sábado, 9 de julio de 2011

Lectio Divina viernes 08 de julio  2011, T.O. Ciclo – A- Lecturas: Gén 46,1-7.28-30; Sal 36; Mateo 10,16-23


  PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

…COMO OVEJAS ENTRE LOBOS



1. Hagamos las LECTURAS 
Dijo Jesús a sus apóstoles: «Miren que los mando como ovejas entre lobos; por eso, sean sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no se fíen de la gente, porque los entregarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas y los harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así darán testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando los arresten, no se preocupen de lo que van a decir o de cómo lo dirán: en su momento se les sugerirá lo que tengan que decir; no serán ustedes los que hablen, el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos los odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Porque les aseguro que no terminarán con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD  Ciertamente algunas cosas han cambiado: hoy no son sanedrines y sinagogas, pero siempre hay poderes con los que se enfrenta el mensaje del Evangelio: el poder político, el poder del dinero, el poder de la muerte. Precisamente este poder no soporta que se predique un mundo diferente, donde reine la gratuidad, la fraternidad, la solidaridad. Si hubiera gratuidad el mercado se derrumbaría, si hubiera solidaridad la competencia quebraría, si hubiera fraternidad se derretiría el muro nuevo edificado sobre el egoísmo. “¡¡¡Si los hubiera...!!!”

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Lo que Jesús dice de sus apóstoles misioneros se aplica también a todos los que les siguen: tienen que vivir  con inseguridad. Serán contradichos, ridiculizados, quizás perseguidos. El evangelio, que se supone debe unir y llevar paz, en realidad frecuentemente divide, y lleva guerra. Trae división incluso entre aquellos que aclaman a Cristo como a su Señor. Jesús prometió a sus discípulos  --de entonces y de ahora--  su Espíritu Santo,  para que esté a su lado en las pruebas y tribulaciones.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
La misión a la que son enviados los apóstoles es peligrosa. Muy peligrosa. Jesús no esconde a nadie ni minimiza la suerte que amenaza el destino libremente asumido del seguidor. La comparación que aquí utiliza es durísima: “Como ovejas entre lobos”... “Lobos” son todos aquellos que, sin asomo de escrúpulo, persiguen, maltratan, amenazan o hacen desaparecer a los portadores del Evangelio. No importa si los “lobos” son los poseedores del poder en este mundo, los gobernantes, los adversarios declarados o, incluso, la propia familia. El ambiente que vaticina es, pues, de gran tensión. En el momento dado, puede inducir a la pérdida de confianza y autocontrol si no se asume una actitud serena y una inquebrantable fe en el futuro.

Ante la persecución, el cristiano no puede sumirse en el pánico y quedar paralizado en el pavor. Atender a las enseñanzas del evangelio supone aprender a confiar en el Espíritu de Jesús que lo conduce por los nebulosos caminos del discernimiento. ¿Qué hacer para no convertirse, a su vez, en lobos, ante sus ataques inmisericordes? Su propuesta se orienta en cuatro direcciones.

Ser sencillos como palomas y sagaces como serpientes. Usar la inteligencia práctica. Decía Chesterton con fino humor inglés que el cristiano al entrar en la iglesia “debe quitarse el sombrero, pero no la cabeza”. Pues eso, simplicidad y astucia ante el adversario. No cabe ni la temeridad, ni la ingenuidad.
Cuidarse de la gente. Que no significa desconfiar de todos, alejarse de las personas, rechazarlas, contraatacarlas, o amenazarlas con castigos de lo alto o de lo bajo... El seguidor sabe distinguir el “juicio temerario” de la “duda metódica”. Ser avisados no es faltar a la caridad. Es, sencillamente, abrir los ojos y analizar lo que de retorcido puede contener el corazón de una persona.
No preocuparse de lo que se ha de decir. Evitar el agobio paralizador generado por el miedo en los momentos de dificultad. ¡Es tan mal consejero! Los sufrimientos son más duros –y peligrosos- de sobrellevar cuando se imaginan que cuando suceden realmente. A cada momento el Espíritu sopla y guía. Nosotros ponemos las velas, Él el viento. También en los peligros.
Huir a otra ciudad, cuando sean perseguido. No hay concesión alguna a la temeridad, ni al aventurerismo. La prudencia dicta sortear peligros, esquivar golpes y, cuando sea posible y necesario, retirarse hábilmente. El espíritu del evangelio no es para héroes o supermanes.

Hoy sería tal vez un buen día para repasar nuestra vida, contemplando las pequeñas o grandes cicatrices que la misión ido dejando tatuadas en nuestra alma. Y a la luz de este evangelio, dejarnos consolar y aprender del pasado los criterios de actuación para el futuro que nos recuerda el Señor.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Frente a una sociedad armada sobre anti-valores: el poder político, el poder del dinero, el poder de la muerte, quizá debamos preguntarnos ¿por qué no molesta a los poderes la comunidad cristiana? ¿Habremos perdido la capacidad de ser levadura? ¿Habremos perdido la fuerza del testimonio? o ¿habremos domesticado el mensaje del Evangelio? ¿Somos ovejas en medio de lobos o nos hemos mimetizado con la jauría?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Con frecuencia sentimos  que nuestra fe es puesta a prueba
en la confusión de nuestro tiempo.  Te pedimos que el Espíritu Santo hable en nosotros
cuando encontremos contradicciones a causa del evangelio de tu Hijo. Qué él sea nuestra fortaleza y nuestra paz cuando tenemos que vivir  con nuestras incertidumbres e inseguridades que son parte y herencia de los que creemos en ti. Permanece con nosotros   cuando la marcha sea dura,  y llévanos contigo a tu casa, 
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Los   que   hablan  en  nombre  de  Dios no deberían preocuparse por lo que han de decir, ya que Cristo nos asegura que el Espíritu Santo hablará por ellos.  HAZNOS SENSIBLES A TU VOZ”

Estás en el corazón de todo lo creado proclamando tu mensaje de vida. En las cosas que duermen y en las que despiertan y cantan, silban, gimen, acaricia o golpean. En los seres cuando hablan y en su silencio que nos sobresalta; en el jadeo de los que sufren, en el diálogo de los que aman, en la risa de quienes viven y en el grito de quienes no tienen palabra.

Estás en todas partes y a cualquier hora. Hablas en el susurro callado de la historia más cotidiana.

¡Tantas veces te he dicho que hables, que digas, que hagas algo¡ Y estás hablando siempre, sobre todo cuando yo callo, y miro y observo y contemplo…

Tú, Espíritu, lo llenas todo y yo sólo veo apariencias, cuando no obstáculos.

Haznos sensibles a tu voz, a tus susurros y tus gemidos, a tu risa y tu clamor, para que podamos descubrir tu rostro, tus manos, tu palabra, aquí, en nuestra vida cotidiana que tú sostienes y recreas cada día.

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