miércoles, 18 de mayo de 2011

Lectio Divina  cuarta semana de Pascua    miércoles 18 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 12,24-13,5 Salmo 66; san Juan 12, 44-50

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

TU LUZ NOS ATRAPA


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo, gritando: - «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Cristo como luz sigue dividiendo a la humanidad. También ahora hay quien prefiere la oscuridad o la penumbra: y es que la luz siempre compromete, porque pone en evidencia lo que hay, tanto si es bueno como defectuoso.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
 “Vine no a juzgar al mundo, sino a salvarlo”, nos dice Jesús hoy. Él vino para traernos vida, vida sin límite, vida eterna. Él viene como luz para nuestro mundo. Si creemos en él,  iluminados con su luz lograremos percibir dónde nos falta amor que mueva el mundo, dónde nuestro sentido de justicia es sólo pálido y sin ilusión. A su luz aprenderemos a ver cómo podemos servirnos unos a otros y llegar a ser ricos y maduros como seres humanos. Entonces, nosotros también nos convertiremos al menos en diminutas luces que lleven un poco de claridad y calor a nuestro mundo frío y oscuro.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
 “... EL QUE CREE EN MÍ
NO QUEDARÁ EN TINIEBLAS”
Creer no es vivir de seguridades ni de evidencias. Es CONFIAR, aunque no todo se vea o se entienda. Vivir de confianzas y de fidelidades que aportan muchas felicidades. Lo contrario de la felicidad no es la tristeza sino el miedo. El miedo impide la confianza. Y apaga la luz. Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero... Creer en Dios, en Jesús, es saber y saborear de Quién nos hemos fiado (cfr. 2 Tm 1,12). Sostenidos y amados por un amor mayor en el que todo tiene sentido, atrevernos a vivir cada acontecimiento y a cada persona a la luz de Su sentido y de Su amor. Vivir iluminados por la audacia de la Buena Noticia y audaces para iluminar espacios y ambientes de “buenas noticias”.

“... PORQUE NO HE VENIDO PARA JUZGAR AL MUNDO SINO PARA SALVAR AL MUNDO”
Y si Jesús, nuestro Hermano mayor, no ha venido a juzgar, mucho menos nosotros. Y si nunca condena -como nos recuerda otro pasaje del evangelio: ¿nadie te ha condenado? yo tampoco te condeno (Jn 8,10-11)- tampoco nosotros. No necesitaríamos más razones y sin embargo, ¡qué fácilmente justificamos nuestros prejuicios y chismes! ¡Qué fácilmente nos lavamos las manos en nuestras condenas cotidianas! Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero... Llamados a no ser jueces de nadie sino bienhechores -los que hacen el Bien- de todos. Ser cauces de misericordia. Dar siempre “otra oportunidad”. De cambiar, de crecer, de construir. De sanar, de embellecer, de comulgar. Esforzarnos en hablar bien de otros... bien decir, bendecir. Ser capaces de descubrir algo –mucho- de positivo en las personas, en los acontecimientos. Acoger las situaciones de vulnerabilidad como espacios privilegiados en los que sentirnos más iguales, más hermanos, más humanos; espacios en los que acariciar con ternura las heridas y ayudarnos a crecer, a sanar; espacios en los que descubrir la historia de salvación que se sigue haciendo en cada uno.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Yo he venido como luz al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Transparencia... luz... belleza... seguridad... Opacidad... tinieblas... miedo... Evocar imagen de sol... de día... e imágenes de noche...

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Por medio de tu mismo Hijo Jesucristo  tú nos aseguras que él vino no a condenar, sino a traernos perdón y vida,  una vida que es rica y valiosa, 
que vale la pena vivirla y que nos revitaliza a nosotros y a nuestro mundo, con amor y espíritu de servicio. Queremos que Cristo esté con nosotros  como luz con la que vemos  todo lo que es bueno y digno de vivirse. Y danos la gracia de participar un día en su vida eterna. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Dichosos nosotros, que, gracias a Dios, no vivimos en la oscuridad, sino en plena luz. Podemos todavía plantearnos preguntas, no entendemos todo sobre nuestra fe, pero conocemos a la persona única de Jesús y creemos en él, que se proclamó a sí mismo como Luz del mundo. Que esta luz resplandezca siempre clara y radiante sobre nosotros. HE VENIDO AL MUNDO COMO LUZ”
Para saber distinguir el día de la noche acudimos al siguiente cuento:

Preguntó un gurú a sus discípulos si sabrían decir cuando acababa la noche y empezaba el día.

Uno de ellos dijo: "Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo". "No", dijo el gurú.

"Cuando miras un árbol a distancia y puedes distinguir si es un mango o un marañón". "Tampoco", dijo el gurú.

"Está bien", dijeron los discípulos, "Dinos cuándo es".

"Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tu hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche".

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