martes, 1 de febrero de 2011

PLAN PASTORAL PARROQUIAL
2011-2013



“Aparecida intenta que los cristianos descubran que por el bautismo tenemos una única vocación discipular y misionera al mismo tiempo. Que el discipulado nos lleva a la misión y la misión nos modela como discípulos. Sin negar un camino pedagógico, pero descubriendo la unidad de una misma vocación de discípulos misioneros, como dos caras de una misma moneda. Este es el gran desafío en este tiempo. Cómo renovar nuestras opciones pastorales desde la perspectiva misionera, transmitiendo que hay una sola vocación de discípulos misioneros. Y este desafío es para las comunidades diocesanas, parroquiales y para todas las áreas y ámbitos pastorales. Hablar de Misión Continental es decir al mismo tiempo dos cosas:

1)      Trabajar una “conversión pastoral” que lleve a un estado de misión permanente, a partir de la pastoral ordinaria
2)      Realizar misiones organizadas que encarne y hagan visible este renovado estilo misionero

“Tengamos en cuenta que el anuncio de la verdad de Jesucristo es y será siempre “Signo de contradicción”


Presentación

“A los Feligreses de la Parroquia y Laicos Comprometidos”

El Consejo Pastoral Parroquial, el Consejo de Asuntos Económicos y el Cura Párroco, hemos estudiado muy a fondo nuestro Plan Pastoral teniendo presente el propósito de la Misión Continental Arquidiocesano, que nace del llamado de la Quinta Conferencia del Episcopado Latinoameriano y del Caribe, que se llevó a cabo del 13 al 31 de mayo del 2007, con el lema “Discípulos y Misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida”. “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6).


PLAN PASTORAL PARROQUIAL 2011– 2013:

Objetivo General: “Compartir la experiencia, la felicidad y plenitud de Vida que brota del encuentro con Jesús”

Este propósito de la Misión Continental Arquidiocesano, nace como conclusión de una ardua tarea que se comenzó desde 2008, de parte del Señor Arzobispo Monseñor Hugo Barrantes, Vicarios Episcopales, Vicarios Foráneos y directores de departamentos pastorales, en constantes reuniones y encerronas y así este propósito nos lleva a grandes desafíos que consideramos muy importantes, con sus correspondientes objetivos específicos, actividades y medios, en torno al anuncio de la Palabra, las celebraciones y el servicio de la caridad.

El Plan de Pastoral Parroquial que hoy presentamos es un instrumento al servicio de la Misión y Evangelización. Es una llamada de atención que nos hacemos nosotros mismos, como Iglesia parroquial, para dar una respuesta concreta, eficaz y evangélica a todo aquello que necesita un mejor tratamiento pastoral, como son los alejados, lejanos, simpatizantes e iniciados y por supuesto la formación de discípulos.

El Plan de Pastoral: ilumina la mente, crea inquietudes, fortalece motivaciones. Enseña a ver y a tratar lo visto con criterios evangélicos, favorece el mutuo entendimiento porque lo importante es el servicio al Evangelio. En un Plan de Pastoral también ocupamos un lugar importante los agentes de pastoral: nos corresponde llevar a la práctica todo aquello que se pone en nuestras manos.

Ponemos este Plan Pastoral Parroquial en manos de nuestra Patrona Santa Marta, para que ella vaya guiando nuestros pasos y así llegar un día como Iglesia a la casa de su amigo entrañable que también es nuestro, el Señor Jesús de Nazareth que vive y reina por los siglos de los siglos amén.



Pbro. R. Walter Marchena Cordero
Cura Párroco
  

ILUMINACIÓN TEOLÓGICA



¿Qué es el kerigma?

La traducción más próxima en castellano del término griego transliterado como “kerigma” (kerygma), es el de pregón, como acto eclesial de anuncio del misterio pascual de Jesús de Nazaret para cada ser humano y todo el ser humano, con la finalidad de suscitar la fe en Él como salvador y la adhesión a la Iglesia como comunidad.

Por kerigma comprendemos tres significados: el acto de comunicación de anuncio de vida y denuncia de la muerte; el contenido o mensaje (comunicación de vida), y el acontecimiento o experiencia de Dios en quien escucha. 

