jueves, 31 de marzo de 2011

PENSAMIENTO



Padre, haz que mis ojos vean lo que Tú ves Haz que mis oídos oigan el estruendo de tu voz en las ondas de lo creado.
Haz que mi hablar sea un baño de palabras de néctar que se viertan sobre gente que está presa de amargura. Haz que mis labios sólo canten los cantos de tu amor y tu alegría. Padre amado, realiza por medio de mí la obra  de la verdad. Ten mis manos ocupadas en servir a todas las personas.
Haz que mi voz esparza de continuo semillas de amor para Ti en esta tierra en que la gente te busca. Haz que mis pies avancen siempre por el camino de la justicia. Guíame de mi ignorancia a tu luz.
Padre, mueve mi corazón y hazme sentir simpatía por todas las criaturas vivientes. Que tu Palabra sea el Maestro de la mía. Piensa con mis pensamientos, porque mis pensamientos son tus pensamientos, mi mano es tu mano, mis pies son tus pies, mi vida es tu fuerza para luchar por la justicia, social y personal.  (P. Yoganada)
Lectio Divina tercer jueves de cuaresma 31 de marzo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Jeremías 7,23-28; Salmo 94; Lucas 11,14-23
           
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
PARA NO DESPARRAMAR…


1. Hagamos las LECTURAS 
Así dice el Señor: "Ésta fue la orden que di a sus padres: "Escuchen mi voz. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo; caminen por el camino que les mando, para que les vaya bien." Pero no escucharon ni prestaron oído, caminaban según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, me daban la espalda y no la frente.  Desde que salieron sus padres de Egipto hasta hoy les envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día; pero no me escucharon ni prestaron oído: endurecieron la cerviz, fueron peores que sus padres. Ya puedes repetirles este discurso, que no te escucharán; ya puedes gritarles, que no te responderán. Les dirás: "Aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. La sinceridad se ha perdido, se la han arrancado de la boca.""

Evangelio según san Lucas 11, 14-23
Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: - «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.»  Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. El, leyendo sus pensamientos, les dijo: - «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, sus hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Para poder tener una visión justa de lo que somos y cómo nos comportamos, hay que escuchar a los que están alrededor. Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos creyendo que tenemos la razón en todo y que son los demás los que son injustos. No hemos aprendido a escuchar aunque oigamos muchas voces.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
 “Escuchen mi voz”, dice Dios por medio de su profeta Jeremías; y después se queja de que el pueblo de Dios no quiere escuchar. Se escuchan a sí mismos y siguen sus propios caminos. Sus obras no hablan el lenguaje de Dios. En una palabra: No siguen a Dios. ----   En el evangelio vemos cómo Jesús cura a un hombre mudo. Peor que cualquier sordo o mudo o ciego son los que  no quieren ni oír ni ver, o que no quieren hablar con sinceridad. Esos no siguen a Jesús. Sus corazones están divididos, entre Dios y el diablo.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
¿Te has preguntado alguna vez si sabes escuchar? Los entendidos/as dicen que es todo un arte. Prestar atención, ponerse en el lugar del otro, captar sentimientos, contenidos y demandas, acoger sin juzgar, responder adecuadamente a cada cosa... Escuchar, como muchas cosas de la vida, es un arte.

Hoy Jeremías levanta acta de una realidad: cuesta escuchar. Lo repite varias veces: “no escucharon... no me escucharon... no te escucharán... no te responderán... no escuchó...”. Cuesta escuchar... y más, quizá, si se trata de Dios.

A Jesús, en el Evangelio, le pasa algo parecido: los que ven sus obras no son capaces de ver en ellas la acción de Dios, el servicio a la vida... y las tergiversan atribuyéndolas al demonio.

En medio de todos los ruidos del mundo y de nuestra vida, hoy puede ser un buen día para recordar que es posible aprender a escuchar: escuchar la voz de los otros, cercanos y lejanos; escuchar la voz de la creación, del mundo, que susurra, gime o canta; escuchar la propia vida, sin temor, con confianza; y escuchar en todo ello, y en su Palabra, la voz del Dios que nos sale al encuentro para decirnos: “Escuchen mi voz. Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo: caminen por el camino que les mando, para que les vaya bien”.

