamos las LECTURAS
Dijo Jesús a sus apóstoles: «No piensen que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que los recibe a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, se los aseguro.» Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Como duro esto de “perder para encontrar” de “cargar con la cruz”… No va esto con nuestro estilo de vida, definitivamente no es nuestra realidad. Pero…. pero… pensemos… ¿Es bueno, verdadero, pleno, bello lo que estamos viviendo? La renuncia a los lazos del egoísmo humano implica el dolor de las rupturas y del extrañamiento social pero, al mismo tiempo, produce una nueva red en que están implicados el Padre del cielo, Jesús, sus enviados y todo aquel que está dispuesto a ofrecer hospitalidad generosa a los que se han comprometido con el proyecto de Jesús.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
El mensaje del evangelio de Mateo apunta a la vida de la comunidad misionera: El discípulo aprende en su propia experiencia que la vivencia de la predicación, testimonio y praxis del Reino es contradictoria y depara, querámoslo o no, división personal y colectiva. La primera ruptura es con la familia; en diversos momentos los lazos de sangre se colocarán en contra del anuncio del Reino. Un auténtico seguidor de Jesús necesita hacer renuncias radicales en su vida: Con la riqueza acaparadora; con los lazos familiares alienantes; con ideologías preestablecidas; con los propios intereses. En definitiva, libertad y renuncia a todo aquello que impida que el Reino de Dios sea una realidad. El Reinado de Dios y el Evangelio que lo anuncia es un acontecimiento que transforma todas las estructuras personales y sociales. Las primeras comunidades cristianas debieron radicalizar las opciones de Jesús. Nosotros hoy, como comunidad humana, estamos llamados a radicalizar las opciones por la vida en dignidad, por una paz con justicia y un cese real de la violencia y muerte sistemáticas.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Ciertamente, aquí Jesús no se desdice de las recomendaciones de paz que había hecho, ni de las bienaventuranzas con que ensalzaba a los pacíficos y misericordiosos, ni del mandamiento de amar a los padres. Lo que está afirmando es que seguirle a él comporta una cierta violencia: espadas, división en la familia, opciones radicales, renuncia a cosas que apreciamos, para conseguir otras que valen más. No es que quiera dividir: pero a los creyentes, su fe les va a acarrear, con frecuencia, incomprensión y contrastes con otros miembros de la familia o del grupo de amigos.
Hay muchas personas que aceptan renuncias por amor, o por interés (comerciantes, deportistas), o por una noble generosidad altruista (en ayuda del Tercer Mundo). Los cristianos, además, lo hacen por la opción que han hecho de seguir el estilo evangélico de Jesús.
Ya se lo había anunciado el anciano Simeón a María, la madre de Jesús: su hijo sería bandera discutida y signo de contradicción. Y lo dijo también el mismo Jesús: el Reino de Dios padece violencia y sólo los «violentos» lo consiguen.
La fe, si es coherente, no nos deja «en paz». Nos pone ante opciones decisivas en nuestra vida. Ser cristianos -seguidores de Jesús- no es fácil y supone saber renunciar a las tentaciones fáciles en los negocios, o en la vida sexual. No es que dejemos de amar a los familiares. Pero, por encima de todo, amamos a Dios. Ya en el AT el primer mandamiento era el de «amar a Dios sobre todas las cosas».
Dejémonos animar por la recomendación que hace Jesús a quienes acojan a los enviados por él. Hasta un vaso de agua dado en su nombre tendrá su premio. Al final, resultará que la cosa se decide por unos detalles entrañables: un vaso de agua como signo de generosidad para con los que evangelizan este mundo.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-¿Es verdad que Jesús no ha venido Jesús a sembrar paz sino guerra? ¡Qué paradoja! Vino, ofreció y trajo la paz. Pero, como es una paz fundada en verdad, justicia, amor, orden, resulta que a nosotros no nos interesa, y acabamos dividiéndonos, pues anteponemos nuestro ‘amor propio e intereses’ al amor y verdad auténtica. Nos dividimos y hacemos guerra porque no queremos ‘la verdad’ limpia, pura, comprometedora.
-¿No acepta Jesús que queramos al padre y a la madre..? Sí, lo acepta; y nos lo exige; pero afirma que sólo Dios es Dios y es Verdad, y es Amor y es Meta... Quien quiera ser amado más que Dios está perdido, enloquece.
-Quien los recibe, me recibe a mí, y recibe al me envió. He ahí la comunión de ser y vida, de vid y sarmientos, de Padre e hijos, de Creador y sus criaturas. Dios invisible es visible en cada criatura, en cada vaso de agua, en cada detalle hecho por amor.
¿No es esto sublime verdad, misterio, fuente de esperanza y felicidad?
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Gracias, Señor, por haberme llamado a caminar junto a ti, a ser tuyo. Reconozco que yo soy poca cosa, que me siento atraído aquí y allá, lejos de la Verdad que tú eres, por miedo a perder la seguridad de un afecto o incluso de la imagen que me he hecho de ti. Gracias, Señor, por renovarme tu confianza llamándome a cambiar de vida: a pasar del formalismo a, la autenticidad del amor a ti y al prójimo. Concédeme el gusto de arriesgarme siguiendo tu Palabra, de atreverme a perder la vida haciendo el bien a los otros. Concédeme el valor de ofrecer el “vaso de Agua” cotidiano al “pequeño” de turno. Concédeme saber reconocer que precisamente en él estás tú, mi finita recompensa.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Hay que salir de sí mismo, ir más allá, superarse. En el olvido de sí mismo es donde se halla la verdadera "vida", la verdadera felicidad, el verdadero crecimiento y plenitud. “COSAS PEQUEÑAS”
Un vaso de agua gratis, unos minutos ayudando a atravesar la calle, un objeto menos en nuestros enseres, unas monedas que ni van ni vienen, un día de ayuno consciente, unos refrescos menos en nuestros sudores, esas tardes con grupos marginales, unas horas escuchando soledades, una compra menos en nuestros haberes… son cosas pequeñas. Nuestra cultura progresista las repele. Asistencialismo, limosnas, caridades, paternalismo, justificaciones, austeridad que ni va ni viene, parches, decimos en nuestro lenguaje.
Esas cosa chiquitas no acaban con la pobreza, no sacan del subdesarrollo, no reparten los bienes, no socializan los medios de producción, no expolian las cuevas de Alí Babá, no subvierten el orden, no cambian las leyes…
Pero desencadenan la alegría de vivir y mantienen vivo el rescoldo de tu querer y nuestro deber. Al fin y al cabo, actuar sobre la realidad, y cambiarla aunque sea un poquito, es la única manera de mostrar que la realidad es transformable.
Señor de la historia y de la vida, no sea yo quien menosprecie y deje de hacer las cosas pequeñas de cada día.
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