El método del kerigma es el diálogo: por una parte, la dimensión pneumatológica o “coloquio del Espíritu”  precedente y acompañante del anuncio; por otra parte, la dimensión eclesial, el encuentro evangelizador.

“EL anuncio tiene la prioridad permanente en la misión: la Iglesia no puede substraerse al mandato explícito de Cristo; no puede privar a los hombres de la « Buena Nueva » de que son amados y salvados por Dios. «La evangelización también debe contener siempre —como base, centro y a la vez culmen de su dinamismo— una clara proclamación de que en Jesucristo, se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios».AG13 Todas las formas de la actividad misionera están orientadas hacia esta proclamación que revela e introduce el misterio escondido en los siglos y revelado en Cristo (cf. Ef 3, 3-9; Col 1, 25-29), el cual es el centro de la misión y de la vida de la Iglesia, como base de toda la evangelización.” RMi 44.

Cristo, por medio de su cruz y resurrección, ha realizado nuestra redención que es la liberación en su sentido más profundo, ya que ésta nos ha liberado del mal más radical, es decir, del pecado y del poder de la muerte. Cuando la Iglesia, instruida por el Señor, dirige su oración al Padre: «líbranos del mal», pide que el misterio de salvación actúe con fuerza en nuestra existencia de cada día.

Ella sabe que la cruz redentora es en verdad el origen de la luz y de la vida, y el centro de la historia. La caridad que arde en ella la impulsa a proclamar la Buena Nueva y a distribuir mediante los sacramentos sus frutos vivificadores. De Cristo redentor arrancan su pensamiento y su acción cuando, ante los dramas que desgarran al mundo, la Iglesia reflexiona sobre el significado y los caminos de la liberación y de la verdadera libertad.

(Tomado del Departamento de Primer Anuncio-Animación Kerigmática, VEPP -2009)


 KERIGMA ELEMENTOS BASICOS

Definiciones del Kerigma

1.      Actualización del acontecimiento de salvación realizado en la muerte y resurrección de Jesús de Nazareth en una persona.

2.      Acto eclesial de proclamación del misterio pascual de Jesucristo que suscita o despierta en quien lo escucha, la fe. (Acto de comunicación)

Proclama que en el misterio de la muerte y resurrección de Jesús está la vida del hombre.

·         Mera prédica o proclamación
·         Seguimiento en comunidad
·         Discernimiento
·         Experiencia de comunión
·         Testimonio

El esperma del Espíritu Santo, acto de unión donde el Espíritu Santo lo fecunda. En cuanto a proceso de conversión el kerigma es el hilo conductor porque el encuentro constante con Jesús (los desencuentros también)  mantiene despierta la fe original, la madura y lleva al cristiano a la plena identificación, con Cristo (hombre nuevo)



Momentos de la predicación kerigmática

1.      Experiencia humana: anzuelo para provocar el interés en el hombre sobre las situaciones humanas que Dios quiere iluminar.

2.      Experiencia de fe: Iluminación de la situación humana con la verdad de Dios
·         Hecho personal:  Contar la experiencia de uno con Dios
·         Anuncio del misterio de glorificación de Dios en Jesucristo o uno de sus contenidos, incluye también la denuncia

3.      Exhortación o paráclesis:
Lenguaje funciones:
a)      Informativa: por medio de las palabras yo conozco la realidad
b)      Expresión de lo que se lleva dentro doy a conocer mis necesidades
c)      Exhortación: transformar o impactar

4.      Respuesta de fe:   Reacción del que escucha
Ø  Acojo la fe o la rechazo
Ø  Celebro la fe aceptada
Ø  Compromiso
Ø  Explico la fe que acogí o doy razón


El kerigma desde la Biblia



La palabra “kerigma” etimológicamente significa “proclama”, “declaración”, promesa hecha por un heraldo; y en el lenguaje eclesial ha sido incorporada para expresar la proclamación interpelante y jubilosa que la Iglesia hace del acontecimiento salvífico. El kerigma es la proclamación de la noticia de Dios, de la Buena Nueva, de la Palabra poderosa de Jesucristo que convierte y que salva.

