viernes, 25 de marzo de 2011

Lectio Divina segundo viernes de cuaresma 25 de marzo 2011, Ciclo – A- Anunciación del Señor. Lecturas: Isaías 7,10-14; 8,10; Salmo 39; Hebreos 10,4-10; Lucas 1,26-38

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

UN INCONDICIONAL… Y MUCHOS NO



1. Hagamos las LECTURAS 
En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»  Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»  Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No les basta cansar a los hombres, que cansan incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, les dará una señal: Miren: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»


Del Evangelio según san Lucas 1,26-38
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»  Y María dijo al ángel: « ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»  El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Ojalá que con María sepamos decir un SÍ incondicional al Plan de Dios y también muchos No a tanto uso y abuso de las mujeres. Que sepamos decir No a tanta marginación que ya lleva tantos siglos. Que digamos No a tanta teología interesada en rebajar la dignidad de la mujer para justificar posturas patriarcales dentro y fuera de la Iglesia.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Para sanar de raíz nuestras vidas, Dios decidió hacerse hombre. Se hizo un Hijo de Hombre. Sencillo, bueno, generoso y trabajador. Necesitaba un lugar para nacer y el Espíritu le preparó el seno de María. Necesitaba una familia para crecer y Dios le dio a José y María, quien guardaba las cosas en su corazón, siempre dispuesta para salir al paso de los nuevos desafíos de Dios. Dios quiso revalorizar a la mujer María. Y María supo responder al reto y designio de Dios. Dijo un SÍ incondicional, y con ese SÍ dijo muchos NO. María dijo no a su comodidad personal. Dijo no a su prestigio de muchacha joven en medio de la sociedad patriarcal de su época. Dijo no a aceptar las cosas simplemente, sin preguntar. Dijo no a su individualismo. Dijo no a sus miedos.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
La fiesta que hoy celebramos pertenece a la misma entraña de nuestra fe y de nosotros mismos. Fiesta de la Anunciación del Señor a María. Podríamos hacer un comentario desde la teología y desde la Biblia, pero hoy  vamos a comentarlo desde la entraña. ¿Qué celebro yo cuando celebro que Dios nos anuncia que va a hacerse uno de nosotros? Celebro:

 Que nada humano está fuera de Dios porque Dios, amando, decidió asumirlo todo en sí mismo para salvarlo. Por eso, nada en nosotros ni en lo que nos rodea es tan terrible o despreciable que no pueda formar parte de Dios, y no esté habitado y animado por Él.

 Que el mayor poder de nuestro Dios es ser Dios-con-nosotros y eso, lejos de empequeñecerle, le hace infinitamente grande y amable. Y así nos invita a nosotros también a ser-con-los-demás, sin que nada pueda resultarnos extraño ni ajeno. El Hijo ya lo conoce, lo ha vivido y va por delante de nosotros, esperándonos.

 Que todavía queda alguien (¡al menos Dios!) que puestos a elegir, prefiere la pobreza, la debilidad, la simplicidad de vida y desde ahí, hace nuevas todas las cosas. Porque Cristo nos enriquece con su pobreza, que es la fuerza mayor que tenemos, para que nosotros enriquezcamos al mundo desde la pequeñez.

 Que Cristo nos salva diciendo aquí estoy para hacer tu voluntad, y no ofreciendo sacrificios, ofrendas o grandilocuentes gestos expiatorios. Debe ser que así quiere que nosotros colaboremos con el sueño de Dios que es construir su Reino.

 Que merece la pena dejarse llenar de Dios, como María. Especialmente cuando nos sentimos estériles, vacíos, solos… porque ese vacío en sus manos se hace increíblemente fecundo, espacio habitado por su Hijo. Por eso, se puede desear ser como María y no querer ser una mujer sumisa y alejada del mundo. Más bien, al contrario, parecerse a María es ser una mujer consciente, que escucha la Palabra de Dios y tras dialogar con Él, pone toda la carne en el asador para hacerla vida y Vida con mayúscula.

 Que la carne, lo corporal, lo humano, lo ambiguo, lo caduco, es el quicio de entrada por el que Dios se pasea desde el inicio de los tiempos para unirse a nosotros. Y por eso, también yo quiero vivir así, cada vez más humano, de carne y hueso... ¡Dulce locura de misericordia: los dos de carne y hueso!

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
El Dios que nos ha creado libres respeta de tal modo nuestra libertad, que no quiere salvarnos sin nuestro consentimiento. Cuando se acerca a nosotros no lo hace de modo paternalista y autoritario. No nos trata como a niños. Dios entra en relación con cada uno de nosotros, nos invita a sentirnos libres y responsables. Llama a nuestra puerta y solamente entra si le abrimos. Es nuestra oportunidad. Es nuestra responsabilidad. San Pablo dirá que “Para ser libres, Cristo nos liberó”. María supo ciertamente ejercitar su libertad y responder libremente a la oferta de Dios. Con muchas limitaciones, es cierto, pero toda persona tiene una semilla de divinidad: la libertad. Esforzarnos por ser plenamente libres y creer en la libertad de nuestros hermanos son posiblemente nuestros primeros deberes como cristianos.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? Con el Salmo 39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,  y, en cambio, me abriste el oído; 
no pides sacrificio expiatorio,  entonces yo digo: «Aquí estoy.»  «Como está escrito en mi libro para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. No me he guardado en el pecho tu defensa,  he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Hay que tener mucho coraje, mucho sentido de pertenencia, mucho espacio interior, muy clara identidad de lo que somos, para enfrentar esta sociedad con sus contrasentidos y plantarse en firme ante los poderes que pretenden que se “haga su voluntad”.  Porque esa voluntad engorda sus cuentas bancarias.  Sin embargo, hacer la voluntad de Dios, como María, es cuadrarse con el plan irreversible de Dios nuestro Creador… es ir mucho más allá que el pobre límite que se nos quiere imponer. “HÁGASE”
Cuando no entiendo, cuando la vida se me escapa, cuando la historia se repite, cuando todo parece ir mal, cuando el dolor me acompaña, cuando la cruz me pesa, cuando el desierto me sorprende…, hágase tu voluntad.

Si el camino se hace monótono, si el horizonte se oscurece, si las esperanzas se marchitan, si las entrañas están yermas, si el cansancio es fuerte, si las flores y frutos desaparecen, si las fuerzas flaquean…, hágase tu voluntad.

Aunque me cueste aceptar tus planes, aunque me parezcan duros y contra corriente, aunque me saquen de mis comodidades, aunque me desarraiguen y dejen a la intemperie, aunque contradigan mis proyectos e ilusiones, aunque proteste y pida explicaciones, aunque me hagan nómada permanente…, hágase tu voluntad.

Cuando la luz se hace presente, cuando la brisa trae y acuna esperanzas, cuando los oasis ofrecen sombra y descanso, cuando las voces son de júbilo y fiesta, cuando la vida palpita caliente, cuando el amor me envuelve gratis, cuando todo es novedad y ternura…, hágase tu voluntad.

Ahora, Señor, aunque me desconcierte y rompa, hágase tu voluntad.




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