Lectio Divina viernes de ceniza 11 de marzo 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Isaías 58,1-9ª; Salmo50; Mateo 9,14-15
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
1. Hagamos las LECTURAS
Así dice el Señor Dios: «Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi oráculo a diario, muestran deseo de conocer mi camino, como un pueblo que practicara la justicia y no abandonase el mandato de Dios. Me piden sentencias justas, desean tener cerca a Dios. "¿Para qué ayunar, si no haces caso?; ¿mortificarnos, si tú no te fijas?" Miren: el día de ayuno buscan su interés y apremian a sus servidores; miren: ayunan entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad. No ayunen como ahora, haciendo oír en el cielo sus voces. ¿Es ése el ayuno que el Señor desea para el día en que el hombre se mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo llaman ayuno, día agradable al Señor? El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy."»
Del Evangelio según san Mateo 9, 14-15
Se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: - «Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: -«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunaran.»
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Quizás nunca nos hemos preguntado en serio cuáles son las mortificaciones que prefiere el Señor. Porque no todas las penitencias que nos impongamos en cuaresma pueden ser agradables a Dios. A lo mejor o a lo peor estamos instalados en la falsa ilusión de que cualquier mortificación que hagamos tiene que ser bien vista por Dios. Una norma muy sencilla: la penitencia o práctica cuaresmal que intentas llevar a cabo hace crecer en ti, además del amor a Dios (cosa muy difícil de medir), el amor a los demás (cosa muy fácil de comprobar en términos concretos). Y una regla muy práctica: hacia el próximo más próximo es hacia quien deben orientarse nuestras mortificaciones. O sea, es la comunidad en la que uno vive la que debe beneficiarse de las prácticas penitenciales de cada uno.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En la Biblia el noviazgo representa la alianza de amor de Dios con su pueblo. Pero el pueblo elegido para dar testimonio del amor universal y misericordioso de Dios dejó plantado al Novio (Yahvé) y se casó con un culto de ayunos y ritos vacíos de liberación y lleno de leyes opresoras para los más débiles. Ahora está de nuevo el Novio (Jesús) con una nueva oferta de misericordia y gratuidad. La comunidad mesiánica, compuesta por hombres y mujeres marginados, está de fiesta. ¿Cómo pueden los líderes religiosos ser tan insensibles ante la alegría de los pobres y pecadores, que han descubierto que, en Jesús, Dios mismo ha salido a buscarles como ovejas perdidas y les ha sentado a su mesa para devolverles la dignidad y la autoestima que la Ley excluyente del Templo les había robado? ¿Cómo no ven la gratuidad que se derrama como un vino nuevo sobre sus corazones, resecos por la soledad y el aislamiento? ¿Cómo quieren que haya ayuno, si el Reino está floreciendo entre sus manos? -- Y nosotros, ¿cómo andamos de sensibilidad para acoger a quienes son excluidos en nuestra iglesia y en nuestra sociedad?
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Hoy le toca el turno al ayuno. De las tres propuestas que la Palabra de Dios nos hacía para vivir con intensidad la Cuaresma , nos centramos este primer viernes de Cuaresma en ésta. Podríamos generalizar un poco y aplicar lo que las lecturas nos dicen al esfuerzo ascético, a los sacrificios. El Evangelio recoge la queja que los judíos “observantes” plantearon a Jesús. Al parecer, sus discípulos no hacían ayuno, lo que les convertía en sospechosos de ser poco observantes para los fariseos y judíos cumplidores de la Ley. Hoy , igual que entonces, a veces juzgamos a otros sólo por las apariencias. Jesús, que siempre mira el corazón, sabía bien de las renuncias y sacrificios que aquellos discípulos habían hecho por seguirle. Lo habían dejado todo por Él y por su causa, el amor, en especial a los que más sufrían. Ese es el verdadero sacrificio que Dios quiere: la entrega de nuestra vida por Jesús y por su causa. Por eso, ¿qué importancia podía tener para ellos el ayuno, cuando habían dejado ya todo por amor a Jesús?: “¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos?”. El ayuno cristiano sólo tiene sentido si se hace por amor: como un gesto de amor que te une a Jesús en la Cruz , dando su vida por todos; y como un gesto de amor que te une a tantos crucificados de hoy en cuyos sufrimientos Cristo sigue padeciendo y muriendo.