Esta proclama, el kerigma, en su sentido original de “clamor” o “llamado”, hay que entenderla como una manera de decir, con convicción, con decisión, con seguridad, como una manera de anunciar algo de valor máximo: el gran amor de Dios. Y precisamente, por anunciar la salvación, esta proclamación interpela a la aceptación de la misma, es decir, a la conversión. El kerigma no es palabra que ilustre, que explique o que desarrolle una doctrina, sino que es palabra que habla y que da testimonio; es palabra que descubre, interpela e inquieta, hasta lograr que algo ocurra en quien la escucha.

En el Nuevo Testamento se emplea mucho más el verbo “kerysso” (acción de proclamar”) que el sustantivo -kerigma, que es el contenido o mensaje- dando a aentender su condición de concepto dinámico— significa ordinaria y simultáneamente el acto de proclamar y el contenido mismo del mensaje proclamado.

Sujeto de esta acción es siempre un mensajero cualificado, autorizado y preparado para ese fin. No todos pueden "proclamar" este mensaje. De hecho el verbo, que en el Nuevo Testamento únicamente se aplica a los apóstoles, no significa propiamente "predicar", exponer una doctrina, enseñar o hacer una exhortación, sino "proclamar un hecho o acontecimiento".

En el Nuevo Testamento encontramos que el kerigma es el acto de proclamar y el contenido mismo del mensaje proclamado, que es la persona de Cristo, Muerto y Resucitado. En el kerigma según el Nuevo Testamento, encontramos tres elementos:

·         El acto de comunicar en nombre de Jesús (por parte del heraldo, que puede ser un apóstol, profeta, maestro, evangelizador)
·         Un mensaje o contenido (proclamar el nombre de Jesús)
·         Que se hace acontecimiento de salvación, por el nombre de Jesús, en todo aquel que lo acoge con fe y conversión.

Además, el objeto directo del verbo "proclamar" no es otro que:

a)      El Evangelio (ver  1 Tes 2,9; Gál 2,2; Mc 1,14; Mt 4,23).
b)      La persona de Cristo Jesús (1 Cor 1,23; 2 Cor20, 25).
c)      El Reino de Dios (Lc 8,1; Hech 20,25)
d)     La vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo (Mt 4,23; 9,35).

En estas cuatro expresiones encontramos un mismo contenido y una llamada que se dirige a todos los destinatarios u oyentes, comprometiéndoles y urgiéndoles. Ahora bien, el kerigma se encuentra ya presente:

Ø  En la vida terrena del Señor Jesucristo, que proclama el Reino de Dios.
Ø  Se prolonga en la vida y en el trabajo de los apóstoles y de la entera comunidad cristiana.
Ø  La comunidad cristiana encuentra el sentido y el fin primordial de su acción y presencia en el mundo, en el acto mismo de proclamar el kerigma.

En la forma como el kerigma es presentado en el Nuevo Testamento, contiene un esquemático compendio de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Esto lo podemos comprobar en forma bastante sencilla, si analizamos los que podrían considerarse los textos sustancialmente coincidentes que contienen el primitivo kerigma cristiano, y que encontramos en los Hechos de los Apóstoles así:

-El discurso de Pedro el día de Pentecostés (Hech 2,14-40)
-El discurso de Pedro en el pórtico del templo (Hech 3,13-26)
-El discurso de Pedro en la casa de Cornelio (Hech 10,34-43)
-El discurso de Pablo en la sinagoga de Antioquía de Pisidia (Hech13, 16-41).

Tiene, por lo tanto, un componente de relato histórico, presentando a Cristo en la historia, partiendo de su humillación y preexistencia y, llegando a su resurrección y exaltación, lo anuncia como el acontecimiento definitivo y escatológico para sus destinatarios.

De esta idea, concluimos que el kerigma es una intervención viva y actual de Dios presente por la palabra del mensajero, que no se guarda nada de lo que le han dicho (ver Hech 24,12) y cuya palabra es mediadora de la oferta de salvación, presente en este acontecimiento. Lo decisivo del kerigma es la acción, la proclamación. Por la proclamación del hecho viene:

• El Reino de Dios en la vida de la comunidad.
• Se hace real el Evangelio.
• Jesucristo se hace presente.
• La Palabra de Dios se pronuncia y actúa.