La Cuaresma es tiempo de agudizar el oído... para que los pies avancen por caminos de vida. Porque una buena escucha lleva a una mejor respuesta. ¿A quién o a qué debes escuchar más y mejor? ¿En qué consistiría ese “escuchar mejor”? “Ojalá escuches hoy su voz”. Empecemos…

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Se volvieron de espaldas y apartaron de mí su mirada.
Imágenes realistas. El niño enfurruñado y desobediente que, enojado, da media vuelta. Decepciones de Dios. Dios espera «mi rostro»... cara a cara. Como los que se quieren. Y yo me aparto de El. Como los que no se quieren. Sin duda, Tú podrías HOY repetirme esas palabras. ¡Esas cosas no pasaban sólo en los tiempos de Jeremías! Perdónanos.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Tú nos pides no tanto que observemos ciertas prácticas,
sino que nuestros corazones estén vueltos a ti. Oh Dios bondadoso, queremos hacer en todo tu voluntad, fielmente y con generosidad como lo hizo Jesús, tu Hijo,
quien cumplió tu voluntad  porque te amaba  y que por eso vive contigo y con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Hoy el profeta nos ha dicho: “Obedezcan ustedes mi voz, y yo seré su Dios, y ustedes serán  mi pueblo”.  Demos gracias a Dios de que nos haya hecho su pueblo. Y hagamos lo mejor que podamos para vivir como pueblo querido de Dios.  “UN LENGUAJE DIFERENTE”

No vale la pena sermonear
Sermonear sólo es una forma de persecución que agrede al otro, obligándolo a que te escuche, manipulando la conversación y haciendo que se comporte como tú deseas.

Es inútil regodearse en el pasado
Retomar rencillas o heridas del pasado para discutir sobre el incidente actual, no permite que sanen las lesiones de ninguna relación, el mejor instrumento para mantener una comunicación pulcra, es el perdón.

Despídete de la ironía y el sarcasmo
El uso de frases irónico-sarcásticas no sólo reviste de agresividad lo que se quiere decir, sino que hace que la comunicación se transforme en violenta…

Necesitas tener siempre la razón?
Luchar por “tener la razón” es luchar por tener el poder en la conversación, lo cual te aleja de los demás, pues “ganar la pelea” por medio de la razón no te hará feliz…

Evita las justificaciones
“Explicación no pedida, acusación manifiesta”, dice el viejo refrán. Hacer aclaraciones que no se han solicitado, demuestra que te estás sintiendo atacado, por lo que te defiendes “a priori” en una reacción que es producto del miedo y la rabia.
Abstente de censurar los sentimientos ajenos
Si respetas los sentimientos de los demás, compartiendo los propios y explorando lo que yace en el fondo, podrás conocer un poco mejor a la otra persona, entenderla y brindarle tu apoyo.

Nadie es infalible, ni tú!
Frecuentemente debemos practicar la prudencia y ceder para llegar a un acuerdo, pues hasta tú te puedes equivocar…!

No es necesario levantar la voz
El Amor nunca grita, por el contrario, susurra… Generalmente no nos damos cuenta, pero cada vez que hablamos a gritos, estamos agrediendo a nuestro interlocutor.

Para qué disfrazar mensajes?
Es mejor hablar con claridad, transparencia y verdad. Expresarse mediante “indirectas” verbales o no, no conduce a nada.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Lectio Divina tercer miércoles de cuaresma 30 de marzo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Daniel 4,1.5-9; Salmo 147; Mateo 5,17-19
           
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

LA LEY DE DIOS NOS SALVA



1. Hagamos las LECTURAS         
Libro del Deuteronomio 4,1.5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo les mando cumplir. Así vivirán y entrarán a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de sus padres, les va a dar. Miren, yo les enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumplan en la tierra donde van a entrar para tomar posesión de ella. Pónganlos por obra, que ellos son la sabiduría y la inteligencia de ustedes a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy les doy? Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos.»

