Lectio Divina jueves 22 de diciembre 2011, Tiempo de Adviento (IV), Ciclo – B. lecturas: 1Samuel 1,24-28; Salmo (1Sam 2,1.4-7) Lucas 1,46-56
PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
EN ADVIENTO 2011
CANTEMOS CON MARÍA
1. Hagamos las LECTURAS
En aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era aun muy pequeño. uando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo: «Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.» después se postraron ante el Señor.
Del Evangelio según Lucas 1, 46-56
María dijo: - «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
VEAMOS NUESTRA REALIDAD – El mundo de hoy necesita urgentemente de voces que denuncien la injusticia y la corrupción de los poderosos, y que sean buena noticia para los más pobres. En el evangelio de hoy encontramos el canto de María, una bella pieza de poesía y teología profética; se trata de una relectura del canto de Ana (1Sam 1,24-28), que las primeras comunidades cristianas colocaron para resaltar la dimensión profética del nacimiento de Jesús. El “Magnificat” es un canto a la vida del pueblo que lucha por un proyecto de justicia. Dios se pone del lado de los empobrecidos, los colma de bienes, los enaltece, mientras que a los ricos los destrona y los manda con las manos vacías. La esperanza del pueblo tiene que ver con la transformación de las estructuras que los poderosos han predeterminado. El Canto de María es una profecía sobre un nuevo orden, en el que los pobres serán los predilectos del amor de Dios. La otra dimensión es el agradecimiento a Dios por elegir a una mujer pobre y sencilla por madre del salvador. Ese hecho muestra una vez más que el corazón de Dios apuesta por los humildes y sencillos.
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Hoy vamos a participar en una celebración de acción de gracias al Señor, que hace grandes cosas a favor de la gente humilde que confía en Dios. En el Antiguo Testamento (Primera Lectura) Ana da gracias a Dios porque le ha dado un hijo. Ella lo dedicará a Dios mismo. Samuel, el hijo, será un extraordinario profeta del Señor. Y María (Evangelio), una muchacha joven, humilde, sin pretensiones mayores, expresa con vehemencia su alegría y su acción de gracias al Dios que trastornará los valores del mundo por medio de Jesús, el Hijo que nacerá de ella. Con Ana y María cantamos hoy, entusiasmados, nuestra alegría y nuestra acción de gracias a Dios.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Si ardiera tu casa y sólo pudieras llevarte tres cosas, ¿qué rescatarías? ¿Qué es para ti lo más valioso? ¿Quién te ha ayudado y querido más? ¿A quién estás agradecido? Disculpa este bombardeo de preguntas. Te lo sintetizo todo en una: ¿por qué das gracias a Dios? ¿Por qué se regocija tu corazón? Déjalo sentir durante unos instantes escuchando sus latidos…
De vez en cuando necesitamos recordar, actualizar o tomar conciencia, si no lo has hecho, de los signos de agradecimiento. En palabras del Magnificat que hoy meditamos como lectura evangélica, “de las obras grandes que el Poderoso ha hecho por mí”. Porque una gran parte de lo que somos se lo debemos a Dios, a la obra de su gracia y amor en nosotros.
En la Palabra de hoy, Ana da gracias por el nacimiento de su hijo Samuel. María canta, da gracias, por lo que el Señor ha hecho por ella. Agradecimiento. Reconocimiento de lo que el Señor ha hecho en ti y de lo que quiere hacer. Porque a veces, quiere y no puede. No puede porque no siempre somos dóciles, no siempre dejamos al Espíritu Santo actuar en nosotros. Déjate querer, deja que tu corazón se regocije, deja que el nacimiento del Niño Dios llegue a ti. Porque llega a todos, especialmente y con fuerza a “los humildes” y “hambrientos” de todo tipo.
¿Por qué das gracias? ¿Por qué se regocija tu corazón?
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
María canta su magnífico Dios, canta las maravillas que descubre en su vida, canta las maravillas que descubre en su pueblo, canta las maravillas que descubre en la historia expresada en el día a día. Es feliz, es plena porque la totalidad de su existencia ha sido transformada por la Gracia. Así será reconocida de generación en generación, bendita por ser Mujer, bendita por ser Madre, bendita por creer. Su canto atraviesa los velos del tiempo porque resuenan ecos veraces y eternos, y es imperioso que cantemos hoy, testigos junto a Ella -mujer, hermana, madre y discípula- de las maravillas de ese Dios invisible que se hace Niño. Por ello, cantemos con María hoy y siempre la canción que anticipa la alegría de su Hijo y que es renuevo en plenitud y felicidad, dicha y liberación.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador
Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria.
mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: PARA ACTUAR – Con María decimos: “El Dios omnipotente ha hecho grandes cosas por nosotros. Santo es su nombre”. “MOTIVOS DEL CORAZÓN PARA ALABARTE”
Te alabamos, Señor, porque ni la fuerza de los poderosos, ni las redes de los tramposos, ni las razones de los técnicos, ni el dinero de los ricos, ni la seducción de la publicidad, ni las manos de los jefes, pueden ahogar la fuerza de la libertad que nos viene de ti.
Te alabamos, Señor, porque nuestros planes bien trazados, nuestros títulos largamente acariciados, nuestros puestos de prestigio, nuestras opciones radicales, nuestras palabras y proyectos, no pueden detener el futuro de la esperanza que nos viene de ti.
Te alabamos, Señor, porque ni la familia com su ternura y sangre, ni la comunidad con sus ilusiones, ni la Iglesia con sus necesidades, ni la sociedad con sus ambigüedades, ni las amistades aunadas, ni las relaciones más ricas, ni las voces de los que nos quieren logran atrincherarnos en refugios cálidos y seguros.
Te alabamos, Señor, porque en nuestra debilidad Tú eres nuestra libertad, nuestra esperanza y nuestra única seguridad.
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