El kerigma apostólico era algo más que el anuncio de un mensaje. Pablo fue a Corinto a llevar el mensaje y lo que distinguía a su mensaje de los demás mensajes, no era lo que había de "palabra" en el Kerigma, sino lo que había de “Espíritu”. Lo que tiene de fuerza y poder del Espíritu, es lo que distingue al kerigma de otros actos de "palabra", también presentes en la acción pastoral y evangelizadora e la Iglesia, como lo puede ser la homilía o la catequesis.

Por eso, el kerigma es para la Iglesia una de sus formas de vida y actividad esenciales, imprescindibles e insustituibles porque es:

v  El acontecimiento dinámico y progresivo de la salvación hecha por Jesucristo.
v  Que es proclamado en y por la Iglesia.
v  Y en cuyo seno se realiza visiblemente la fuerza operante de este primer anuncio.

El kerigma, sabemos tiene unos rasgos bien definidos:

-          Es un relato de la revelación divina cuyo núcleo se encuentra en el misterio pascual.
-          Presupone la Palabra de Dios y está vinculado a todo lo que esta palabra manifiesta de la actividad salvífica de Dios en el pasado, presente y futuro.
-          Es un relato vinculado siempre a la historia de la salvación. El kerigma se vacía de espíritu y deja, por lo tanto, de servir a la Palabra de Dios, cuando se empobrece o se anula esta vinculación a la historia de la salvación, por otros planteamientos ajenos al mismo.
-          Es íntegro. No se puede añadir ni omitir nada. El kerigma prohíbe al portador o mensajero la imposición de valoraciones y exigencias propias.
-          Es actual. Si en el kerigma, como hemos dicho, se da la acción y actualización de la palabra divina, no puede permanecer en el pasado, sino que debe ser traída constantemente al presente y dicha a cada uno de los hombres y mujeres, a quienes se dirige.

No podemos olvidar que el kerigma, al proclamar a Cristo que es lo fundamental en su doctrina o enseñanza, debe limitarse a proclamar la sustancia profunda del cristianismo, los rasgos fundamentales de la vocación cristiana, evitando lo accidental, lo superficial, lo menos importante. Es esta una condición absolutamente necesaria para que el mensaje pueda, no solamente ser asimilado por sus destinatarios, sino además penetrar en ellos de manera iluminadora, creativa y efectiva.


¿Cómo pescar?




  Pasar a una Iglesia que pastorea y pesca para pastorear interroga nuestros corazones de cristianos y misioneros de muchas maneras.  La pregunta obligada es cómo comenzar esa pesca.  Tengamos claro que el método evangelizador más eficaz es el personal, esto es, de persona a persona y comunitariamente.  A él coadyuvan las técnicas, ¡claro está!, y la tecnología.  El corazón humano es alcanzado eficazmente  en el encuentro personal.

Por eso, distinguimos, sin separar, el acercamiento y el contagio. 
Lo primero, el acercamiento, es la acción tendiente a contactar y suscitar el primer interés en el diálogo con la Iglesia. El contagio es ya el momento de anuncio salvífico (proceso kerigmático) para despertar la fe inicial y desencadenar el discipulado que la madura y despliega.

Nuestra atención en estas líneas se dirige al acercamiento.  La Iglesia tiene variopintas experiencias metodológicas para el acercamiento.  Las acciones misioneras han ido dejando una estela de creatividad desde los tiempos apostólicos.  Más recientemente, desde la primavera misionera cristalizada y dinamizada con el Concilio Vaticano II, la diversidad se ha visto fortalecida en las iniciativas diocesanas, en las comunidades religiosas y movimientos laicales.

La más típica manera del acercamiento es el abordaje personal, de tú a tú en el ambiente familiar, etario, educativo, laboral, por ejemplo. Con la misma intensidad, está la visita casa por casa, “tocando puertas”.  El “anzuelo”, como mejor llamaremos al acercamiento, es el cultivo de una amistad entre el evangelizado y el evangelizador, o mejor aún, entre el equipo misionero y sus destinatarios.  No se puede pensar en lanzar el “anzuelo” sin la familia que acoja al nuevo simpatizante, mejor aún, al grupo de nuevos simpatizantes. 