Del Evangelio según san Mateo 5, 17-19
Jesús dijo a sus discípulos: - «No crean que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Les aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Muchas veces pensamos que Dios no resuelve nuestros problemas; que como seres humanos inteligentes, somos capaces de vivir sin Dios. Pero al menor imprevisto nos vemos incapacitados de capear los temporales que se nos presentan. Y así vamos tomando decisiones que muchas veces nos llevan al hundimiento. Necesitamos patrones de conducta, necesitamos la ley de Dios, sus mandamientos, que no son esclavitud, sino caminos de desarrollo para el ser humano. Jesús no achica las exigencias de la Ley, sino que libera a la Ley de su carga de exclusión y la transforma en plataforma para poder amar más y mejor. Para quien ama como Jesús toda ley ha caducado, porque el amor la ha llevado a plenitud. ¿Qué ley obligaba a la Madre Teresa de Calcuta a una solidaridad “hasta que duela”, como ella decía? La ley del amor. En cambio, para quien no ama todo servicio es carga y hace falta la ley que lo obligue. No es cuestión de ley sí o ley no. Es cuestión de amor o de ausencia amor.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Qué sentido tienen para nosotros los mandamientos de la Ley de Dios? Para algunos, son el resumen y la cima de toda moralidad; para otros, regulaciones estrechas y fuera de moda; y aún para otros, obstáculos para la libertad del Evangelio. Para Israel eran la expresión de fidelidad a Dios y al pueblo entero, como parte de la Alianza con Dios. Los mandamientos eran el camino para liberarse de toda forma de esclavitud: de los otros dioses, del egoísmo, del rencor, de la explotación de una persona por otra… Eran el signo de pertenencia del pueblo a Dios, y de la cercanía de Dios al pueblo. Y testificaban que el amor a Dios y el amor al prójimo no pueden separarse.  En Cristo, todo esto queda cumplido, y mucho más. Los mandamientos permanecen, y se convierten en un paso fundamental, no hacia la salvación por medio de observancias concretas, sino para buscar comunicación con Dios en Cristo y comunión con nuestro prójimo; y están animados por el amor.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Israel, esclavo, sale de Egipto, guiado por Dios.  La meta de la salida es la libertad.  Y la libertad tiene un precio, unas reglas: No hacer lo que esclaviza a la persona.  Hay comportamientos que son imposibles en la tierra de la libertad:  Todo aquello que me aparta de Dios y aparta al otro de mí no es libertad, es esclavitud.  El enunciado es sencillo y fácil.  En el ejercicio de la libertad se introduce la «libertad a centavo».  Es una práctica bastante habitual y solapada.  Consiste en «pesar y medir»: «¿Hasta dónde puedo llegar sin que sea pecado? ¿Con cuánto me puedo quedar sin que llegue a ser estafa?».

Cuando alguien funciona así, está más cerca de la tierra de la esclavitud que del país de la libertad.  Es como si se preguntara: ¿Cuánta esclavitud puedo llevar en mi bolsillo?  Quien cuenta la esclavitud que puede llevar consigo acabará engullido en la esclavitud total. Jesús denuncia un comportamiento de este tipo.  Los doctores se sitúan ante la Ley con metro y balanza para medir y pesar sin pasarse.  Lo significativo no es que se pasen de medida; lo preocupante es la actitud misma que toman ante la Ley: miden.  Son esclavos de la Ley.  El camino de vida se convierte, de esta manera, en norma que esclaviza. La preocupación principal no es cumplir la Ley, sino hasta dónde pueden llegar para no infringir la Ley.  No son libres para amar y dar sin medida. 

Y una de las novedades del Reino es «dar sin medida»: Perdonar sin medida, dar la vida sin medida, hasta el extremo, acoger al otro sin mirar raza ni carnet de identidad... Cuando en el comportamiento humano comenzamos a medirnos, a echarnos en cara tú me debes tanto porque yo te he dado tanto, lo que está fallando es la confianza fundamental, el amor más elemental, la vida misma.  ¿Puede una madre contar las atenciones que tiene con su hijo pequeño?  ¿Puede el verdadero amor llevar cuenta de lo que da?  Jesús se presenta anunciando que no sólo no quiere abolir la Ley inicial (los mandamientos primeros), sino que su mensaje va más allá: hace saltar un funcionamiento centrado en medir, preocupado fundamentalmente por no pasarse.  El amor no tiene frontera, no dice: Hasta aquí, este es el límite. Basta. Ya no te doy más.

