Lectio Divina primer lunes de cuaresma 14 de marzo 2011, Tiempo Ordinario, Ciclo – A- Lecturas: Levíticos 19, 1-2. 11-18; Salmo 18; Mateo 25,31-46
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
CARA A CARA
1. Hagamos las LECTURAS
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: ‘Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo. No hurtarán. No mentirán ni engañarán a su prójimo. No jurarán en falso por mi nombre; eso sería profanar el nombre de su Dios. Yo soy el Señor. No oprimas ni explotes a tu prójimo. No retengas hasta el día siguiente el salario del que trabaja para ti. No maldigas al sordo, ni pongas tropiezos ante el ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre ni por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo. No andes calumniando a los tuyos ni des testimonio contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor’ ”.
Del Evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’. Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’. Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’
Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Nuestra sociedad ayer, hoy y mañana, nos invita a hacer la vida “en solitario”, pensando en primera persona. Las palabras finales de verdad son bien distintas: “Lo que hicieron a uno de éstos, a mí me lo hicieron.” Expresiones como “No te metas en líos”, “bastante tengo yo con lo mío”…pueden estar indicando una vida hecha desinteresándose de los demás. El modo de santidad que se nos propone comienza por descentrarnos de nosotros mismos para centrarnos en el otro, y este es el camino para centrarnos también en Dios. Dios “está lejos” y nuestros ojos no lo pueden ver más que a través del que está a nuestro lado.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Es chocante cómo la Biblia insiste, incluso en el Antiguo Testamento, en que Dios está presente donde las personas se aman y practican obras de misericordia, las unas en bien de las otras. Lo que hacemos a los demás, lo hacemos a Dios. El Antiguo Testamento puso énfasis en el amor, especialmente con respecto a miembros del pueblo elegido, que debían ser considerados como parientes de sangre; de todos modos, sin excluir a los no-judíos. El Nuevo Testamento extiende esto claramente no solo a los miembros del pueblo de Dios, sino a todo ser humano. El reino de Dios está presente donde las personas se tratan mutuamente como hermanos y hermanas. Los que pertenecen al pueblo de Dios -y ahora nosotros a la Iglesia- tienen que dar a todos testimonio de que el amor existe y está vivo, y por lo tanto, de que Dios existe y vive, particularmente por nuestro auténtico amor, respeto e interés por los más débiles y frágiles. Un día seremos juzgados por el amor a nuestro prójimo.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Estrenada la Cuaresma. Hemos comenzado a caminar por esta Primera Semana y ya la Palabra de Dios se torna sumamente exigente... ¿o no? El Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto fue ayer el pórtico de entrada y, apenas lo hemos pasado, se nos proclama Mt 25, el llamado “juicio escatológico” por algunos.
- ¿Empezar la semana con un juicio? No, gracias, Señor... ¿podrías ir un poco más despacio? Es que es lunes y se hace muy cuesta arriba...
Y el Señor me mira, y pacientemente, vuelve a leerme la primera lectura del Levítico. Son muchos “noes”: no profanes, no explotes, no maldigas, no mientas, no critiques, no entorpezcas... En todos esos “noes” me puedo reconocer. Pero casi me pasa desapercibida otra frase que se mezcla entre ellos y se repite hasta 5 veces: “yo soy el Señor”. Como bocanadas de aire fresco entre tanta recomendación. Y es entonces, cuando veo con más luz el Evangelio de hoy: la verdad de nuestra fe y de nuestra relación con Dios se confirma en la verdad de nuestras actitudes y modos de andar por la vida, de relacionarnos con los demás.
El prójimo no es la otra cara de la moneda de Dios. Es Dios mismo. Y al revés. No porque sean lo mismo, sino porque Dios ha querido unirse con la humanidad en Cristo y eso ya no tiene vuelta de hoja jamás. Por su encarnación, por su voluntad, somos “la carne de Dios”, si se permite la expresión. Tú, yo, los que nos caen mal, los que querrían vernos tropezar, los que nos quieren más que nosotros mismos... y, sobre todo, los más pequeños y pobres son ese lugar privilegiado e inequívoco donde amar, acariciar y esperar al Dios de nuestra vida. Lo sepamos o no, lo que hicimos o dejamos de hacer con ellos, con Él lo hicimos o lo dejamos de hacer... Así de simple.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Dios no nos juzgará por lo que le hayamos hecho "a El". Nadie ama a Dios directamente ni ofende directamente a Dios. Le amamos y le ofendemos en nuestro hermano El hombre es el sacramento de Dios, la necesaria mediación y el único camino para llegar a él. Todos serán juzgados según su actitud hacia “los hermanos más pequeños” de Jesús. Seremos juzgados por el amor que hayamos tenido a los demás y por la capacidad que hayamos desarrollado de crear en el mundo condiciones fraternales de vida. El amor no es una idea abstracta, un buen sentimiento, una palabra cariñosa. Son obras concretas: Dar de comer, vestir, visitar en la cárcel... Y hacer todo eso no necesariamente "por amor de Dios". Basta con que se haga por "amor al ser humano". Si realmente es así, se está haciendo a plenitud y según la voluntad de Dios.
Nadie será juzgado por su doctrina, por las ideas que tuvo sobre la religión, por los dogmas en los que creyó. Esas diferencias que existen hoy entre las distintas religiones y grupos no son fundamentales. Un diálogo profundo y serio nos haría ver ya ahora lo cerca que a veces podemos estar unos de otros, sin darnos cuenta. Nadie será juzgado tampoco por los actos de culto dirigidos a Dios: Oraciones, penitencias, promesas, novenas, jaculatorias, primeros viernes, escapularios, velas. Eso no contará al final.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, Dios santo, Padre amoroso: Tú nos encomiendas la tarea de amarnos unos a otros porque tú eres santo, y nos has amado antes de que nosotros pudiéramos amarte. Otórganos bondadosamente la sensibilidad propia para reconocer a tu Hijo en nuestros hermanos y hermanas, cercanos y lejanos. Ayúdanos a dar testimonio de que el amor existe y está vivo y de que tú, el Dios de amor, existes y vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Sólo contarán los actos de servicio al prójimo, los actos de justicia con el hermano oprimido y necesitado de nuestra ayuda. Contará el dar de comer, el dar de beber, el dar vestido... Cosas tan simples y tan básicas. “DIEZ COSAS QUE DIOS NO TE PREGUNTARÁ”
1-Dios no te preguntara que modelo de auto usabas; te preguntara a cuanta gente llevaste.
2-Dios no te preguntara los metros cuadrados de tu casa; te preguntara a cuanta gente recibiste en ella.
3-Dios no te preguntara la marca de ropa en tu closet; te preguntara a cuantos ayudaste a vestirse.
4-Dios no te preguntara que tan alto era tu sueldo; te preguntara si lo ganabas limpiamente.
5-Dios no te preguntara cual era tu titulo; te preguntara si hiciste tu trabajo con lo mejor de tu capacidad.
6-Dios no te preguntara cuantos amigos tenias; te preguntara cuanta gente te consideraba su amigo.
7-Dios no te preguntara en que vecindario vivías; te preguntara como tratabas a tus vecinos.
8-Dios no te preguntara por el color de tu piel; te preguntara por la pureza de tu interior.
9-Dios no te preguntara por que tardaste tanto en buscar la salvación; te llevara con amor a su casa en el cielo y no a las puertas del infierno.
10-Dios no te preguntara a cuantas personas compartiste este mensaje; simplemente te preguntara si te dio vergüenza hacerlo…
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