La Pastoral Juvenil nos ha enseñado un esquema muy sencillo que al tomar consciencia de él, nos permite organizar mejor nuestra acción: nucleación o agrupamiento de contactados para disponerlos a la iniciación que conduce a la militancia.  Convertirse en amigo interlocutor se logra sin magia y sin prisas, es necesaria la pausa, es la escuela dejada por los misioneros “ad gentes” cuando están en las ciudades o campos resultando totalmente ajenos o extraños.  ¿Cómo pescar?  Metiéndose al mar.

Contactar para dialogar salvíficamente es el rumbo.  Experiencias de Iglesia demuestran que las canchas de deportes, los poyos de los parques, las salas de café de las oficinas, el portón de la finca,  la esquina de jóvenes y el pasillo del mercado, pueden ser puntos valiosos de “enganche” o “anzuelo”. Los contactos personales pueden ser, vale la redundancia, “en persona”, o bien, por escrito, como la correspondencia claramente confesional o pre-confesional, los mensajes telefónicos o por red electrónica. Campañas de promoción de valores humanos por medio de concursos de artes o programas televisados, que destacan principios universales, entre otros, han contribuido a elevar, como red de apoyo para el trabajo misionero personalizado, la imagen de interlocutor válido para la Iglesia Católica.  En fin, solo falta añadir lo que construya usted.


ILUMINACIÓN SOBRE LA REALIDAD

Realidad de nuestra comunidad en sus orígenes
La comunidad cristiana de Santa Marta en la Y Griega, junto con su zona geográfica, ha tenido un desarrollo humano, social y religioso, según la situación del cantón de San José, que tuvo un ensanchamiento de sectores a partir del siglo XX, en su segunda mitad. A partir de 1940, hubo un desarrollo humano, social, económico y cultural en la ciudad de San José, eso permitió la ampliación, el ensanchamiento y la prolongación de nuevos sectores geográficos, con la integración  de nuevos núcleos humanos a la ciudad de San José. Esa situación se  prolongó y consolidó en la segunda mitad del siglo XX e inicio del XXI.

A lo largo de la década de los sesenta y setenta se dio un desarrollo habitacional, humano y comercial en la zona, especialmente con el establecimiento de diversas urbanizaciones, tanto en Cascajal, en los Sauces y Carlos María Jiménez.
También en la zona se instalaron empresas y fábricas, como la panificadora Camacho y la Fábrica Doninelli, también nuevos centros de comercio. Esto determinó el desarrollo y la organización de un centro religioso, cultural y pastoral, con propia autonomía e intereses propios.

En la primera década del siglo XXI la vida y actividad parroquial ha buscado la consolidación y la identidad de la feligresía, con la comunicación, celebración y vivencia del evangelio, ante los grandes cambios del sector y la salvación comercial. Ha buscado la iluminación y aplicación de los postulados de nueva evangelización y primer anuncio formulado por la diócesis en los últimos ochos años.

A partir del año 2.000, durante la primera década del siglo XXI, la vida, la actividad y el compromiso parroquial han buscado la transmisión, la celebración y la respuesta del evangelio en su feligresía para alcanzar una consolidación e identidad parroquial ante los muchos y diversos cambios del sector, la dispersión de personas y la saturación comercial. Ha centrado la atención en una búsqueda en la iluminación y aplicación de los postulados pastorales, señalados por la diócesis de San José en los últimos ocho años, estableciendo las prioridades de la Nueva Evangelización, la urgencia de los alejados pastoralmente y el planteamiento del primer anuncio.

En esta década inicial del siglo XXI, la actividad del Sr. Cura Párroco y sus colaboradores en la comunidad de Santa Marta han abarcado principalmente los niveles siguientes:
a-      Construcción  de instalaciones y pabellones parroquiales, tales como aulas, capilla velatoria  y capilla del Santísimo.
b-      b- Formación e integración del laicado por el consejo pastoral, escuela de formación diocesana y grupos de evangelización.
c-      c- La participación y proyección religiosa y litúrgica de la comunidad.