¿No tienen valor entonces la ascesis, el sacrificio, el ayuno? Claro que lo tienen, pero sólo si son expresión de amor. Sólo si nacen del amor y nos llevan a amar más. Pobres de nosotros sí nos empeñamos en sacrificarnos sólo porque nos lo mandan así (porque lo manda la ley), o porque así voy a ser “mejor” que otros. “El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne”. Sólo cuando van unidos al amor el sufrimiento, la renuncia o el sacrificio tienen sentido: cuando nacen de tu amor a los que más sufren, a quienes quieres entregar tu vida, y de tu amor a Aquél que entregó la suya en la Cruz para salvarnos. Así, tu sacrificio, que nace del amor, se convertirá en energía y fuerza que te impulsará a amar cada vez más. Y esto se aplica a todo en el campo de la ascesis: desde el pequeño sacrificio del ayuno de un viernes o de dejar de fumar (sacrificio no tan pequeño, por cierto, que mucho es lo que cuesta) hasta la entrega completa de toda tu vida.
Cuando decidas a qué renuncias en esta Cuaresma como gesto de sacrificio, o qué pequeños o grandes sufrimientos que ya te está dando la vida vas a asumir y aceptar con buena cara, plantéate sobre todo hacerlo por amor a Jesús y por amor a los que más sufren. Que sea un medio para amar más. Ese es “el ayuno que Dios quiere”.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
El pueblo de Dios, en el Antiguo Testamento, pregunta: “¿Para qué ayunar?” Dios no parece estar cerca cuando ayunan. El profeta les instruye: el verdadero ayuno consiste en practicar justicia y en amar. Ya que Dios hizo una Alianza con su pueblo, esa Alianza comprende también justicia y amor mutuos, de persona a persona. --- Por otra parte, en el Evangelio de hoy los discípulos de Juan, que ayunaban, preguntan a los discípulos de Jesús por qué no ayunan. En otros pasajes del Evangelio, Jesús da una respuesta semejante a la del profeta Isaías, pero en este pasaje de hoy Jesús dice que sus discípulos no ayunan porque él ha venido y está con sus discípulos; éstos deberían regocijarse más que ayunar.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor de la Alianza : No tenemos porqué temer tu juicio si, como tú, llegamos a ser ricos en misericordia y llenos de compasión hacia nuestro prójimo. Que no solamente conozcamos lo que nos exiges, sino que lo practiquemos con corazón sincero, compartiendo nuestro pan con el hambriento y aflojando y soltando las ataduras de la injusticia, para que tu luz brille por medio de nosotros y tu curación se extienda por todas partes. Permanece con nosotros mostrándonos siempre tu bondad. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. .. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Jesús quiere permanecer con nosotros como fuente de nuestra vida y de nuestra alegría. Que sepamos reconocer su presencia entre nosotros en los débiles y afligidos y en las víctimas de injusticia. “QUE TENGAN PAN”
Uno de los santos más entrañables en la historia de la iglesia es San Francisco de Asís. Todos sabemos de él algo importante: su humildad y su alegría de vivir. Cuentan de él y de la comunidad en la que vivía, que en Cuaresma realizaban tremendos ayunos. Una noche, cuando todos los frailes se encontraban retirados en las celdas del convento, escuchó los gemidos de un hermano; se levantó y fue donde estaba el hermano que lloraba. Se acercó y le preguntó: —Hermano, ¿qué te pasa? — El fraile respondió: —Lloro porque me muero de hambre.
Francisco ni corto ni perezoso, despertó a todos los hermanos y les explicó que el ayuno está muy bien, pero que no pueden dejar que un hermano se muera de hambre. Pero como no está bien que dejen al hermano comer solo, para que éste no pase vergüenza, todos deben acompañarle. Así que los hizo levantarse a todos y se dirigieron al comedor. Y la comida se convirtió en una fiesta. Es verdad que en la mesa no había más que un pan y unos pocos rábanos, pero, eso sí, estaban bien regados por la alegría común.
"Quien tenga pan, que lo reparta; quien tenga pan y una sonrisa, que distribuya los dos. Quien tenga sólo una sonrisa, que no se sienta pobre e impotente: que reparta sonrisa y amor". Esto lo dice José Luis Martín Descalzo.
El hambre del buen fraile seguro que volvió, pero de lo que nunca se olvidará será del gesto de amor que tuvieron sus hermanos al compartir con él la mesa a esas horas de la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario