“Cristo nos hace entrar a la familia divina, no hablemos pues, de acercarnos a Dios, como si el estuviera lejos de nosotros, ni tampoco se trata de estar a su lado como si Dios fuese una sola persona frente a nosotros. Entramos “en” la vida misteriosa de las personas divinas, que comparten todo y son un único Dios. Las cosas materiales y los cuerpos no pueden compenetrarse, pero no es así en el mundo espiritual; Cristo en el Padre y el Padre en Él y hacen su morada en nosotros"
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