¿Qué tenemos hoy? Tenemos en la comunidad de Santa Marta una realidad que no se puede ocultar y es la siguiente:

1.      Hay una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos y expresiones.

2.      Hay una mentalidad relativista en lo ético y religioso.

3.      Falta de espíritu misionero en todos los laicos comprometidos.

4.      Nos ha faltado vivencia del Evangelio y valentía para continuar nuestro deber de llevarlo a todos y en todos los lugares.
“El discípulo fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la Buena Noticia de salvación a sus hermanos. Discipulado y misión son como las dos caras de una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch 4,12). En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro” Benedicto XVI. DA #146.

5.      En cuanto a los sacramentos, es duro decirlo pero en el caso del sacramento de la confirmación este no conserva el significado social que tiene el bautismo.

6.      Con todos los esfuerzos de renovación por parte de catequistas y del sacerdote la primera comunión ha venido perdiendo el halo sagrado de “encuentro con Dios”; por la incursión de elementos “mercantiles”, por ejemplo, el traje, los regalos, los almuerzos, las filmaciones….

7.      Está creciendo el número de los no practicantes, hay un vacío religioso viéndolo desde lo católico o lo que preferimos llamar como desinstitucionalización de la religión católica, entendida aquí como un debilitamiento de la mediación eclesial en la gestión de las necesidades religiosas y de sentido de las personas; que se va manifestando en la emigración de lo religioso fuera del ámbito institucional.

8.      El proyecto familia cada día va en decadencia, ya se está perdiendo el sentido de familia tradicional

9.      Cada día es menos la gente que desea comprometerse en actividades parroquiales y buscan solamente los sacramentos por tradición

10.  Hay un cansancio lógico en los agentes de pastoral comprometidos.

11.  La edad de los laicos comprometidos oscilan entere los 30 a 60 años

12.  Los fieles no tienen interés de integrarse a grupos pastorales, cada día va decreciendo el laico en pastoral familiar, social, litúrgica y profética

13.  Los jóvenes no son atraídos por la Iglesia, ellos manejan otras prioridades, lenguaje, gestos y paradigmas nuevos.

14.  Los fieles son simpatizantes de los sacramentos (gustan de bautizo, matrimonio, funerales, confirmación, pero no se integran a la vida eclesial o comunitaria

15.  Hay templos o capillas aledañas a la parroquia, que ofrecen misa como supermercados y eso gusta a la gente para salir del precepto, pero no gustan de integrarse a la vida pastoral

16.  Los fieles no sienten la vocación a ser catequistas, lectores, monitores, evangelizadores, les gusta solo ser espectadores de la misa

17.  Cada día hay menos agentes de pastoral y los que hay no gustan de la formación permanente

18.  Los fieles no tienen identidad o pertenencia parroquial

19.  Los fieles buscan solamente sacramentos sin compromiso eclesial y comunitario

20.  Pareciera que la comunidad está adormecida por los medios de comunicación y se siente un rechazo hacia la Iglesia infundado por estos mass media

21.  Los pocos laicos que trabajan tienen vocación, amor y entrega a la Iglesia y a la parroquia

22.  Se ha luchado para que no hayan laicos comprometidos en varios grupos apostólicos

Nuestra visión
“La Diócesis, presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la comunión y la misión. Ella debe impulsar y conducir una acción pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar vida en el propio territorio. Este proyecto, que surge de un camino de variada participación, hace posible la pastoral orgánica, capaz de dar respuesta a los nuevos desafíos. Porque un proyecto sólo es eficiente si cada comunidad cristiana, cada parroquia, cada comunidad educativa, cada comunidad de vida consagrada, cada asociación o movimiento y cada pequeña comunidad se insertan activamente en la pastoral orgánica de cada diócesis. Cada uno está llamado a evangelizar de un modo armónico e integrado en el proyecto pastoral de la Diócesis”


Nuestra misión



El acontecimiento de Aparecida ha sido para la Iglesia una invitación a renovar nuestro ardor apostólico y nuestro fervor. Cada uno de nosotros sabe lo que es “evangelizar” y lo que implica esa vocación en la Iglesia. Pues “anunciamos a nuestra comunidad de SantaMarta que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder del Salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas” (Aparecida 30)