Cuando el Señor multiplicó los panes, sobró; en la pesca milagrosa, las redes estaban a rebosar; cuando curó a los enfermos les dio salud y salvación; cuando se entregó, dio su vida hasta el extremo. La corrección a la Ley que Jesús introduce es un derroche.  No sólo no mide y desprecia lo pequeño, sino que en lo pequeño, en el vaso de agua, se nota la calidad de libertad y de vida que el creyente vive. El amor es detalle.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Esos preceptos... serán su sabiduría y su inteligencia.
Seguir a Dios, es cosa prudente, inteligente. Sí, que cada vez más, eso pase a ser verdadero para mí. Que tu Palabra, Señor, sea mi "sabiduría", un alimento de mi espíritu. Que tus pensamientos lleguen a ser también mis pensamientos. Que tu manera de ver impregne mis modos de ver. Y todo ello en plena libertad. No como una coacción exterior obligatoria... sino como una fuente vivificante y profunda. No como un "mandamiento" tiránico y humillante... sino como una necesidad interior aceptada de buen grado.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Tú nos has dado tus mandamientos para ponernos en el camino de la auténtica libertad, libertad de todas formas de alienación. Te pedimos que aprendamos a obedecerlos no para salvarnos por medio de observancias ni para hacerte favores a ti,  sino para, siendo libres,  entregarnos  a ti y a tu pueblo y vivir en tu amor, con Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.  Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Que el gran mandamiento que nos dio Jesús guíe nuestra vida y la haga rica y hermosa. Lo recordamos: “Amen a Dios,  y a su prójimo como a ustedes mismos”.  Contamos con la fuerza del Señor.UN LENGUAJE DIFERENTE

Qué nos impide hablar con el lenguaje del Amor? Irresponsablemente caemos con frecuencia en ciertas actitudes que sólo nos complican y dificultan la comunicación.

Si realmente queremos aprender a hablar con el lenguaje del Amor,
será mejor que comencemos a pensar muy seriamente en renunciar a varias cosas…

No reacciones intempestivamente
Tal vez el verdadero motivo de la reacción que experimentas sea originado por situaciones antiguas que ya han quedado en el pasado, pero que al recordarlas, consciente o inconscientemente, nulificas a la otra persona…

Evita a toda costa el uso de expresiones ofensivas
Mejor no las uses, ni con los demás, ni contigo mismo, en ningún momento. Con esas frases “devastadoras” que tan hábilmente usas, y que sabes que llegan a la herida de la otra persona, a quien en realidad dañas, es a ti mismo…

No interrumpas la comunicación
Abandonar abruptamente una conversación, es una manera de manifestar violencia en contra de la otra persona. Con los monólogos sucede lo mismo.  En el fondo, sólo se quiere tener “la última palabra”, nulificando la perspectiva y argumentos de la otra persona, por lo que  se toma la ruta fácil de suspender la conversación evitando encarar lo que atenta contra nuestro poder, menospreciando al otro con nuestra huida. Con esa actitud, sólo logramos quedarnos solos.

MIÉRCOLES 30 DE MARZO DE 2011 Del libro del Deuteronomio 4,1.5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo les mando cumplir. Así vivirán y entrarán a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de sus padres, les va a dar. Miren, yo les enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumplan en la tierra donde van a entrar para tomar posesión de ella. Pónganlos por obra, que ellos son la sabiduría y la inteligencia de ustedes a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy les doy? Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos.»

Del Evangelio según san Mateo 5, 17-19
Jesús dijo a sus discípulos: - «No crean que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Les aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Muchas veces pensamos que Dios no resuelve nuestros problemas; que como seres humanos inteligentes, somos capaces de vivir sin Dios. Pero al menor imprevisto nos vemos incapacitados de capear los temporales que se nos presentan. Y así vamos tomando decisiones que muchas veces nos llevan al hundimiento. Necesitamos patrones de conducta, necesitamos la ley de Dios, sus mandamientos, que no son esclavitud, sino caminos de desarrollo para el ser humano. Jesús no achica las exigencias de la Ley, sino que libera a la Ley de su carga de exclusión y la transforma en plataforma para poder amar más y mejor. Para quien ama como Jesús toda ley ha caducado, porque el amor la ha llevado a plenitud. ¿Qué ley obligaba a la Madre Teresa de Calcuta a una solidaridad “hasta que duela”, como ella decía? La ley del amor. En cambio, para quien no ama todo servicio es carga y hace falta la ley que lo obligue. No es cuestión de ley sí o ley no. Es cuestión de amor o de ausencia amor.

CONTEXTO: Qué sentido tienen para nosotros los mandamientos de la Ley de Dios? Para algunos, son el resumen y la cima de toda moralidad; para otros, regulaciones estrechas y fuera de moda; y aún para otros, obstáculos para la libertad del Evangelio. Para Israel eran la expresión de fidelidad a Dios y al pueblo entero, como parte de la Alianza con Dios. Los mandamientos eran el camino para liberarse de toda forma de esclavitud: de los otros dioses, del egoísmo, del rencor, de la explotación de una persona por otra… Eran el signo de pertenencia del pueblo a Dios, y de la cercanía de Dios al pueblo. Y testificaban que el amor a Dios y el amor al prójimo no pueden separarse.  En Cristo, todo esto queda cumplido, y mucho más. Los mandamientos permanecen, y se convierten en un paso fundamental, no hacia la salvación por medio de observancias concretas, sino para buscar comunicación con Dios en Cristo y comunión con nuestro prójimo; y están animados por el amor.


