lunes, 23 de mayo de 2011

Lectio Divina  quinta semana de Pascua    lunes 23 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 14,5-18; Salmo113b; Juan 14,21-26

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
HAGÁMOSLE SITIO


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo a sus discípulos: - «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.» Le dijo Judas, no el Iscariote: - «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?» Respondió Jesús y le dijo: - «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy a su lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien se los enseñe todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho.»

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En el Evangelio Cristo habla de inhabitación de Dios. En el Antiguo Testamento, el lugar donde Dios habitaba era, primero, la Tienda y el Arca de la Alianza; después, el Templo. El Templo era el signo de que Dios vivía en medio de y con su pueblo. Esto era tomado con frecuencia demasiado al pie de la letra, materialmente y casi mágicamente. Los Libros Sapienciales decían que la presencia de Dios era algo más interior: Dios se hacía presente por medio de su sabiduría, hallada en el corazón de los justos. --- Jesucristo dice que la presencia de Dios es mucho más íntima: él vive por amor en los corazones de los que le aman y guardan su Palabra; una presencia que sólo la puede conocer  alguien que realmente ama.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – ¿Cómo queremos que Dios viva en nosotros si no le hacemos sitio?  Si tenemos nuestro interior colmado de tantas cosas materiales… La palabra de Dios nos da varias claves, como por ejemlo: sus mandamientos… ¿Nos preocupa siquiera saber qué quiere Dios de nosotros? No. Pero sí queremos que Dios sepa que queremos nosotros de él. Otro punto: amarle.  ¿Qué amamos desde que nos levantamos? Muchas cosas… ¿pero sabemos acaso qué implica amar a Dios? Otro punto: guardar su palabra… ¿La leemos siquiera? A saber… Otro punto: El Defensor, el Espíritu Santo nos lo enseñará todo… ¿Nos interesa saber cómo lo hace?

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
La comunidad de Jesús es la comunidad de hombres y mujeres iguales. La gloria del Abbá, del Padre, es la gloria del hombre. Lo que Dios quiere es el bien y la salvación de la persona, de toda la persona y de todas las personas. El amor es el nuevo camino que nos trae Jesús. Todos sus mandamientos se condensan en vivir el amor como entrega total por el bien del otro. En el acto de amar es como Dios se nos revela en toda su riqueza. No podía ser de otra manera porque Dios es amor. En el amor mutuo, en el amor fraterno, en el amor universal, es como se manifiesta la presencia de Dios en toda su riqueza. Dios hace su morada en los hombres y mujeres que aman sin medida, que derrochan todo lo que tienen y lo que son por el bien de sus hermanos y hermanas.

Los grandes testigos de Dios no son los que hablan mucho de él ni los que escriben libros sesudos de teología. Los testigos verdaderos de Dios son los que aman, la mayoría de las veces en silencio, sin hacer ruido, sin publicidad, a sus hermanos, los que entregan su vida sin medida. En ellos Dios hace su morada. Dios habita en ellos. Basta con que abramos los ojos y seguramente veremos esa presencia de Dios en el cariño de aquella enfermera con sus pacientes, en el amor de aquel matrimonio anciano, en la generosidad de los jóvenes voluntarios y en tantas otras personas que hacen de su vida un acto de amor por los demás. En ellos todo el año es Pascua.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-El que recibe mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama.
Amar a Jesús. Jesús quiere que se le ame. E indica el signo del verdadero amor: la sumisión al amado. Es una experiencia que comprenden todos los que aman. Cuando se ama a alguien, se es capaz de abandonar libremente el punto de vista personal para adaptarse al máximo a la voluntad y a los deseos de aquel que ama: se transforma en aquel a quien se ama. Se establece una especie de simbiosis mutua: tu deseo es también el mío, tu voluntad es la mía, tu pensamiento ha llegado a ser el mío... nuestras dos vidas forman una sola vida.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Buscamos con frecuencia tu presencia 
en el templo de la creación y de la naturaleza, y en los templos construidos con nuestras manos; también podemos encontrarte en medio de tu pueblo. Pero, sobre todo, tú has establecido tu templo justamente en nuestros corazones. Oh Dios, danos ojos de fe y amor para reconocer que tú vives y moras en nosotros con tu Hijo y con el Espíritu Santo sobre todo cuando cumplimos  la Palabra del mismo Jesús,  Hijo tuyo y Señor nuestro por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Jesús nos confirma y nos da la certeza de que nuestro Padre del cielo nos ama y vive en nosotros, si vivimos conforme a las palabras del mismo Jesús. “COMO EMBELLECER TU ALMA”
El limpiador de tu alma es el perdón. Deberás usarlo todo el tiempo apenas veas una impureza, aplícalo. No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado. El resultado será que en paz te acostarás y asimismo dormirás y tu sueño te sustentará.
La hidratante de tu alma es la oración. Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchita. Así, si no oras, tu alma se reseca. Pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor.
El tonificante de tu alma es la alabanza. Cuando alabas  y das gracias a Dios y vuelves a El tus pensamientos, cuando te olvidas de ti mismo, sin egoísmo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti su gozo.
La nutritiva de tu alma es la Palabra. Así como en lo físico no puedes vivir sin alimentos, tu alma necesita el alimento de la Palabra de Dios. Cuando te alimentas con la Palabra, la debilidad y la confusión desaparecen.
El protector de tu alma es la coraza de la fe. Con la fe te protegerás de las inclemencias de la vida, mirarás por encima de las circunstancias y pasarás victoriosa.

Si usas a diario estos productos  de belleza, tu alma  se mantendrá limpia y tu corazón será puro. Te saciarás de bien, de modo que te rejuvenezcas como el águila.



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