“La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes (cf. Mt 9, 35-36). Él, siendo el Señor, se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz (cf. Fil 2,8); siendo rico, eligió ser pobre por nosotros (cf. 2 Cor 8,9), enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos y misioneros. En el Evangelio aprendemos la sublime lección de ser pobres siguiendo a Jesús pobre (cf. Lc 6,20; 9,58), y la de anunciar el Evangelio de la paz sin bolsa ni alforja, sin poner nuestra confianza en el dinero ni en el poder de este mundo (cf. Lc 10,4 ss ). En la generosidad de los misioneros se manifiesta la generosidad de Dios, en la gratuidad de los Apóstoles aparece la gratuidad del Evangelio”. (Aparecida 31)

Es muy cierto que siempre en la Iglesia hay NOVEDAD. Y LA NOVEDAD está dada por los desafíos que nos marca el tiempo presente, la época que estamos viviendo. Esta es la maravilla de la presencia del Espíritu en la Iglesia. El Espíritu siempre sopla para encontrar lo nuevo en lo ordinario, renovando lo cotidiano, porque es Cristo elque hace nueva todas las cosas: “Yo estoy por hacer algo nuevo; ya está germinando, ¿no se dan cuenta? (Isaías 43,19). Y lo que hay de nuevo es el Espíritu, que sopla en este tiempo en la Iglesia de nuestro continente

Y ¿Qué nos dice el Espíritu? ¿Qué nos viene soplando? La necesidad de renovar (hacer nuevo) nuestro estilo evangelizador. Alcanzar un renovado estilo misionero, pues la “fuerza de este anuncio de vida será fecundada si lo hacemos con el estilo adecuado, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre presente la Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera” (Aparecida 363)

La novedad está en definir la identidad cristiana desde la única vocación de discípulos y misioneros de Jesucristo. Hoy más que nunca se espera de todos nosotros la conciencia de esta vocación de discípulos y misioneros.

Nuestra satisfacción
La alegría de ser discípulos misioneros para anunciar el evangelio de Jesucristo. Creemos y anunciamos “la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios” (Mc 1, 1). Como hijos obedientes a la voz del Padre, queremos escuchar a Jesús (cf. Lc 9, 35) porque Él es el único Maestro (cf. Mt 23, 8).

OBJETIVO GENERAL: “Compartir la experiencia, la felicidad y plenitud de Vida que brota del encuentro con Jesús

OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1.      Promover una profunda conversión personal y pastoral de todos los agentes pastorales y evangelizadores, para que, con actitud de discípulos, todos podamos recomenzar desde Cristo una vida nueva en el Espíritu.
2.      Fomentar una formación Kerigmática, integral y permanente que, siguiendo las orientaciones de Aparecida, impulse una espiritualidad de la acción misionera, teniendo como eje la vida plena en Jesucristo.
3.      Hacer que las comunidades Eclesiales de Base, movimientos, grupos apostólicos, comisiones parroquiales, se pongan en estado de misión permanente, a fin de llegar hasta los sectores más alejados de la Iglesia y a los indiferentes y no creyentes.
4.      Destacar en todo momento que la Vida plena en Cristo es una actitud y un servicio que se ofrece a la sociedad y a las personas que la componen para que puedan crecer y superar sus dolores y conflictos con un profundo sentido de humanidad.


“La renovación de las parroquias, al inicio del tercer milenio, exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión. Desde la parroquia, hay que anunciar lo que Jesucristo “hizo y enseñó” (Hch 1, 1) mientras estuvo con nosotros. Su Persona y su obra son la buena noticia de salvación anunciada por los ministros y testigos de la Palabra que el Espíritu suscita e inspira. La Palabra acogida es salvífica y reveladora del misterio de Dios y de su voluntad. Toda parroquia está llamada a ser el espacio donde se recibe y acoge la Palabra, se celebra y se expresa en la adoración del Cuerpo de Cristo, y, así, es la fuente dinámica del discipulado misionero. Su propia renovación exige que se deje iluminar siempre de nuevo por la Palabra viva y eficaz. (Aparecida 172)”


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