LOS MANDAMIENTOS,
SIGNOS DE LIBERTAD Y AMOR
Israel, esclavo, sale de Egipto, guiado por Dios.  La meta de la salida es la libertad.  Y la libertad tiene un precio, unas reglas: No hacer lo que esclaviza a la persona.  Hay comportamientos que son imposibles en la tierra de la libertad:  Todo aquello que me aparta de Dios y aparta al otro de mí no es libertad, es esclavitud.  El enunciado es sencillo y fácil.  En el ejercicio de la libertad se introduce la «libertad a centavo».  Es una práctica bastante habitual y solapada.  Consiste en «pesar y medir»: «¿Hasta dónde puedo llegar sin que sea pecado? ¿Con cuánto me puedo quedar sin que llegue a ser estafa?».

Cuando alguien funciona así, está más cerca de la tierra de la esclavitud que del país de la libertad.  Es como si se preguntara: ¿Cuánta esclavitud puedo llevar en mi bolsillo?  Quien cuenta la esclavitud que puede llevar consigo acabará engullido en la esclavitud total. Jesús denuncia un comportamiento de este tipo.  Los doctores se sitúan ante la Ley con metro y balanza para medir y pesar sin pasarse.  Lo significativo no es que se pasen de medida; lo preocupante es la actitud misma que toman ante la Ley: miden.  Son esclavos de la Ley.  El camino de vida se convierte, de esta manera, en norma que esclaviza. La preocupación principal no es cumplir la Ley, sino hasta dónde pueden llegar para no infringir la Ley.  No son libres para amar y dar sin medida. 

Y una de las novedades del Reino es «dar sin medida»: Perdonar sin medida, dar la vida sin medida, hasta el extremo, acoger al otro sin mirar raza ni carnet de identidad... Cuando en el comportamiento humano comenzamos a medirnos, a echarnos en cara tú me debes tanto porque yo te he dado tanto, lo que está fallando es la confianza fundamental, el amor más elemental, la vida misma.  ¿Puede una madre contar las atenciones que tiene con su hijo pequeño?  ¿Puede el verdadero amor llevar cuenta de lo que da?  Jesús se presenta anunciando que no sólo no quiere abolir la Ley inicial (los mandamientos primeros), sino que su mensaje va más allá: hace saltar un funcionamiento centrado en medir, preocupado fundamentalmente por no pasarse.  El amor no tiene frontera, no dice: Hasta aquí, este es el límite. Basta. Ya no te doy más.

Cuando el Señor multiplicó los panes, sobró; en la pesca milagrosa, las redes estaban a rebosar; cuando curó a los enfermos les dio salud y salvación; cuando se entregó, dio su vida hasta el extremo. La corrección a la Ley que Jesús introduce es un derroche.  No sólo no mide y desprecia lo pequeño, sino que en lo pequeño, en el vaso de agua, se nota la calidad de libertad y de vida que el creyente vive. El amor es detalle.

PARA REFLEXIONAR
-Esos preceptos... serán su sabiduría y su inteligencia.
Seguir a Dios, es cosa prudente, inteligente. Sí, que cada vez más, eso pase a ser verdadero para mí. Que tu Palabra, Señor, sea mi "sabiduría", un alimento de mi espíritu. Que tus pensamientos lleguen a ser también mis pensamientos. Que tu manera de ver impregne mis modos de ver. Y todo ello en plena libertad. No como una coacción exterior obligatoria... sino como una fuente vivificante y profunda. No como un "mandamiento" tiránico y humillante... sino como una necesidad interior aceptada de buen grado.

PARA ORAR
Señor Dios nuestro: Tú nos has dado tus mandamientos para ponernos en el camino de la auténtica libertad, libertad de todas formas de alienación. Te pedimos que aprendamos a obedecerlos no para salvarnos por medio de observancias ni para hacerte favores a ti,  sino para, siendo libres,  entregarnos  a ti y a tu pueblo y vivir en tu amor, con Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.  Amén.

