martes, 19 de julio de 2011

Lectio Divina martes 19 de julio 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Éxodo 14,21-15,1; Salmo (Éx 15, 8-17); Mateo 12, 46-50

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

UNA GRAN FAMILIA


1. Hagamos las LECTURAS 
Estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo avisó: -«Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.» Pero él contestó al que le avisaba: -«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: -«Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Actualmente, estamos atacados por todos los flancos para hacer la voluntad de todo el mundo.  Se nos hace difícil hasta hacer nuestra propia voluntad. La Palabra de hoy pide cumplir la voluntad de Dios… difícil pero posible. Podemos empezar por rogar que podamos hacer individual y colectivamente la voluntad de nuestro Padre común, y dejar de pretender que sea Él el que haga nuestra voluntad.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Mateo define a los discípulos como la verdadera familia de Jesús. El objetivo del discipulado no es negar los vínculos familiares, sino afirmar la primacía de los vínculos presentes en la comunidad que Jesús congrega alrededor del Proyecto de su Padre: el Reino. La nueva familia de Jesús está abierta a la humanidad entera; la única exigencia para pertenecer a ella es llevar a efecto el deseo del Padre, que se concreta en la adhesión a Jesús mismo. La dimensión vertical de los lazos de sangre se convierte en la horizontalidad de las relaciones del reino. La invitación de Jesús a sus discípulos es la de ser oyentes y servidores de la Palabra, que se comprometan hasta el final con la obra salvadora de Dios para la humanidad. Todo aquel que se asocie a este compromiso queda unido a Jesús por vínculos más estrechos de amor, de intimidad y de universalidad. Se constituye de esta manera un mundo de relaciones atravesado por los valores del reino de la justicia, de solidaridad y de la igualdad de los hijos de Dios.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Él estaba rodeado de una multitud, que bebía sus enseñanzas. Allí fuera estaban su Madre y sus parientes. Tal vez no podían pasar por el gentío, tal vez la intención era sacarlo de allí; quizás sólo querían recordarle su origen.

(Para comprender este pasaje debemos recordar que Moisés había mandado condenar a muerte a los falsos profetas, a los magos que hacían milagros. Además, en aquellos tiempos estaba admitida la responsabilidad colectiva, de suerte que los padres eran responsables si no denunciaban a su hijo como falso profeta. Desde esos presupuestos, podemos comprender el comportamiento de la gente de Nazaret. Es preciso volver inocuo a Jesús, impedir que se pierda. Y no sólo él, sino también los suyos, posiblemente todo el pueblo. De ahí que los hermanos de Jesús, llevando con ellos a María de Nazaret, le pidan que renuncie a su locura, o sea, a su misión.)

Hay una actitud que se repite, traducida de muchos modos a través de la historia: que Jesús le pertenece a un clan, grupo, familia, religión o Iglesia determinada.  Es difícil negar la tentación de creer que Él es sólo nuestro... Pero con el Apóstol de los Gentiles, afirmemos: Cristo es todo en todos.

Los parientes se quedan fuera esperando que se someta a los reducidos cánones de la tribu; sin embargo, con un gesto Él los invita -y nos invita- a ir más allá de los lazos biológicos.

No hay que apresurarse en caer en razones falaces, en argumentos que induzcan a error: el Maestro no está aboliendo los lazos familiares tradicionales, sino que abre una puerta para que desde ellos, se haga más profunda y trascendente nuestra relación con los demás.

Así como se puede llegar a un conocimiento profundo del otro en el seno familiar, así es su convite: escuchar -que no oír- la Palabra y hacerla vida. Encarnar en la existencia, en cada latido, en el recorrido de la sangre la Buena Noticia.

Es decisión cordial; es una gran familia en la que cada uno de sus integrantes es reconocido en su identidad y como tal, se vuelve único, irrepetible, sagrado por una cuestión primordial de filiación.

Tiempo nuevo para la Humanidad en la que toda mujer y todo hombre puede reconocer en el otro a un hermano a partir de su origen: un Padre común.

Quizás haya que volver a descubrir con ojos plenos de asombro a esta gran familia a la que hemos sido invitados, y que llamamos Iglesia.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo. Ese es hermano mío y hermana y madre.
La característica esencial del discípulo de Jesús: es "hacer la voluntad de Dios". El que actúa así es un verdadero pariente de Jesús. Entrar en comunión con Dios, haciendo su Voluntad... Es, al mismo tiempo, entrar en comunión con innumerables hermanos y hermanas que tratan, ellos también, de hacer esa misma voluntad. Si en todos mis actos de cada día y en todos los minutos, procuro mantenerme unido a Dios, lo estoy también a todas las santas almas de la tierra, a todos los "discípulos" de Jesús esparcidos en todos los países del mundo. ¡Y María, que hizo la voluntad de Dios a la perfección, es, también por ello, "su madre"!

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios, Padre de todos:  Tú nos conoces y nos amas:  Pase lo que nos pase,  estamos en tus manos. A dondequiera que nos lleves,  tú sabes a dónde quieres que lleguemos. Te pedimos fe y confianza. Haz que tu voluntad sea nuestra voluntad, para que nos conduzcas a tu casa bajo la guía de aquél que cumplió siempre tu voluntad   en todo lo que hizo, Jesucristo, tu Hijo,  nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Jesús nos asegura que lo que nos acerca a Dios y nos hace sus “parientes” es el hacer la voluntad del Padre. Esto es lo que realmente importa, más que los lazos de sangre.  Esta misión fue la medula y el significado más profundo de la vida y muerte de Jesús. Pidamos para que su fidelidad sea nuestra propia fidelidad. NUESTRA VERDADERA PATRIA”

Hoy, Señor; se nos ofrece un nuevo día lleno de vida, esperanza y posibilidades. Queremos seguirte allí donde estés, y gozar de tu presencia, a veces radiante, a veces oscura:
en los sueños de paz de los hombres y mujeres,
en los corazones sedientos de Ti,
en la morada secreta de los que aman la vida,
en la voz íntima de los que nos susurran tus caminos;
en el trabajo intenso y en la calma del descanso,
en la luz del día y en las sombras del camino,
en las rocas inflexibles y en los manantiales de agua,
en los  bosques y estepas, en los valles y las montañas,
en el tapiz desplegado de la creación;
en el encuentro con los amigos
en los cantos de alegría y de protesta,
en las demandas de amor,
en los rostros de los que se entregan sin medida
y en los pies cansados de los que hacen camino.

En esta tierra que es tu casa y nuestra morada, recrea nuestro corazón para que te ame más, lava nuestro rostro para que resplandezca tu verdad, guía nuestros pies para que te sigan sin temor; y abre todos nuestros sentidos para que sientan que tú, peregrino sin fronteras, eres nuestra patria, nuestra meta y nuestro descanso.

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