PARA ACTUAR –  Que el gran mandamiento que nos dio Jesús guíe nuestra vida y la haga rica y hermosa. Lo recordamos: “Amen a Dios,  y a su prójimo como a ustedes mismos”.  Contamos con la fuerza del Señor.UN LENGUAJE DIFERENTE

Qué nos impide hablar con el lenguaje del Amor? Irresponsablemente caemos con frecuencia en ciertas actitudes que sólo nos complican y dificultan la comunicación.

Si realmente queremos aprender a hablar con el lenguaje del Amor,
será mejor que comencemos a pensar muy seriamente en renunciar a varias cosas…

No reacciones intempestivamente
Tal vez el verdadero motivo de la reacción que experimentas sea originado por situaciones antiguas que ya han quedado en el pasado, pero que al recordarlas, consciente o inconscientemente, nulificas a la otra persona…

Evita a toda costa el uso de expresiones ofensivas
Mejor no las uses, ni con los demás, ni contigo mismo, en ningún momento. Con esas frases “devastadoras” que tan hábilmente usas, y que sabes que llegan a la herida de la otra persona, a quien en realidad dañas, es a ti mismo…

No interrumpas la comunicación
Abandonar abruptamente una conversación, es una manera de manifestar violencia en contra de la otra persona. Con los monólogos sucede lo mismo.  En el fondo, sólo se quiere tener “la última palabra”, nulificando la perspectiva y argumentos de la otra persona, por lo que  se toma la ruta fácil de suspender la conversación evitando encarar lo que atenta contra nuestro poder, menospreciando al otro con nuestra huida. Con esa actitud, sólo logramos quedarnos solos.


martes, 29 de marzo de 2011

Lectio Divina tercer martes de cuaresma 29 de marzo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Daniel 3,25.34-43; Salmo 24; Mateo 18, 21-35

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

PERDONAR DE CORAZÓN


1. Hagamos las LECTURAS         
Se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete vecesJesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.”  El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo! “Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré " Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con ustedes mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – A la gente de su tiempo y de nuestro tiempo Jesús no se cansa de reiterar que el advenimiento del Reino será de manera distinta a lo visto hasta entonces en el proceder humano. El Reino de Dios, por ser un acto de gracia o de amor gratuito, parte de la reconciliación. Como lo hace Dios, hay que acoger a todos los seres humanos, sin importar cuán pecadores sean. El Reino acontece allí donde acontezca el amor gratuito, el perdón. Por eso su acontecer es sencillamente la presencia tangible de la misericordia. Mientras el mundo no rompa con el perdón el espiral de la venganza, no hará habitable la tierra. La llenará de odio y de violencia. Es una obligación perdonar y ser compasivos para con los hermanos, en agradecimiento a Dios, que lo fue con nosotros.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
El evangelio proclamado narra el momento en que Pedro pregunta a Jesús cuántas veces hay que perdonar al hermano. Pedro quiere llevar cuenta del perdón que da. No tener límite en el perdón es una ardua empresa. La respuesta que escucha es bien sencilla: Perdona sin llevar cuenta; perdona siempre, setenta veces siete. Perdonar es dar lo mejor de nosotros mismos, es dar corazón, porque se nos pide perdonar de corazón. No tenemos derecho a pedir al Señor el perdón que no damos. La parábola del deudor que pide piedad a su amo y que estrangula al que le debe una pequeña cantidad es bien elocuente.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Según Pablo Freire, el oprimido tiene incrustada en su interior la figura del opresor. Critica y teme al opresor, pero, a la primera de cambio, lo imita. El siervo inmisericorde actúa con su compañero lo mismo que temía que el amo actuara con él. Pero la parábola de Jesús no está hablando de cualquier amo, sino del Padre misericordioso, capaz de perdonar los pecados más profundos y las deudas más inmensas. Él es capaz de un amor y un perdón que no lleva cuenta de las faltas, que no está acechando al pecador para castigarlo.
Si entendiéramos esto, tal vez nos sería más fácil empezar a perdonar, a perdonarnos a nosotros mismos y a pedir perdón. Nuestra fe en el Padre perdonador, gratuitamente dadivoso y compasivo, nos lleva a sentir la urgencia de vivir el perdón como algo profundamente enraizado en ella. Sin perdón no hay fe auténtica en Dios ni en el hermano.

Solamente si cultivamos la grandeza de pedir perdón y aprendemos a dar el perdón al estilo de Dios, con corazón grande, podremos liberarnos del miedo, de la imagen del opresor que tenemos dentro, y empezar a ser verdaderamente humanos, como Jesús.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Quizás una de las cosas de las que más adolece el mundo hoy es la "misericordia". Nos hemos vuelto duros, rígidos, muchas veces intolerantes e insensible. Es triste ver que muchos de nosotros cristianos actuamos como este hombre de la parábola. Esperamos solo el momento del error del hermano para echárselo en cara. Quizás podríamos escudarnos en que buscamos su bien, que lo estamos educando, que es la única manera de que aprendan; sin embargo esta no fue la pedagogía de Jesús, y no es la manera como nos trata el Padre. Jesús nos dijo: "Sean perfectos como el Padre Celestial es perfecto". Y ¿cuántos de nosotros los somos? Y por no serlo, ¿Jesús nos desprecia o nos humilla? Ciertamente no. Respeta nuestro proceso, nos alimenta con amor y de esta manera nos permite experimentar su misericordia. Aprendamos a ver hacia nosotros mismo. Así descubriremos toda nuestra miseria. Esta es la base para tratar a los demás con dulzura y compasión, porque si siendo lo que soy, Dios me trata con amor, con cuánta más razón no lo haré yo con mis hermanos, que la verdad, son mejores que yo.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Nos consideramos a nosotros mismos como tu pueblo elegido, el pueblo que afirma ser tu signo de reconciliación… ¡Oh Dios, qué pobres somos! Con cuánta frecuencia te fallamos al perdonar quizás sólo por un acto de condescendencia, como si hiciéramos un gesto de gran favor a los que buscan reconciliarse con nosotros. Señor, enséñanos a perdonar de la misma manera y con la misma amplitud con que tú nos perdonas: totalmente, sin condiciones, desde la bondad de nuestros corazones. Danos esta grandeza de corazón por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Somos hombres y mujeres  que hemos recibido perdón del Señor, y  -así lo esperamos-  también de los hermanos. Nosotros deberíamos aprender también a perdonar, de modo que nuestra oración en el Padre Nuestro sea verdadera. “DESPOJADO DE JUSTIFICACIONES”

Hazme ver, Señor, mis fallos y culpas, los que no veo y los que no quiero ver. Los stops a tu llamada, los silencios ante la injusticia, los talentos que no desarrollo, la pereza para retomar tu camino, la alergia a todo esfuerzo, el apego a  mis estatus, el miedo a lo nuevo, el bien que no hago, esas diarias justificaciones…

Y, también, mis cumplidos por quedar bien, mis ganas y manejos por ser el centro, mis críticas ácidas que matan ilusiones, mi desamor que justifico como falta de tiempo, mi soberbia escondida y su falsa protección, mis sentimientos mal encauzados que me anegan, mis frenos a la generosidad ajena, mis batallas oscuras y sin causa, mi ridícula dignidad…

Hazme ver, Señor, mis fallos y culpas, los que no veo y los que no quiero ver. Ábreme los ojos y el corazón. Lávame, despiértame y renuévame.


Lectio Divina tercer lunes de cuaresma 28 de marzo 2011, Ciclo – A- Lecturas: 2Reyes 5,1-15a; Salmo 41; Lucas 4, 24-30

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA




1. Hagamos las LECTURAS         
Jesús dijo al pueblo en la sinagoga de Nazaret: - «Les aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Les garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.» Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – El Evangelio de Jesús sigue resonando hoy entre nosotros, pero, como lo hemos domesticado, ya no nos causa escándalo. Si lo dejáramos expresarse en toda su radicalidad, ¡cuántas comunidades cristianas también querrían despeñarlo! Estamos acostumbrados a pensar que la vida de la Sagrada Familia era algo idílico y llena de felicitaciones por cada paso que daban; había que trabajar para ganar el pan de cada día, pero la convivencia con los vecinos gozaba de una armonía total. El texto del evangelio de hoy nos demuestra que ese idilio sólo existe en nuestra fantasía.


2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Jesús acaba de presentar su programa del reinado universal de Dios, gratuito y sin venganzas contra los extranjeros; y lo ha hecho en su propio pueblo, en Nazaret, una comunidad fanáticamente nacionalista. Él está asumiendo la misma postura universalista de Elías y Eliseo, dos profetas que habían vivido ochocientos años antes, en esa región del norte del país. Su memoria estaba viva, por las lecturas que se hacían cada sábado en la sinagoga y por la tradición oral que continuaba en las familias de Galilea. Pero entre la época de los profetas y la de Jesús se había ido consolidando una corriente del reinado de Dios nacionalista y excluyente de los extranjeros, agravada por la ocupación de las fuerzas militares romanas. Jesús aparece presentando a Dios, que ofrece una nueva etapa de misericordia y gratuidad a la humanidad ¿Entonces adónde iban a ir a parar las ansias de venganza tan celosamente cultivadas en Nazaret? ¿Cómo no iban a querer despeñarlo?

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
En nuestros días hay quienes afirman que su dificultad para creer en Dios se vería mitigada bastante si el mismísimo Jesucristo bajara del cielo rodeado de "gloria y esplendor", se les colocara al lado y les dijera con voz profunda: "Soy yo y existo. Ahora ya puedes creer". Entonces ellos caerían de rodillas, como Tomás, y exclamarían: "Señor mío y Dios mío". Aplicado a una curación, la situación requeriría ¡qué menos que una gran invocación acompañada de algún gesto llamativo!, es decir, un milagro espectacular.
Queremos prodigios, buscamos seguridades absolutas y nos cuesta descubrir a Dios en lo sencillo, en lo cotidiano, en nuestra propia tierra. Los profetas-acontecimiento y los profetas-persona no son escuchados entre los suyos. ¡Blasfemia!, podría haber dicho cualquiera de los que en la sinagoga escucharon a Jesús. La salvación es monopolio judío. Dios es hebreo.
Mas Jesús quiere hacerles ver que Dios no tiene miras tan estrechas, sus horizontes son más amplios. La salvación de Cristo es para todos los hombres, para todos los pueblos, para todas las razas y naciones.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-En verdad les digo: Había muchas viudas en tiempo de Elías, cuando se cerró el cielo y sobrevino una gran hambre...
Había muchos leprosos en tiempo de Eliseo...
Las llamadas de Dios suelen ser siempre así, en la vida cotidiana, banal de los hombres: una pobre viuda que espera socorro... una gran hambre... un leproso... hermanos nuestros necesitados... ¿Y a mi alrededor, en este momento, en el día de hoy?

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor, danos ojos para ver a los profetas que tenemos entre nosotros, a veces camuflados en la sencillez, humildad y pobreza, pero hombres y mujeres que están muy cerca de Ti. Ellos y ellas nunca se exhibirán ni presumirán de ser tales. Que no falten hombres y mujeres proféticos, que nosotros también lo seamos, para lo cual tenemos que estar cerquita de ti. ¡Que lo hagamos! Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: Qué cuidadosos somos para garantizar que la vida nuestras y de nuestros familiares (a veces) sea lo más cómoda posible, sin muchos imprevistos. Pero por más que hagamos siempre los hay. Buscamos “profetas” en otras tierras y a los que tenemos cerca los despeñamos… ¡ESTA ES LA VIDA! Y DEPENDE DE TI…
La vida no es lo que sucede cuando todos tus planes se cumplen, ni lo que pasará cuado tengas eso que tanto deseas. La vida es lo que está pasando en este preciso instante.Tu vida en este momento es leer este párrafo, donde quiera que lo estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora.

En este momento tu corazón lleva sangre a todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan oxígeno a donde se necesita.   En este momento algo que no podemos comprender, te mantiene vivo y te permite, ver, pensar, expresarte, moverte, reír, ¡hasta llorar si quieres!
No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y agradece todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de tus hijitos.   Pon tus manos en tu pecho y siente tu corazón latir con fuerza diciéndote:   “Estás vivo, estás vivo, estás vivo”.Yo sé que la vida no es perfecta, que está llena de situaciones difíciles.   Tal vez, así es como se supone que sea.

Tal vez por eso se te han brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla:  Una gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir como reaccionar ante lo que sucede, el amor y el apoyo de tus seres queridos. Se también que tú no eres perfecto, nadie lo es.  Y sin embargo, millones de circunstancias se han reunido para que existas.

Fuiste formado a partir de un diseño maravilloso y compartes con toda la humanidad sus virtudes y defectos. Así está escrito en tus genes, en los genes de todos los seres humanos que han existido y en todos los que existirán.Tus pasiones, tus miedos, tus heridas, tus debilidades, tus secretos y tu agresión, los compartes con todos tus hermanos.

¡Bienvenido a la raza humana!  Esos supuestos defectos son parte de tu libertad, parte de tu humanidad.